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Un neurólogo advierte sobre el trastorno afectivo estacional: "No ignores su impacto en la salud del cerebro"
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Menos luz solar

Un neurólogo advierte sobre el trastorno afectivo estacional: "No ignores su impacto en la salud del cerebro"

Este tipo de depresión estacional puede provocar síntomas como fatiga, cambios en el apetito, problemas de concentración y una sensación general de letargo

Foto: Un neurólogo advierte sobre trastorno afectivo estacional: “No ignores su impacto en la salud del cerebro".(TikTok)
Un neurólogo advierte sobre trastorno afectivo estacional: “No ignores su impacto en la salud del cerebro".(TikTok)

El trastorno afectivo estacional (TAE) afecta a millones de personas cada año durante los meses de otoño e invierno, cuando la luz solar es más escasa. Este tipo de depresión estacional puede provocar síntomas como fatiga, cambios en el apetito, problemas de concentración y una sensación general de letargo. Según explica la Universidad de Harvard, “la exposición a la luz solar estimula el hipotálamo, una parte del cerebro que ayuda a controlar el ritmo circadiano”.

La falta de luz, por otro lado, puede interrumpir este ritmo y alterar la producción de serotonina y melatonina, dos sustancias clave para el estado de ánimo y el sueño. El impacto del TAE no solo afecta a nivel emocional, sino también cognitivo. La Universidad de Harvard destaca que esta condición puede provocar problemas de memoria de trabajo y dificultad para concentrarse.

Foto: Si respiras de esta manera influirá en tu percepción del miedo y en la memoria, según la ciencia. (iStock)

Sobre sus efectos en el cerebro ha advertido el neurólogo y epidemiólogo Baibing Chen. El especialista explica que "no se trata solo de sentirse deprimido, en realidad puede llevar a cambios emocionales significativos como mala concentración, fatiga o falta de motivación”.

Para gestionar este problema, el neurólogo recomienda la terapia de luz: “Una caja de luz de 20 a 30 minutos por la mañana puede ser muy eficaz”. Este tratamiento emplea dispositivos especiales que generan una luz blanca intensa, y su impacto en el cerebro es similar al de la luz solar natural. Harvard recomienda que el dispositivo ofrezca una iluminación de 10.000 lux y no fijar la vista en la luz. Además, actividades al aire libre, ejercicio regular y mantener horarios de sueño constantes también son medidas útiles para combatir esta condición.

Otras precauciones en invierno

El neurólogo y epidemiólogo Baibing Chen ha advertido sobre los peligros de usar calefactores portátiles sin las debidas precauciones durante los meses de frío. “Pueden ser increíblemente peligrosos si no se usan correctamente y son una causa principal de incendios en las casas durante el invierno”, señaló. Además, su uso inadecuado en áreas mal ventiladas puede generar intoxicación por monóxido de carbono, lo que podría derivar en consecuencias neurológicas graves, como daños cerebrales.

Chen subraya la importancia de emplear estos dispositivos en entornos seguros y ventilados, asegurándose de seguir las recomendaciones del fabricante para evitar riesgos. Mantener un hogar cálido es esencial, pero la seguridad debe ser la prioridad en todo momento.

Otro aspecto relevante que destaca el especialista es la necesidad de estirar antes de realizar actividades físicas típicas del invierno, como retirar la nieve. “El frío engaña a tu cerebro para que pienses que no estás entrenando tan duro porque no tienes tanto calor o no sudas tanto”, explicó. Sin embargo, simples tareas pueden ser más intensas de lo que parecen y, según el neurólogo, pueden llevar a desmayos, lesiones graves o incluso ataques cardíacos.

Por eso, el experto recomienda dedicar al menos 5 o 10 minutos a estirar antes de comenzar cualquier actividad invernal. Además, tomar descansos frecuentes durante estas tareas no solo reduce el riesgo de accidentes, sino que también ayuda a cuidar la salud cardiovascular y neurológica.

El trastorno afectivo estacional (TAE) afecta a millones de personas cada año durante los meses de otoño e invierno, cuando la luz solar es más escasa. Este tipo de depresión estacional puede provocar síntomas como fatiga, cambios en el apetito, problemas de concentración y una sensación general de letargo. Según explica la Universidad de Harvard, “la exposición a la luz solar estimula el hipotálamo, una parte del cerebro que ayuda a controlar el ritmo circadiano”.

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