Discalculia: qué es, cómo detectarla, señales y posibles soluciones

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La discalculia es un trastorno del aprendizaje que dificulta la comprensión de los números y las operaciones matemáticas. Esta condición, también conocida como dificultad en el aprendizaje de las matemáticas (DAM), afecta la forma en que el cerebro procesa la información numérica, lo que puede generar obstáculos tanto en el ámbito escolar como en la vida cotidiana. Investigaciones como las realizadas por Understood.org estiman que entre el 3 % y el 7 % de la población la puede padecer, aunque muchas personas desconocen su existencia.

Los síntomas pueden aparecer desde la infancia, cuando los niños tienen problemas para aprender a contar, reconocer números o entender conceptos como mayor y menor. No se trata solo de dificultades con las matemáticas en la escuela. Expertos como Ronit Bird, autora de The Dyscalculia Toolkit, destacan que la discalculia es un trastorno neurológico, no una simple falta de habilidad matemática.

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Algunos niños aprenden a desarrollar estrategias para compensar sus dificultades, mientras que otros enfrentan retos en la vida adulta, como calcular propinas o hacer presupuestos. Según estudios de la Universidad de Oxford, la discalculia podría estar relacionada con diferencias en la estructura del cerebro, lo que sugiere que se trata de una condición con bases biológicas y no solo una cuestión de enseñanza deficiente o falta de esfuerzo.

Signos y síntomas de la discalculia

Identificar la discalculia a tiempo es clave para desarrollar estrategias de apoyo. Algunos signos frecuentes en niños y adultos con este trastorno:

• Dificultad para reconocer números o recordar datos matemáticos básicos.
• Uso frecuente de los dedos para contar, incluso en operaciones simples.
• Problemas para manejar dinero o calcular el cambio al hacer compras.
• Confusión con los conceptos de derecha e izquierda, similar a lo que ocurre en la dislexia.
• Dificultades para leer relojes analógicos o estimar el tiempo de una tarea.
• Problemas para recordar y organizar secuencias numéricas, como códigos postales o números de teléfono.

Los síntomas pueden variar con la edad y el nivel de exigencia matemática. En algunos casos, las dificultades pueden pasar desapercibidas hasta la adolescencia o la adultez, cuando la vida cotidiana requiere un mayor dominio de las matemáticas.

¿Existe una solución para la discalculia?

La discalculia no tiene una cura definitiva, pero existen estrategias y apoyos que pueden facilitar el aprendizaje y la vida diaria. Especialistas en neuroeducación, como los de la Universidad de Oxford, destacan que las adaptaciones escolares, el uso de herramientas visuales y el apoyo personalizado pueden marcar un antes y un después en el desempeño académico.

Aunque el trastorno no desaparece, un diagnóstico temprano permite a las personas con discalculia desarrollar mecanismos para su día a día

En el ámbito educativo, algunos métodos incluyen el uso de manipulativos matemáticos, aplicaciones especializadas y tutorías personalizadas. Para los adultos, el apoyo puede centrarse en estrategias para mejorar la organización financiera y el manejo del tiempo. Aunque el trastorno no desaparece, un diagnóstico temprano y la intervención adecuada pueden ayudar a las personas con discalculia a desarrollar mecanismos que les permitan superar los desafíos matemáticos y desenvolverse con mayor seguridad en su día a día.