Me he hecho un test para saber si mi alimentación causa inflamación celular y este ha sido el resultado
Perfil lipídico, control glucémico, marcadores de inflamación o equilibrio entre omega-3 y omega-6. Estos son algunos de los parámetros que mide el procedimiento, pero, ¿está indicado para todo el mundo?
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F0d2%2F17a%2F1b3%2F0d217a1b3b743e766307e975d379ed38.jpg)
Es martes y está lloviendo en Madrid. Tengo una cita para hacerme unos análisis de sangre a las 9 de la mañana. Pese al diluvio, escojo ir andando, no tardaré más de media hora en llegar a mi destino.
Cuando llego, los nervios me juegan una mala pasada, lo reconozco, debería tener ya interiorizado que me mareo cada vez que veo una aguja. Me sacan varios tubos de sangre, creo que unos seis. Ahora toca esperar, ya que hasta dentro de dos semanas no me darán los resultados.
Antes de que se cumpla el plazo de los 15 días, llega un mensaje a mi bandeja de entrada, es de los laboratorios Synlab avisando de que ya está el informe. Confieso que soy un poco hipocondríaca, ya los he abierto y algún valor está alterado, pero no tengo la charla con la profesional que me ayudará a interpretar los resultados hasta dentro de cuatro días.
Por fin llega el día de la videollamada. Irene Santacruz, farmacéutica especialista en análisis clínicos y dietista-nutricionista, es la encargada de contarme cómo han salido los análisis. Los marcadores analizados son los siguientes: control glucémico, perfil lipídico, marcadores de inflamación, nutrientes antiinflamatorios, ácidos grasos en eritrocitos y equilibrio entre el omega-6 y el omega-3.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F44c%2F640%2Ff32%2F44c640f32b570a0094deda8aa1d6f206.jpg)
Sorpresa: tengo inflamación, la vitamina D baja y el colesterol en el límite. ¿Cómo puede ser? Hago deporte, como bien y me preocupo por mi salud. La experta me tranquiliza y me explica que cada persona metaboliza los alimentos de manera diferente.
Me pregunta si como pescado habitualmente, ya que el equilibrio de los omegas depende del índice de omega-3, que me ha salido bajo, y el ácido araquidónico, que está por las nubes. Mi respuesta es sincera, me cuesta comer pescado. En ese momento, ella me confirma que seguramente sea el motivo por el que lo tengo por debajo de los valores. En cuanto al araquidónico, llega a la conclusión de que las culpables de su incremento son las yemas de huevo y la mantequilla de cacahuete. Me molesta porque el huevo está integrado en mi dieta y no concibo un yogur con arándanos sin esa crema, pero debo reducir su consumo.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fc89%2F988%2F978%2Fc8998897867e2e2a456fb19bc78b6bd6.jpg)
"¿Por tomar un huevo al día o cada dos días?", pregunto. "Lo malo no es que lo tengas alto, es que no esté equilibrado, ya que la dieta nos puede estimular genes proinflamatorios. Te recomiendo suplementarte al menos durante un mes con omega-3 y aumentar la ingesta de pescado. Si se mantiene este desequilibrio a lo largo de los años, te puede llegar a dar problemas", me responde.
"La inflamación es una respuesta del sistema inmunitario para defender al cuerpo de infecciones y lesiones caracterizada por calor, enrojecimiento, hinchazón, dolor y pérdida de función en el área afectada. Además de la inflamación clásica, existe la de bajo grado que ocurre a nivel celular. Se trata de un proceso crónico, de baja intensidad, que permanece por debajo del umbral del dolor y, por lo tanto, puede pasar desapercibida durante mucho tiempo. Daña a las células y al organismo de manera silenciosa durante años, contribuyendo potencialmente al desarrollo de enfermedades como la diabetes tipo 2, artritis, trastornos cardiovasculares, autoinmunes y ciertos tipos de cáncer", explica el informe.
Respecto al colesterol, la nutricionista me asegura que gran parte "depende de la genética", pero me recomienda bajar un poco el "malo", LDL. "Me preocupa, considero que como bien y hago ejercicio", repito. "Hay veces que, aunque no tomes nada de colesterol, lo tienes alto. La razón es que un 70% es genético y no tiene que ver con el ejercicio. El colesterol solo en sí no te dice nada, el LDL solo se deposita en las arterias si está oxidado, pero si la ingesta de alimentos ricos en antioxidantes, te protegerá", me contesta la experta.
Al final del informe, que tiene 26 páginas, hay información útil: un decálogo de dieta antiinflamatoria, la pirámide de alimentos a evitar porque provocan inflamación y varias tablas con alimentos ricos en distintas vitaminas y minerales.
Más parámetros de inflamación
Me queda alguna duda y se la traslado a Santacruz: "¿Hay más parámetros que indiquen inflamación y no estén incluidos en este análisis?". Me responde que sí: "Hay alguno más, pero suben mucho de precio y queremos que estas pruebas lleguen a todo el mundo". El coste de estos análisis es de 110 euros. "El estudio de las interleucinas o los polifenoles, serían un complemento. Pero la parte más importante es la de los ácidos grasos esenciales, porque los marcadores de inflamación vienen de la dieta y esos se miden en esta prueba", recalca.
Respecto a por qué una persona debería realizarse este test, insiste en que la razón principal es la prevención. "Igual que te chequeas la glucosa o el colesterol. A partir de los 40 o 50 años lo veo fundamental porque es el momento en el que empezarán los problemas", narra. No obstante, declara que "cuanto antes, mejor" para poder tomar acción. Igualmente, vuelve a mencionar mi caso: "Probablemente, esos cacahuetes que comes habitualmente en una persona mayor no se conviertan en ácido araquidónico porque le han ido desapareciendo las enzimas necesarias para ello, pero tú eres joven y tu cuerpo lo transforma".
¿Debo hacérmelos si no tengo síntomas?
Por su parte, la doctora María Riestra, miembro del comité gestor del área de nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), expone a este periódico que estos análisis de sangre son "herramientas valiosas para detectar y monitorizar la inflamación en el cuerpo". "Estos tests pueden ser útiles para identificar condiciones inflamatorias subyacentes y evaluar el impacto de intervenciones dietéticas o terapéuticas. Sin embargo, su uso debe ser cuidadoso, especialmente en casos de síntomas no específicos, ya que resultados levemente elevados pueden generar ansiedad y llevar a más pruebas innecesarias", reseña la endocrinóloga.
"Realizarlos de manera preventiva puede ser útil para evaluar el estado de inflamación y ajustar la dieta en consecuencia. Esto puede motivar cambios alimenticios saludables, como aumentar el consumo de alimentos antiinflamatorios y reducir los proinflamatorios. Pero hay que tener en cuenta que si no están alterados, no quiere decir que estemos realizando una alimentación saludable", continúa Riestra.
Acerca del público al que están dirigidos, opina que "no son para todos". "Personas que se encuentran bien, siguen una dieta equilibrada y realizan ejercicio regularmente pueden no necesitarlos a menos que tengan antecedentes familiares de enfermedades inflamatorias o cardiovasculares. Para aquellos con factores de riesgo o que buscan optimizar su salud, estos tests pueden ser beneficiosos. Es importante consultar con un profesional de la salud para determinar si realmente son necesarios y nos van a aportar alguna información", finaliza.
Es martes y está lloviendo en Madrid. Tengo una cita para hacerme unos análisis de sangre a las 9 de la mañana. Pese al diluvio, escojo ir andando, no tardaré más de media hora en llegar a mi destino.