Las dos cosas que hace la astronauta Sara García para estar sana: "He dado ideas a mis compañeros de entrenamiento"
La también investigadora contra el cáncer del CNIO explica que son pequeños gestos que todo el mundo puede incorporar y que suman
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La vida de Sara García Alonso, astronauta e investigadora de cáncer en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), está marcada por el deporte y la buena alimentación. Tal es la relevancia que le da que, al ser preguntada sobre qué nuevos hábitos ha incluido desde que forma parte de la reserva de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), confiesa que ha sido todo lo contrario, que ha sido la consejera y no la aconsejada: "Más bien les he dado yo ideas a ellos de cosas que puedan incorporar".
Estas son dos pequeños gestos que forman parte de su vida desde que comenzó a entrenar y a comer sano. "Son cosas que todo el mundo puede hacer. Por ejemplo, si puedes ir andando a los sitios en lugar de ir en transporte público, hazlo. Yo voy caminando a todos los lados, aunque en mi caso es un poco extremo: si está a menos de diez kilómetros pienso que puedo hacerlo. Entonces, no siempre es factible", explica.
La otra es evitar siempre que se pueda los ascensores: "No los cojo desde 2016, salvo cuando voy con gente para que no me vean como la rarita que sube por las escaleras". A fin de cuentas, son acciones que todo el mundo puede incluir en su rutina, incluso "tonterías", pero que suman.
La científica leonesa incorporó a sus rutinas tintes más saludables cuando tenía unos 26 años. A tal punto que, tal y como relata en su primer libro Órbitas, se apuntó a un campamento adulto muy particular: duraba apenas cuatro días, el 70% de los participantes abandona antes de las primeras 24 horas y su finalidad se resume en adquirir conocimientos sobre el combate cuerpo a cuerpo, así como de situaciones límite a la que cada uno pueda llegar.
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García Alonso forma parte de ese porcentaje que antes de llevar un día renunció. En ese tiempo tuvo que bañarse en aguas gélidas, los descansos consistían en hacer burpees, flexiones, planchas y sentadillas, e incluso simulaban situaciones como interrogatorios.
¿Qué fue más difícil para ella sobrevivir esas horas o las pruebas para formar parte de la ESA? García afirma que, en cuanto a nivel de "dureza y extremo" de los límites físicos y psicológicos, esa aventura corta fue peor, pero hay matices. El campamento apenas fueron unas horas, mientras que para acceder a la agencia tuvo que sobrellevar un proceso de año y medio, lo que le acabó desgastando.
"Hay un libro que se llama ¿Por qué las cebras no tienen úlcera? y hablamos del reflejo quédate y lucha o huye y vuela. Realmente en el mundo animal no te sometes al estrés, cuando tienes un pico o sobrevives o ahí te quedas. Sin embargo, los seres humanos tenemos pequeñas cosas: ninguna amenaza nuestra vida o nuestra seguridad, pero tenemos cantidad de cuestiones con las que lidiamos, como un plazo de entrega en el trabajo, gestionar con tu vida doméstica mientras recibes llamadas… todo ese estrés va haciendo mella y al final puede ser más dañino que tener que huir de ese león rápidamente", comenta.
Por tanto, no son comparables: el campamento de supervivencia lo simboliza como la necesidad de tener que echar a correr, mientras que la selección de astronautas fue un goteo que se extendió durante muchos meses, con todo lo que conllevó.
La vida de Sara García Alonso, astronauta e investigadora de cáncer en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), está marcada por el deporte y la buena alimentación. Tal es la relevancia que le da que, al ser preguntada sobre qué nuevos hábitos ha incluido desde que forma parte de la reserva de la Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés), confiesa que ha sido todo lo contrario, que ha sido la consejera y no la aconsejada: "Más bien les he dado yo ideas a ellos de cosas que puedan incorporar".