De vestirse a la incontinencia, las señales con las que quieren medir la obesidad: "No será solo una cifra"
Los expertos proponen en 'The Lancet' una importante revisión del diagnóstico del sobrepeso, yendo más allá del tradicional índice de masa corporal para definir cuándo la obesidad es una enfermedad
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La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el diagnóstico del sobrepeso y la obesidad se efectúa midiendo el peso y la estatura de las personas y calculando el índice de masa corporal (IMC): peso (kg)/estatura² (m²). En el caso de los adultos, la OMS habla de sobrepeso cuando el IMC es igual o superior a 25 y de obesidad cuando supera 30.
Pese a ello, diversos estudios y profesionales aseguran desde hace años que es una herramienta obsoleta. Y ahora una nueva revisión publicada en la prestigiosa revista The Lancet Diabetes & Endocrinology propone una importante revisión del diagnóstico de obesidad, yendo más allá del IMC, para definir cuándo la obesidad es una enfermedad.
El trabajo, elaborado por la Comisión Global sobre Obesidad Clínica y publicado este miércoles, está respaldado por 75 organizaciones médicas a nivel mundial. Presenta un enfoque innovador y detallado para diagnosticar la obesidad, que se basa en otras medidas de exceso de grasa corporal –además del IMC–, y en signos y síntomas objetivos de mala salud a nivel individual.
Por tanto, el objetivo de la comisión es abordar las limitaciones de la descripción y el diagnóstico tradicionales de la obesidad. "Han obstaculizado tanto la práctica clínica como las políticas de salud, e impedido que las personas que la sufren reciban la atención que necesitan", declaran desde el organismo.
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Otro de los conflictos que quieren resolver es la disputa en curso sobre la consideración de la obesidad como enfermedad, "que ha estado en el centro de uno de los debates más controvertidos y polarizadores de la medicina moderna".
"Partimos de una definición imprecisa de obesidad. Un IMC de 30 puede ser una medida normal en atletas y no podemos catalogarles como obesos, simplemente es que tienen mucha masa muscular y pesan más. Entonces, el índice cojea en muchos aspectos porque es muy variable en función de la época vital en la que te encuentres. Igualmente, lo es entre las distintas poblaciones, en Asia un 25 ya se considera obesidad", cuenta a este periódico José Manuel Fernández-Real, jefe de la sección de Endocrinología en el Hospital Doctor Josep Trueta de Girona y miembro de la Comisión.
De hecho, el también miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), investigador del grupo de Nutrición, Eumetabolismo y Salud del IDIBGI y catedrático de Medicina de la Universidad de Girona, comenta que la comisión se creó para intentar definir el concepto de obesidad clínica. "Ahora mismo es un cajón de sastre y tenemos que corregir muchas variables y dimensiones. El contexto clave es individualizar en cada persona", reseña.
Respecto a este asunto, la revisión destaca que aunque el IMC es "útil" para identificar a personas con un mayor riesgo de padecer otros problemas, no es una medida directa de la grasa corporal porque no refleja su distribución en el cuerpo y no proporciona información sobre la salud o enfermedad a nivel individual.
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Por ese motivo, los autores recomiendan alejarse del diagnóstico de obesidad basado únicamente en este índice. En su lugar, proponen confirmar el exceso de masa grasa (obesidad) y su distribución en el cuerpo mediante otros métodos. El primero que mencionan es realizar al menos una medición del tamaño corporal: circunferencia de cintura, relación cintura-cadera o relación cintura-estatura, además del IMC. En su defecto, proponen coger dos de estas medidas, independientemente del índice.
Después, sugieren medir la grasa corporal de manera directa, por ejemplo, mediante un escaneo de densitometría ósea. Por último, sostienen que, en personas con IMC muy elevado, el exceso de grasa corporal puede asumirse de "manera pragmática".
De esta forma, Fernández-Real expone que la publicación supone un avance en la priorización del paciente con obesidad: "No solo será una cifra, como hasta ahora, sabremos qué terapias se deben implementar y con qué prioridad".
Dos nuevas categorías
Otro de los logros del documento es la definición de dos nuevas categorías de la obesidad: clínica y preclínica. La primera la definen como una condición de obesidad asociada con signos objetivos, síntomas de reducción de la función de los órganos o una capacidad significativamente reducida para realizar actividades cotidianas estándar, como bañarse, vestirse, comer y mantener la continencia, debido directamente al exceso de grasa corporal. Apuntan a que deben ser considerados como pacientes con una enfermedad crónica activa.
Por otro lado, determinan que la obesidad preclínica es una condición con función orgánica normal. Es decir, que no tienen una enfermedad en curso, aunque presentan un riesgo variable, generalmente elevado, de desarrollar obesidad clínica y otras enfermedades no transmisibles en el futuro. En este último grupo se engloban, entre otras, la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer y enfermedades mentales. Por lo tanto, deben recibir apoyo para reducir el riesgo de desarrollar esas posibles patologías.
Acabar con el estigma
La comisión involucró a 56 expertos de renombre mundial en una amplia gama de especialidades médicas, incluyendo endocrinología, medicina interna, cirugía, biología, nutrición y salud pública, representando a numerosos países y diversos sistemas de atención médica. Igualmente, incluyeron a personas que viven con obesidad y consideraron específicamente el posible impacto de las nuevas definiciones de la patología en el estigma generalizado en la sociedad.
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Por su parte, Fernández-Real aclara por qué han tardado en llegar a un consenso: "Éramos 56 personas reunidas cada 15 días y nos ha costado ponernos de acuerdo. Han sido más de dos años de trabajo".
También insiste el experto en la importancia de evitar ese estigma: "Echar la culpa a estos pacientes es una visión simplista que cae por su propio peso, es muy difícil saber las causas de este problema tan complejo".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) explica que el diagnóstico del sobrepeso y la obesidad se efectúa midiendo el peso y la estatura de las personas y calculando el índice de masa corporal (IMC): peso (kg)/estatura² (m²). En el caso de los adultos, la OMS habla de sobrepeso cuando el IMC es igual o superior a 25 y de obesidad cuando supera 30.