¿Es la creatina un suplemento que protege nuestro cerebro?
La ciencia se esfuerza en investigar de qué manera esta sustancia puede revertir el incremento de las enfermedades neurodegenerativas en la población
Hace tiempo que responde del mismo modo a la pregunta ¿qué has desayunado hoy?, Pablo, de 88 años, contesta con un magnífico humor: “Lo de todas las mañanas”. Ha encontrado la fórmula infalible de acertar siempre a la cuestión sin demostrar a su interlocutor que su memoria hace tiempo que dejó de funcionar, afectada por un deterioro cognitivo asociado a su edad.
El incremento de la prevalencia del deterioro cognitivo a escala mundial está relacionado directamente con el envejecimiento poblacional. Según datos de Eurostat, recogidos en el informe Impacto sociosanitario de las enfermedades neurológicas en España de 2024, elaborado por la Sociedad Española de Neurología (SEN), en la Unión Europea residen actualmente 448,8 millones de personas, 229 millones de mujeres y 219 millones de hombres, de los que el 14,6% tienen entre 65 y 79 años y un 5,9%, más de 80. En 2019 se estimó que 57 millones de personas vivían con demencia en el mundo, una cifra que se prevé se triplique para 2050, alcanzando los 152 millones.
En España no existe un registro adecuado del número de personas afectadas de deterioro cognitivo, ni del estadio de deterioro cognitivo leve ni del de demencia, pero con los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2022, teniendo en cuenta la demografía de España y las estimaciones del informe de Alzheimer Europe de 2020, se contabilizaban 909.000 personas con demencia, aproximadamente, el 2,2% de la población; una cifra se prevé aumentará a casi 1,75 millones para 2050, lo que equivaldrá al casi 4% de los habitantes en el país
Hace años que la ciencia se esfuerza en la investigación del cerebro, en conocer más y en mayor profundidad de qué manera se puede revertir el incremento de las enfermedades neurodegenerativas en la población. Uno de los focos está puesto en los posibles beneficios que tiene la creatina en relación con estas dolencias. “Un ácido orgánico nitrogenado derivado de tres aminoácidos (arginina, glicina y metionina), que se encuentra principalmente en los músculos de los vertebrados y desempeña un papel fundamental en el metabolismo de las células cerebrales”, declara la doctora Ana Isabel Sánchez Marcos, miembro del Comité Gestor del área de Nutrición de la Sociedad Española en Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Para poder discernir la relación entre creatina y cerebro, explica el neurocientífico Diego Redolar, autor del libro “La mujer ciega que podía ver con la lengua” (Ediciones Grijalbo, 2024), “hay que entender que el cerebro es un órgano cuyas neuronas utilizan una gran cantidad energía. Aproximadamente, en reposo, un 20% de la energía total. Las células de la glucosa la transforman en ATP (trifosfato de adenosina) a través de las mitocondrias, convirtiéndolo en moneda energética que las neuronas utilizan para llevar a cabo un gran número de procesos: mantener el gradiente de los iones: el sodio, el cloro, el potasio; para la exocitosis de los neurotrasmisores; las sinapsis, etc. Además, la creatina es muy importante para poder resintetizar el ATP”.
La creatina se sintetiza en el hígado y también en los riñones, aunque “ciertos estudios demuestran que además puede sintetizarse endógenamente en el cerebro porque traspasa la barrera hematoencefálica, que protege al cerebro de la sangre. Sin embargo, su absorción por el cerebro, en comparación con el músculo, es baja”, sostiene Redolar.
Las necesidades que tiene una persona de creatina pueden cubrirse con una dieta variada y equilibrada “que aporte suficientes aminoácidos en forma de proteínas de alto valor biológico en adultos sanos”, explica la miembro de la SEEN. Si el aporte es bajo, por ejemplo, en casos de veganismo, ó los requerimientos son elevados, por una elevada intensidad de actividad física, “puede ser necesaria la suplementación oral, que presenta mayor concentración de creatina y biodisponibilidad para su absorción, como en el monohidrato de creatina, cuya biodisponibilidad es muy alta”, añade.
