¿Cómo nos afectan exactamente la dopamina y la serotonina?
Y no solo eso: está relacionada con un menor riesgo de enfermedades como la diabetes, el cáncer, la demencia y la depresión
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Investigaciones recientes, como el último estudio del Instituto de Neurociencias Wu Tsai de Stanford en California (Estados Unidos) especializado en los secretos del cerebro y el comportamiento a través de la investigación interdisciplinaria, muestran un intrincado equilibrio entre estos dos neurotransmisores, que contribuye significativamente a moldear nuestro comportamiento.
Ambos son neurotransmisores o mensajeros químicos pero cada uno de ellos desempeña un papel diferente en nuestro organismo. De hecho, aunque participan en procesos corporales parecidos, funcionan de forma muy disttnta.
En esencia, la dopamina interviene en el movimiento, la coordinación y las sensaciones de placer y recompensa. Regula el centro de recompensa del cerebro, favorece la coordinación, mejora la cognición, la memoria a corto plazo, la atención, promueve sentimientos de placer y satisfacción y fomenta el comportamiento impulsivo.
Por otro lado, la serotonina interviene en las emociones, pero también afecta a la digestión y al metabolismo. Regula nuestro estado de ánimo y el bienestar general, previene la impulsividad como contraparte a la dopamina, promueve un tracto gastrointestinal y sistema digestivo saludable, influye en la calidad del sueño, contribuye a la salud ósea e incluso desempeña un papel clave en la excitación y el deseo sexual.
¿Cómo nos afectan?
En su trabajo, publicado en la revista Nature, los expertos contradicen la idea errónea y común acerca de que la dopamina es puramente una sustancia química del placer o la recompensa y la serotonina un sutil estabilizador del estado de ánimo.
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“Además de su participación en nuestro comportamiento cotidiano, la dopamina y la serotonina están implicadas en una amplia variedad de trastornos neurológicos y psiquiátricos: adicción, autismo, depresión, esquizofrenia, Parkinson y más”, explicó Robert Malenka, autor principal del estudio. “Es fundamental que comprendamos sus interacciones si queremos avanzar en el tratamiento de estos trastornos”.
Sin ir más lejos, la deficiencia de serotonina puede provocar depresión, ansiedad, cambios de humor, problemas de sueño, enfermedades mentales como fobias, trastorno obsesivo-compulsivo, pero también dificultades digestivas o pensamientos y conductas suicidas. Y un exceso de esta hormona puede provocar síntomas físicos graves como escalofríos, diarrea, fiebre, convulsiones, rigidez muscular, e incluso la muerte.
Experimento con roedores
El estudio de Stanford proporciona la primera prueba experimental directa de que los sistemas de dopamina y serotonina responden de forma opuesta cuando los roedores aprendían a asociar un sonido y una luz intermitente con una recompensa. La señalización de dopamina incrementaba en respuesta a la recompensa, mientras que la de serotonina, disminuía, lo que ofrece nuevos conocimientos sobre la dinámica dopamina-serotonina. Parece que todo depende de un claro equilibrio en activo de ambos sistemas.
Los investigadores proponen que la dopamina actúa como el “acelerador”, que fomenta la búsqueda de recompensa y la serotonina sería el “freno”, que conduce a la paciencia y el pensamiento a largo plazo; una conclusión con profundas implicaciones en el tratamiento de trastornos, incluidas las adicciones o la depresión.
Investigaciones recientes, como el último estudio del Instituto de Neurociencias Wu Tsai de Stanford en California (Estados Unidos) especializado en los secretos del cerebro y el comportamiento a través de la investigación interdisciplinaria, muestran un intrincado equilibrio entre estos dos neurotransmisores, que contribuye significativamente a moldear nuestro comportamiento.