La gripe no dará tregua: 74 horas de espera en el hospital, recomendación de mascarilla y temor por una España envejecida
La saturación en los servicios de Urgencia es palpable en muchos puntos del país ante una propagación de virus respiratorios que esperan que se mantenga en las próximas semanas
Mientras la incidencia general que suma a los virus respiratorios típicos de invierno (gripe, covid y VRS) se ha ido reduciendo en las últimas semanas, ha habido uno que realmente no ha parado de crecer: la influenza, especialmente la de tipo B.
El último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (SiVIRA), que elabora el Centro Nacional de Epidemiología, situaba la incidencia general en 567,1 casos por cada 100.000 habitantes, cuando la semana anterior era de 655,6. Sin embargo, la gripe ha seguido la tendencia contraria y ha aumentado, con tasas de 41,6 casos en el informe del pasado viernes, mientras la semana previa era de 35,3.
En concreto, la gripe se situó "por primera vez sobre el umbral epidémico" en la última semana del año, lo que supuso el origen de la epidemia de gripe de esta temporada invernal. Una epidemia que se lleva arrastrando desde entonces y que está provocando saturación de los servicios sanitarios, tanto de centros de salud como, por efecto dominó, en los hospitales.
Este año ha llegado un poco más tarde que el anterior y se espera que acompañe en los servicios sanitarios en las próximas semanas. “Actualmente estamos observando una situación de sobredemanda sostenida en el tiempo. Aunque no estamos viendo un pico extremo en los contagios, los últimos días han sido complicados para todos los servicios de urgencias. Esto se debe a un aumento significativo en la demanda, combinado con el efecto de los días festivos, que influyen en la dinámica de atención”, explica a El Confidencial Maite Maza, coordinadora de la secretaría de innovación y grupos de trabajo de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES).
En el área de Maza, que se encuentra en Galicia, se “está produciendo un buen drenaje de ingresos”, lo que implica que los casos más graves de gripe pasan en un tiempo prudencial a planta del hospital, algo que reduce el uso de recursos en urgencias. De este modo, los casos menos graves que llegan a sus urgencias –generalmente procedentes de centros de salud más saturados–, tendrán que esperar unas “dos o tres horas”, un tiempo de espera que no es muy alto si comparamos con otros años.
Si bien el caso de Maza es el más generalizado en España, en otros hospitales la cosa es muy distinta. En las urgencias de Alicante se están produciendo esperas de hasta 74 horas por el aumento de virus respiratorios y faltas de cama de ingreso. Mientras, en hospitales de Aragón también están experimentando la saturación, igual que está pasando en la Región de Murcia o la Comunidad de Madrid.
Especial riesgo: población envejecida
Por el momento, esta epidemia de gripe no preocupa a los especialistas por el cuadro que deja en la población general, sino porque la población cada vez está más envejecida: “El problema fundamental no radica tanto en que los cuadros de gripe sean intrínsecamente más graves, sino en el envejecimiento progresivo de la población. Cada vez atendemos a más pacientes de edad avanzada, y en estos casos, las patologías de base tienden a agudizarse”.
“Cuando estos pacientes enfrentan un proceso gripal con síntomas como fiebre alta o postración, su capacidad fisiológica para responder es limitada. Además, enfermedades crónicas como las cardíacas o renales suelen descompensarse en el contexto de un cuadro respiratorio”, explica Maza.
Cabe destacar que los ingresos por gripe se han disparado en las últimas semanas en pacientes de más de 80 años, según los datos del SiVIRA. “Por ejemplo, lo que una persona de 40 años podría superar con cierto malestar en casa, en un octogenario, puede significar un ingreso hospitalario. Esta realidad está directamente relacionada con el perfil poblacional de nuestra área sanitaria, que refleja un envejecimiento generalizado y, con ello, un aumento en la complejidad y cantidad de casos”, añade.
Falta de vacunación
La vacunación contra la gripe es una de las estrategias que los expertos en salud pública defienden cada temporada vírica, pero no suelen conseguir que el mensaje cale del todo, como ha pasado este año. La urgencióloga explica que están viendo cuadros más graves de enfermedad en no vacunados contra la gripe y que aunque cada vez se fomenta más “ahora mismo hay un porcentaje de la población que es reacia a ello”. “El hecho de vacunarse sí que implica menos contagios y cuadros más leves, con lo cual es una recomendación que se tiene que reforzar siempre”, apostilla.
En esta misma línea, Daniel López Acuña, que fue director de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, explica que esta saturación en los centros sanitarios “en buena medida se podría haber reducido con una adecuada y oportuna vacunación entre octubre y noviembre”.
El epidemiólogo cifra para este periódico que “solo el 50% de la población de riesgo que debería haber sido vacunada lo está. Una falta de cobertura así incrementa notablemente el riesgo de infección”.
Asimismo, da un tirón de orejas: “Preocupa también que solo el 40% de los profesionales sanitarios están vacunados y esto es un pésimo ejemplo para la población”.
¿Debemos recuperar las mascarillas?
Recuperar las mascarillas para frenar los virus respiratorios es una medida que lleva sobre la mesa de las administraciones varios meses. Si bien el Ministerio de Sanidad la impuso en los centros sanitarios en enero de 2024 para la pasada temporada vírica, en octubre se lo propuso a las comunidades autónomas para la actual campaña gripal, una medida que rechazaron las regiones.
Sin embargo, a pesar de la negativa previa, este martes Aragón recomendaba su uso ante al aumento de incidencia de gripe. La instrucción de Salud Pública establecía la máxima recomendación de uso de mascarilla por parte de los profesionales que prestan servicios en los centros sanitarios, sociosanitarios y centros de servicios sociales especializados, durante cualquier actividad que suponga atención directa a la ciudadanía, como medida de autoprotección y para evitar contagios. Una medida que puede hacerse obligatoria si la dirección del centro así lo establece de acuerdo con su evaluación de riesgo y según el plan de actuación de cada centro.
Mientras la incidencia general que suma a los virus respiratorios típicos de invierno (gripe, covid y VRS) se ha ido reduciendo en las últimas semanas, ha habido uno que realmente no ha parado de crecer: la influenza, especialmente la de tipo B.