Así ayuda la actividad física a la recuperación de las pacientes con cáncer de mama
Los avances terapéuticos han mejorado significativamente la calidad de vida de las pacientes. Además, el ejercicio emerge como un aliado clave no solo en la recuperación, sino también en la prevención y el bienestar general
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El cáncer de mama es la enfermedad oncológica más frecuente en la población femenina española. Según las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2023 se diagnosticaron en nuestro país alrededor de 35.312 nuevos tumores de mama, lo que representa casi el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres.
Se trata, explica la doctora Lucía González Cortijo, jefa de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, de “una enfermedad caracterizada por la proliferación de células tumorales en el tejido mamario. Estas células pueden invadir tejidos cercanos e incluso diseminarse a otras partes del cuerpo, un proceso conocido como metástasis. Sin embargo, gracias a los avances médicos y a las estrategias de detección precoz, el panorama para las pacientes con cáncer de mama ha mejorado drásticamente en las últimas décadas”.
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Uno de los cambios más significativos en el tratamiento del cáncer de mama es “la detección temprana, facilitada por las campañas de cribado mediante mamografía. Actualmente, aproximadamente el 80% de los cánceres de mama se diagnostica gracias al screening mamográfico, antes de que la paciente note signos o síntomas asociados a la enfermedad. Este enfoque permite detectar lesiones pequeñas y tratar el cáncer en sus etapas iniciales, lo que mejora considerablemente la supervivencia”.
Asimismo, el tratamiento de la enfermedad ha evolucionado hacia un enfoque cada vez más personalizado. Dependiendo del tamaño del tumor, su extensión y sus características biológicas, el equipo médico decide el mejor plan terapéutico que puede incluir cirugía, quimioterapia, hormonoterapia, radioterapia o inmunoterapia y terapias dirigidas.
Su papel en el tratamiento y la recuperación
El ejercicio físico ha demostrado ser “una herramienta poderosa en todas las etapas del cáncer de mama. Su impacto positivo abarca tanto la prevención como la mejora de la calidad de vida durante y después del tratamiento”:
- Prevención: las personas que realizan actividad física de forma regular tienen un menor riesgo de desarrollar cáncer de mama, así como otros tipos de tumores.
- Durante el tratamiento: el ejercicio mejora la tolerancia a terapias como la quimioterapia y la radioterapia, reduciendo efectos secundarios como la fatiga. Además, contribuye a que las pacientes mantengan la fuerza y puedan recibir sus tratamientos a dosis completas, lo que aumenta la eficacia terapéutica.
- Recuperación y prevención de recaídas: tras finalizar el tratamiento, la actividad física regular, especialmente los ejercicios de fuerza, se asocia con una menor tasa de recaídas. Además, mejora el bienestar emocional, alivia el estrés y reduce el riesgo de otras enfermedades crónicas como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares.
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Por supuesto, en el contexto de la enfermedad es fundamental que el ejercicio se adapte al estado físico de la paciente y sea supervisado por un profesional para prevenir riesgos. Si la persona no practicaba deporte previamente, es importante que la intensidad inicial sea de suave a moderada y vaya aumentando progresivamente, según la evolución del paciente. Respecto al tipo de deporte, lo más recomendable es seguir una rutina que combine ejercicios de fuerza con ejercicio aeróbico, adaptada a las necesidades de cada paciente.
Gracias a los avances en diagnóstico precoz y a los tratamientos cada vez más personalizados -que también contemplan aspectos como el estilo de vida- el pronóstico para las pacientes con cáncer de mama es más esperanzador que nunca. “Estamos siendo testigos de grandes cambios en la detección temprana y en el tratamiento de las pacientes, de tal manera que el pronóstico es cada vez mejor, no sólo en la enfermedad precoz sino también en la enfermedad diseminada. En estas últimas, gracias a tratamientos cada vez más sofisticados y menos tóxicos, conseguimos que las pacientes con enfermedad crónica vivan cada vez más tiempo y con mejor calidad de vida”, señala González Cortijo.
En este camino, el ejercicio físico no solo se perfila como un aliado para la salud física, sino también como una herramienta clave para el bienestar integral, recordándonos que vivir más y mejor también depende de nuestra capacidad para movernos y cuidarnos activamente.
El Confidencial, en colaboración con Quirónsalud, presenta una serie de artículos con información práctica, consejos y recomendaciones para mejorar nuestra salud y bienestar. Si tienes alguna duda sobre esta temática o quieres más información, puedes contactar con el Hospital Quirónsalud Madrid.
El cáncer de mama es la enfermedad oncológica más frecuente en la población femenina española. Según las estimaciones del Observatorio del Cáncer de la Asociación Española Contra el Cáncer, en 2023 se diagnosticaron en nuestro país alrededor de 35.312 nuevos tumores de mama, lo que representa casi el 30% de los cánceres diagnosticados en mujeres.