¿Debemos recuperar la mascarilla para frenar la epidemia que colapsa los hospitales?: un culebrón político-científico
En octubre el Ministerio de Sanidad trató de sacar adelante un plan para establecerla en la época de virus con la negativa de las CCAA, sin embargo, regiones como Aragón y Valencia comienzan a recomendarla ante la saturación
La epidemia de gripe que comenzó a finales 2024 tiene los servicios sanitarios saturados desde hace algunas semanas, llegando a haber tiempos de espera de hasta 74 horas en hospitales españoles. Un colapso que no es excepcional de este inverno, sino que se repite año tras año, con mayor o menor gravedad. Sin embargo, esta temporada se contaba con una herramienta que para muchos expertos hubiese sido clave para frenar los contagios, la mascarilla, que se ha visto envuelta en un culebrón político-científico.
Fue en enero de 2024 cuando este fantasma pandémico volvió a aparecer en nuestras vidas. Metidos de lleno en la pasada temporada de virus invernales, el Ministerio de Sanidad impuso la mascarilla obligatoria en todo los centros sanitarios de toda España. Una medida que se tomó tras un bronco Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, en el que la mayoría de comunidades autónomas se postularon en contra.
En octubre de 2024, previo al inicio de la temporada de virus, volvió a la palestra cuando la ministra trató de llegar a un consenso con las regiones para recuperar la mascarilla, con un semáforo vírico que establecería cómo utilizarla. En aquel momento no se llegó a ningún acuerdo, la mayoría de comunidades se negaron, los actores se emplazaron a volver a debatirlo al mes siguiente y nunca más se supo.
Sin embargo, a pesar de la negativa previa, hay algunas comunidades que comienzan a querer recuperarla para frenar la epidemia de gripe que atesta las salas de espera de los centros sanitarios.
Aragón y Valencia ya la recomiendan
Dejando de lado que el Ministerio de Sanidad lleva aconsejándola varias semanas, este martes Aragón daba el pistoletazo de salida regional a la recomendación del uso de la mascarilla ante el aumento de incidencia de gripe, con unas urgencias saturadas y disparando a 11 días la espera para ir al médico de cabecera.
En concreto, la instrucción de Salud Pública aragonesa establecía la máxima recomendación de uso de mascarilla por parte de los profesionales que prestan servicios en los centros sanitarios, sociosanitarios y centros de servicios sociales especializados, durante cualquier actividad que suponga atención directa a la ciudadanía, como medida de autoprotección y para evitar contagios. Una medida que puede hacerse obligatoria si la dirección del centro así lo establece de acuerdo con su evaluación de riesgo y según el plan de actuación de cada centro.
Sus vecinos viven una situación parecida y ante la saturación de sus hospitales –en los que llega a haber 74 pacientes esperando cama– los centros sanitarios de Valencia también han comenzado a recomendar el uso de la mascarilla en sus instalaciones. Los servicios de Medicina Preventiva de algunos hospitales de la Comunitat han remitido circulares internas en las que recomiendan ampliar la obligatoriedad del uso de mascarilla, tanto en personal como en pacientes, en algunas zonas debido al incremento de la incidencia de infecciones respiratorias.
Desde la Conselleria de Sanitat han recordado a EFE que son los Servicios de Medicina Preventiva de cada uno de los departamentos de Salud de la Comunitat Valenciana los que adoptan la decisión sobre el uso de las mascarillas en función de la situación en la que se encuentren.
¿Tiene sentido recuperarla?
La opinión de los expertos sobre cómo debe recuperarse este fantasma pandémico está dividida. Si bien unos apuestan por hacerlas obligatorias en todo el país para frenar la epidemia de gripe, otros discrepan.
El epidemiólogo Daniel López Acuña se encuentra entre un gran grupo de expertos que consideran que la mascarilla debería ser obligatoria en los espacios sociosanitarios y suma el transporte público "y las autoridades deberían recomendar con firmeza su uso por parte de quien tiene una infección respiratoria aguda".
Y más allá de las dos regiones donde se está recomendando, cree que "debería recuperarse para toda España". De hecho, Acuña, que fue director de Acción Sanitaria en Situaciones de Crisis de la OMS, señala que "hay que ir más allá de la recomendación y propiciar la obligatoriedad en ámbitos de alto riesgo".
En las antípodas, se sitúan opiniones como las de José Gómez Rial, jefe del Servicio de Inmunología en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS), que rechaza la obligatoriedad. Y señala que, en cualquier caso, "tenemos que aprender de los errores cometidos tiempo atrás. Y hoy la ciencia tiene claro que el impacto es mínimo”, en este punto hace referencia a un metaanálisis que concluye que el impacto que ha tenido la mascarilla en la reducción de la trasmisión es nulo. “Realmente no hay evidencia científica clara que refuerce que las mascarillas deban ser obligatorias”, insiste.
Eso sí, aclara que sí apuesta por ellas con recomendaciones bien explicadas y en ciertos contextos, "por ejemplo en los servicios de urgencias o en las unidades donde hay personas altamente vulnerables", "pero lo que hay que tener claro es que hay que usar una buena mascarilla, una FFP2, y bien ajustada”. En ese sentido apunta al riesgo de que "la gente no la vaya a usar bien, ya que hay una pérdida de efectividad de las mascarillas porque la gente no las ha sabido utilizar, porque anteriormente se han centrado en obligar a usarla en lugar de enseñar qué mascarilla hay que usar, quién la tiene que usar, en qué situaciones… Yo creo que hay que dejar paso al sentido común e incluso dotar a la gente con ellas”, como puede ser entregar una FFP2 cuando un paciente entre por urgencias.
La epidemia de gripe que comenzó a finales 2024 tiene los servicios sanitarios saturados desde hace algunas semanas, llegando a haber tiempos de espera de hasta 74 horas en hospitales españoles. Un colapso que no es excepcional de este inverno, sino que se repite año tras año, con mayor o menor gravedad. Sin embargo, esta temporada se contaba con una herramienta que para muchos expertos hubiese sido clave para frenar los contagios, la mascarilla, que se ha visto envuelta en un culebrón político-científico.