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Todos los beneficios para la salud del triptófano: el aminoácido esencial
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Todos los beneficios para la salud del triptófano: el aminoácido esencial

Su posible suplementación debe hacerse bajo la supervisión de un profesional de la salud para evitar efectos no deseados

Foto: Una mujer se toma una pastilla. (iStock)
Una mujer se toma una pastilla. (iStock)

En las estanterías de las tiendas de algunos centros comerciales, pero también en supermercados y farmacias, es habitual ver expuestos, junto al resto de productos que comercializan de salud, envases de suplementos de triptófano que los usuarios pueden adquirir sin necesidad de ningún tipo de prescripción médica. Un aminoácido esencial que solo se obtiene a través de la alimentación y se encuentra incluido en el código genético. “Es un precursor de la formación de serotonina (neurotransmisor fundamental para el equilibrio emocional y el bienestar en general) y también en la producción de melatonina (esencial en la regulación del ritmo circadiano sueño-vigilia y el estado anímico)”, explica Ana Isabel Sánchez Marcos, miembro del Comité Gestor del Área de nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

Su carencia puede producir en las personas trastornos del estado de ánimo como ansiedad y síntomas de tipo depresivo, fatiga, alteración del apetito, la memoria o la concentración y el ciclo sueño-vigilia. “Se pueden medir los niveles de triptófano o sus metabolitos como la serotonina en sangre, pero habitualmente se llega a la sospecha diagnóstica con una buena historia clínica y dietética en que se evidencie su baja ingesta junto con síntomas compatibles”, sostiene Sánchez.

Cuando se diagnostica que una persona tiene carencias de este aminoácido, en primer lugar, es imprescindible incrementar la ingesta dietética del mismo. “Si pese a aumentar el consumo de alimentos ricos en triptófano no mejora sus niveles o la sintomatología asociada, habrá que descartar otras posibles deficiencias de vitaminas necesarias para su metabolismo como la B6 o de magnesio, así como la presencia de enfermedades inflamatorias subyacentes”, indica la doctora Teresa Armenta Joya, endocrinóloga del Servicio de Endocrinología y Nutrición del madrileño Hospital Universitario de La Princesa. En aquellos casos en los que existe una malabsorción de este componente, “habría que estudiar la posible existencia de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO, por sus siglas en inglés) o de una celiaquía. En situaciones específicas, podemos valorar suplementación con L- triptófano”, añade.

Generalmente, pueden existir deficiencias de este elemento en el contexto de dietas restrictivas y desequilibradas. “Lo primero será realizar una buena educación nutricional con recomendaciones dietéticas adaptadas a las necesidades de nuestro paciente y reforzando la ingesta de alimentos ricos en triptófano”, sostiene Sánchez.

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Foto: iStock.

En otras ocasiones, la absorción y utilización del triptófano en el organismo puede verse influenciada por otros nutrientes: “por ejemplo, la vitamina B6, que se encuentra en alimentos como el pollo, el pescado o los garbanzos, es necesaria para la conversión del triptófano en serotonina y melatonina, como también lo favorece la vitamina C”, declara la miembro de la SEEN.

Para mantener los niveles de triptófano adecuados en el organismo y que no se produzcan efectos adversos por su carencia, la doctora Armenta aconseja consumir proteína magra como pavo, pollo, pescado azul, huevos, lácteos, semillas, frutos secos o legumbres. “Si lo combinamos con hidratos de carbono favoreceremos su entrada al cerebro. Además, los antioxidantes de la dieta pueden reducir la degradación del triptófano favoreciendo la producción de serotonina”. Esta experta describe un ejemplo de menú rico en triptófano:

  • Desayuno: Tostada integral con aguacate y pechuga de pavo. Frutos rojos con nueces.
  • Comida: Salmón con arroz integral y brócoli.
  • Merienda: Plátano con crema de cacahuete y chocolate negro.
  • Cena: Revuelto de tofu y espárragos con puré de boniato y un yogur.

El consumo de alimentos con triptófano puede estar desaconsejado en personas con determinadas dolencias. “Aquellas con trastornos metabólicos como el síndrome carcinoide, que aumenta la producción de serotonina, o en quienes toman ciertos antidepresivos, un exceso de triptófano podría contribuir a efectos adversos graves”, manifiesta la doctora Armenta. Además, se ha de tener en cuenta que los suplementos de triptófano no interactúen con fármacos como las benzodiacepinas. Por último, “pacientes con trastornos metabólicos que afectan la vía de la quinurenina, como la esquizofrenia, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer, etc, pueden experimentar efectos negativos por la suplementación con triptófano”, egrega.

En general, la ingesta de triptófano a través de la dieta no suele causar problemas. Sin embargo, el uso excesivo de suplementos de triptófano sí puede tener efectos secundarios, como náuseas, vómitos, diarrea, sequedad bucal o somnolencia excesiva, que, no obstante, suelen ser transitorios. También hay que estar vigilante cuando se combina con ciertos medicamentos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), “ya que potencialmente podría aumentar el riesgo de síndrome serotoninérgico, una condición rara, pero grave que resulta de un exceso de serotonina en el cerebro”, asegura Sánchez. Por eso, subraya esta experta, “es crucial que los suplementos de triptófano se usen bajo la supervisión de un profesional de la salud para evitar estos riesgos”.

En las estanterías de las tiendas de algunos centros comerciales, pero también en supermercados y farmacias, es habitual ver expuestos, junto al resto de productos que comercializan de salud, envases de suplementos de triptófano que los usuarios pueden adquirir sin necesidad de ningún tipo de prescripción médica. Un aminoácido esencial que solo se obtiene a través de la alimentación y se encuentra incluido en el código genético. “Es un precursor de la formación de serotonina (neurotransmisor fundamental para el equilibrio emocional y el bienestar en general) y también en la producción de melatonina (esencial en la regulación del ritmo circadiano sueño-vigilia y el estado anímico)”, explica Ana Isabel Sánchez Marcos, miembro del Comité Gestor del Área de nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

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