La creatina también se sintetiza a través de la dieta, es decir, ingiriendo los alimentos que aportan los aminoácidos que ayudan a que nuestro organismo la genere (arginina, glicina y metionina) de forma endógena. “Después de la absorción celular, la creatina se convierte en fosfocreatina, que se descompone rápidamente mediante la enzima creatina quinasa para facilitar la regeneración del trifosfato de adenosina (ATP), sirviendo, así, como un elemento crucial en la transferencia de energía”, añade la doctora Sánchez.
El cuerpo almacena la creatina como fosfocreatina principalmente en los músculos, donde se usa para obtener energía. Nuestro cuerpo puede sintetizar aproximadamente 1 gramo de creatina al día a partir de la dieta, “pero, según la cantidad de masa muscular de cada persona y su grado y tipo de actividad física, las necesidades pueden pasar de los 2 gramos diarios”, agrega esta experta.
Recientemente se han publicado dos meta-análisis, que recogen, respectivamente, más de 23 ensayos clínicos, uno, y 16 trabajos, el otro, donde se evalúa el papel de los suplementos de creatina en los adultos mayores de 65 años para la mejora de la función cognitiva (memoria, atención…) a dosis de 3-20g diarios durante 5 días-6 semanas. “Se han encontrado beneficios en el área de la memoria, la atención y la velocidad de procesamiento de la información en algunos de estos trabajos, aunque el grado de evidencia es bajo y se precisan ensayos clínicos más potentes y con mayor número de pacientes para validar estos hallazgos”, sostiene la doctora Sánchez. En general, “la creatina es un suplemento seguro y no se documentaron de manera concluyente interacciones medicamentosas, aunque casi todos los estudios son en adultos sanos”, señala. Aunque de forma preventiva se recomienda evitarlo en pacientes con insuficiencia renal o hepática, “por su forma de metabolismo habitual”, comenta. Además, como efectos secundarios puede producir “síntomas gastrointestinales menores, cefalea, deshidratación, irritabilidad, edema, desequilibrio electrolítico y calambres musculares”, enumera.
La suplementación de creatina ha demostrado beneficios preliminares en ensayos con animales en aspectos como la disfunción energética (especialmente en enfermedades mitocondriales, en las que sí utilizamos creatina y coenzima Q10 para la mejoría de aspectos como la fatiga o la fuerza muscular) y presenta acciones antiinflamatorias y antioxidantes. En diversas enfermedades neurológicas o degenerativas (ictus, conmoción cerebral, enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica o enfermedad de Huntington), así como en trastornos psiquiátricos (como ansiedad, depresión, o trastorno por estrés postraumático) “se han analizado diversas situaciones en los que potencialmente las cualidades de la creatina podrían ejercer un efecto neuroprotector en base a sus propiedades. No obstante, los beneficios mostrados en animales no se han evidenciado de manera suficiente en los ensayos clínicos en humanos con dichas enfermedades”, sostiene el doctor Javier Camiña, vocal de la Sociedad Española de Neurología (SEN).
La insuficiente evidencia científica que existe de ensayos en humanos de la suplementación de creatina “no aconseja su uso en enfermedades neurodegenerativas, ya que no se ha demostrado de manera consistente un beneficio clínicamente significativo sostenido en el tiempo”, manifiesta el doctor Camiña. Por ello, continúa, “son necesarios ensayos clínicos que permitan concretar la dosis, la duración del tratamiento, el momento de la enfermedad en la que se deba usar o si debe ser empleada junto con otros suplementos”.
Hace tiempo que responde del mismo modo a la pregunta ¿qué has desayunado hoy?, Pablo, de 88 años, contesta con un magnífico humor: “Lo de todas las mañanas”. Ha encontrado la fórmula infalible de acertar siempre a la cuestión sin demostrar a su interlocutor que su memoria hace tiempo que dejó de funcionar, afectada por un deterioro cognitivo asociado a su edad.