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¿Estamos comiendo lo suficiente, pero nutriéndonos poco? La crisis de los micronutrientes
  1. Bienestar
Papel clave de las ciencias 'ómicas'

¿Estamos comiendo lo suficiente, pero nutriéndonos poco? La crisis de los micronutrientes

La identificación de cualquier grupo de alimentos que se eviten es prioritaria, porque es muy útil para determinar el riesgo de deficiencias de estos elementos

Foto: Los alimentos de origen animal proporcionan numerosas vitaminas y minerales iStock
Los alimentos de origen animal proporcionan numerosas vitaminas y minerales iStock

Una de cada tres personas en el mundo tiene un deficiencia en uno o más micronutrientes, como las vitaminas A, C, D y B12, el hierro o los antioxidantes. Así lo afirma una revisión que acaba de publicar la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine. Estos elementos, que el organismo no puede sintetizar, son nutrientes esenciales para la salud y la supervivencia. Como su nombre indica, los consumimos en cantidades mínimas.

La mayoría de casos de déficit de micronutrientes se da en países de pocos ingresos, en los que la dieta es deficiente. Aunque también puede deberse a factores clínicos, como mala absorción, cirugía intestinal, alcoholismo, consumo de algunos medicamentos, anorexia o anemia.

Para la doctora Lindsay Allen, investigadora de Nutrición en la universidad de California y autora del trabajo, son precisos más ensayos clínicos aleatorizados que permitan evaluar los beneficios de la suplementación para combatir estas deficiencias. El motivo es que pocos de los que se han realizado hasta la actualidad han demostrado beneficios claros. Por eso, aboga por incluir a las nuevas ciencias ‘ómicas’ -como la genómica, la metabolómica o la proteómica- para detectar los efectos de esta suplementación en la expresión genética, el metabolismo o las proteínas.

De hecho, estas nuevas técnicas han mostrado su utilidad, en diferentes trabajos tanto en humanos como en animales, en la deficiencia de zinc y hierro, en la de vitaminas como B12 y D o en deficiencias de riboflavina (vitamina B2) o tiamina (vitamina B1).

Una de cada tres personas en el mundo tiene un deficiencia en uno o más micronutrientes

“Los ensayos que se han realizado han mostrado la importancia de un estado adecuado de micronutrientes y la eficacia y la efectividad de las intervenciones. Estas evidencias han alentado a la mayoría de países del mundo a desarrollar programas de vigilancia y control de micronutrientes”, destaca la doctora Allen.

Otro de los retos es establecer un marco de valores de referencia armonizado, basado en las recomendaciones de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina (NASEM) de Estados Unidos y la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA)

De hecho, el documento publicado en The New England Journal of Medicine advierte que los biomarcadores de algunos micronutrientes -como el zinc- “aún son bastante pobres” y que los valores de corte que indican deficiencia “son a veces discutibles”. Por ejemplo, las cantidades de vitamina D que se requieren se basan en el supuesto de una baja exposición a la luz ultravioleta y, sin embargo, la exposición a este tipo de luz -junto a la estación del año y la pigmentación de la piel- suelen ser factores más importantes que la ingesta de alimentos.

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“La evaluación de la cantidad adecuada de micronutrientes presenta desafíos específicos. Los motivos son el gran número de micronutrientes, la falta de valores de composición de los ingredientes de los alimentos y la ingesta de micronutrientes a partir del consumo generalizado de alimentos y suplementos enriquecidos. La información sobre los patrones alimentarios puede ser muy útil, porque algunos nutrientes preocupantes se agrupan en grupos de alimentos”, subrayan.

Por ejemplo, los alimentos de origen animal proporcionan la mayor parte de vitamina A preformada, de las vitaminas B1, B2, B6 y B12, del hierro y el zinc absorbibles y de la colina en dietas no enriquecidas. Por eso, una ingesta baja de este tipo de alimentos puede predecir un consumo reducido de todos estos micronutrientes, algo que es especialmente evidente en los países de ingresos bajos y medios.

“La identificación de cualquier grupo de alimentos que se eviten puede ser muy útil para determinar el riesgo de deficiencias de micronutrientes. Y debería ser una prioridad”, concluyen.

Una de cada tres personas en el mundo tiene un deficiencia en uno o más micronutrientes, como las vitaminas A, C, D y B12, el hierro o los antioxidantes. Así lo afirma una revisión que acaba de publicar la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine. Estos elementos, que el organismo no puede sintetizar, son nutrientes esenciales para la salud y la supervivencia. Como su nombre indica, los consumimos en cantidades mínimas.

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