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Cuando la serotonina se vuelve tóxica: puede producir "una afección potencialmente mortal"
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Exceso de la "hormona de la felicidad"

Cuando la serotonina se vuelve tóxica: puede producir "una afección potencialmente mortal"

Hablamos del síndrome serotoninérgico. Su duración es variable, ya que depende del fármaco que la provocó, de su rápida atención y retirada del mismo y también de la propia gravedad del cuadro

Foto: Foto: iStock.
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¿Has oído hablar de serotonina?, la hormona que es conocida popularmente como “de la felicidad”. En los últimos años, son abundantes las investigaciones que abordan su papel en el manejo y desarrollo de enfermedades de salud mental. Este último es un problema que, en España, alcanza al 34% de la población; superando el 40% de la población de 50 y más años y el 50% en los de 85 y más, siendo los más prevalentes los trastornos de ansiedad, sueño y los depresivos, según el Ministerio de Sanidad.

La serotonina, cuyo nombre técnico es 5-hidroxitriptamina (5-HT), es un neurotransmisor que posee un papel esencial en la regulación del estado de ánimo, el comportamiento, la memoria y el equilibrio gastrointestinal. Sin embargo, un exceso de esta hormona en el organismo puede producir el síndrome serotoninérgico o toxicidad por serotonina, “una afección potencialmente mortal asociada con un aumento de la actividad serotoninérgica en el sistema nervioso central”, apunta Antonio Zapatero, jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario de Fuenlabrada.

Esta dolencia se observa con el uso de medicamentos terapéuticos y las interacciones inadvertidas entre ellos. “Aunque clásicamente se describe como la tríada de cambios en el estado mental, hiperactividad autonómica y anomalías neuromusculares, el síndrome serotoninérgico es en realidad un espectro de hallazgos clínicos que van desde benignos hasta letales”, añade.

El síndrome serotoninérgico se ha advertido en todos los grupos de edad, incluidos los recién nacidos y los adultos mayores. “Se cree que el aumento de la incidencia de esta afección es paralelo al uso cada vez mayor de agentes serotoninérgicos en la práctica médica. Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son quizás el grupo de medicamentos más comúnmente asociados con este síndrome”, explica el especialista del Hospital Universitario de Fuenlabrada (Madrid).

Pastillas que pueden provocar síndrome serotoninérgico

Entre los medicamentos y suplementos que potencialmente podrían causar el síndrome de la serotonina, según el doctor Zapatero, estarían:

  • Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, antidepresivos como el citalopram, la fluoxetina, la fluvoxamina, el escitalopram, la paroxetina y la sertralina.
  • Los inhibidores de la recaptación de serotonina y norepinefrina, antidepresivos como la desvenlafaxina, el levomilnacipran, la duloxetina y la venlafaxina.
  • El bupropión, un antidepresivo y medicamento para la adicción al tabaco. Los antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina y la nortriptilina.
  • Los inhibidores de la monoaminooxidasa, antidepresivos como el isocarboxazid y la fenelzina.
  • Los medicamentos contra la migraña, como la carbamazepina, el ácido valproico y los triptanos, que incluyen el almotriptán, el naratriptán y el sumatriptán.
  • Los analgésicos, como analgésicos opioides, incluidos la codeína, el fentanilo, la hidrocodona, la meperidina, la oxicodona y el tramadol.
  • El litio.
  • Las drogas ilícitas, incluidos el LSD, el éxtasis, la cocaína y las anfetaminas.
  • Los suplementos herbales, incluidos la hierba de San Juan, el ginseng y la nuez moscada.
  • Los medicamentos de venta libre para la tos y el resfriado que contengan dextrometorfano.
  • Los medicamentos contra las náuseas, como el granisetrón, la metoclopramida, el droperidol y el ondansetrón.

Síntomas de exceso de serotonina

Los síntomas que padece una persona que sufre este efecto adverso son comunes a los de otros síndromes clínicos, por lo que es muy importante conocer qué medicación está tomando el paciente, “si ha experimentado un incremento en las dosis, ha tenido una posible interacción medicamentosa o ha tomado una sobredosis de forma voluntaria o accidental”, declara Alfonso Canabal Berlanga, jefe de servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de La Princesa de Madrid.

El inicio de los efectos de este síndrome suele producirse en las siguientes 24 horas del comienzo de la medicación o tras un cambio de dosis de la ya tomada o con una reciente interacción medicamentosa. “La duración es variable pues depende de la vida media del fármaco que la provocó, de su rápida atención y retirada del mismo y también de la propia gravedad del cuadro”, indica el doctor Canabal. En los casos más leves los síntomas pueden remitir en 48-72 horas y en los casos más graves se pueden prolongar durante más días. En cualquier caso, este experto recomienda que “en aquellas personas que ya lo han sufrido lo más seguro es evitar este tipo de medicamentos, conocer las posibles interacciones de fármacos y productos de consumo humano que pueden incrementar los niveles de serotonina, evitar la automedicación y consultar a los servicios sanitarios cuando se recibe una nueva medicación”, agrega.

Foto: (istock)

La sintomatología que suele estar de manera frecuente en este tipo de síndrome es: taquicardia e hipertensión, que pueden llegar a ser graves; aumento de la temperatura corporal; nerviosismo; agitación; temblores; rigidez muscular; dilatación pupilar; sudoración excesiva; la “acatisia”, que se caracteriza por una sensación de nerviosismo interno y la necesidad constante de moverse de forma llamativa. “En la exploración clínica que realiza el médico podrá detectarse, además, un aumento de los reflejos osteotendinosos y “clonus”, que es una serie de contracciones musculares rítmicas e involuntarias que ocurren en respuesta a un estiramiento sostenido de un sistema muscular, aunque pueden ser espontáneas también, sobre todo en extremidades inferiores y musculatura ocular”, sostiene el doctor Canabal.

La mejor forma de actuar ante un episodio de estas características es requerir de forma temprana la asistencia médica, puesto que, además de la suspensión del fármaco, pueden ser necesarias medidas de control de temperatura y control de constantes vitales, habitualmente en entornos hospitalarios. Aunque el síndrome serotoninérgico se supera en la mayoría de los casos, en aquellos que son graves “se necesita un manejo de soporte vital avanzado en servicios de medicina intensiva (UCI), que a veces requiere la sedación profunda, relajación neuromuscular, enfriamiento activo o asistencia respiratoria, entre otras medidas”, sostiene el experto del Hospital Universitario de La Princesa. Este doctor apunta que “existen datos favorables, aunque no con evidencia fuerte, de que la ciproheptadina puede ser utilizada como fármaco antídoto en entornos seguros sanitarios”.

¿Has oído hablar de serotonina?, la hormona que es conocida popularmente como “de la felicidad”. En los últimos años, son abundantes las investigaciones que abordan su papel en el manejo y desarrollo de enfermedades de salud mental. Este último es un problema que, en España, alcanza al 34% de la población; superando el 40% de la población de 50 y más años y el 50% en los de 85 y más, siendo los más prevalentes los trastornos de ansiedad, sueño y los depresivos, según el Ministerio de Sanidad.

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