Así se detecta el cáncer de estómago: los primeros síntomas y señales de alerta

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El cáncer de estómago, conocido como cáncer gástrico, representa una de las enfermedades más complejas de diagnosticar en sus etapas iniciales debido a la naturaleza inespecífica de sus síntomas. Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), esta patología afecta principalmente a personas mayores de 50 años, aunque puede presentarse en adultos más jóvenes con ciertos factores de riesgo.

En España, según la AECC, el cáncer gástrico es responsable de cerca de 5.000 muertes anuales, lo que refleja la necesidad de una mayor conciencia sobre los síntomas iniciales y la importancia del diagnóstico temprano. A nivel global, esta enfermedad tiene un impacto significativo en la salud pública, con mayor prevalencia en regiones de Asia Oriental, América Latina y Europa del Este.

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Síntomas iniciales a tener en cuenta

En sus primeras etapas, los síntomas del cáncer gástrico suelen ser leves y pueden pasar desapercibidos. Según la American Cancer Society, los signos más frecuentes son:

• Indigestión recurrente o molestias en la parte superior del abdomen.
• Pérdida de apetito, con sensación de saciedad precoz al comer pequeñas cantidades.
• Fatiga persistente, muchas veces asociada con anemia por sangrado interno.

A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer señales más evidentes como:

• Dolor abdominal continuo.
• Pérdida de peso sin causa aparente.
• Náuseas y vómitos, a veces con presencia de sangre.
• Heces oscuras o con sangre, lo que puede indicar un sangrado interno.

Estas manifestaciones no deben ser ignoradas, especialmente en personas con antecedentes familiares o factores de riesgo elevados.

Factores de riesgo que influyen en su desarrollo

El National Cancer Institute identifica varios factores que incrementan la probabilidad de desarrollar cáncer gástrico. Entre ellos:

• Infección por Helicobacter pylori, una bacteria asociada a la inflamación crónica del estómago.
• Dietas ricas en alimentos procesados, ahumados o salados.
• Consumo de tabaco y alcohol, que agravan el daño gástrico.
• Predisposición genética o antecedentes familiares de la enfermedad.

Además, resalta la importancia de mantener hábitos de vida saludables, como una dieta equilibrada y la reducción del consumo de alcohol, para minimizar el riesgo de padecer esta enfermedad.

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Métodos de detección temprana

La detección precoz es clave para aumentar las tasas de supervivencia. Las herramientas más empleadas incluyen:

• Endoscopia digestiva alta, que permite analizar el interior del estómago y tomar biopsias de áreas sospechosas.
• Tomografías computarizadas (TC), utilizadas para identificar posibles zonas afectadas.
• Análisis de sangre, que ayudan a detectar marcadores tumorales.

El George Washington University Hospital subraya la necesidad de realizar pruebas preventivas en personas con alto riesgo o con síntomas persistentes, ya que estas pueden identificar la enfermedad antes de que alcance etapas avanzadas.

Reconocer los síntomas iniciales y actuar con rapidez es crucial para mejorar el pronóstico del cáncer gástrico. En España, donde esta enfermedad tiene un impacto significativo, promover la detección temprana y gestionar los factores de riesgo son estrategias fundamentales para reducir su incidencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes.