¿Controlaremos el cáncer como el VIH? El científico de Stanford que lo ve una "posibilidad real"
El doctor Mischel ha ganado varios premios gracias a su trayectoria profesional. Su campo de estudio es el ADN extracromosómico en el cáncer y ha supuesto un cambio de paradigma en su comprensión
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Este jueves la Fundación CRIS contra el cáncer celebraba el II Simposio CRIS Frontiers in Cancer Biomarker, una jornada dedicada a los avances en investigación oncológica e innovación científica.
Una de las múltiples charlas la impartía el doctor Paul S. Mischel, miembro del Comité Científico Internacional de dicha fundación y vicepresidente de Investigación del Departamento de Patología de Stanford Medicine, además de trabajar en el Instituto Sarafan ChEM-H. Su especialidad, el estudio del ADN extracromosómico en el cáncer, ha impulsado un cambio de paradigma en la forma de comprender la enfermedad.
Por ese motivo, el equipo eDyNAmiC, que también lidera, recibió el premio Grand Challenges contra el cáncer dotado con 25 millones de dólares. Igualmente, es miembro de la Academia Nacional de Medicina, la Asociación Estadounidense para la Investigación del Cáncer y la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, entre otras.
Otro de los galardones que ha recogido durante su trayectoria profesional fue el Ernst W. Bertner Memorial 2023 del MD Anderson, gracias a sus distinguidas contribuciones para la investigación del cáncer.
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PREGUNTA. ¿Por qué están dejando de funcionar los fármacos contra el cáncer?
RESPUESTA. Hay dos formas de responder a esta pregunta. De hecho, lo primero es que no se trata necesariamente de que los medicamentos contra el cáncer sean cada vez menos eficaces. Hemos tenido cierto éxito con algunos fármacos que sí funcionan, pero ahora tenemos que enfrentarnos a cánceres realmente difíciles que no responden a las opciones que tenemos actualmente.
En segundo lugar, hay algunos cánceres en los que los pacientes responden inicialmente a un tratamiento y luego dejan de responder. Eso es porque la enfermedad evoluciona, se puede volver resistente de múltiples maneras. La propia naturaleza de las mutaciones que se producen en el cáncer hacen que eso ocurra. Los cánceres evolucionan muy deprisa, a veces más de lo que podríamos prever, por ejemplo, cuando se producen ciertos tipos de anomalías genéticas, como la que yo estudio, el ADN cromosómico extra. Esa rápida evolución y resistencia es parte de un reto que no es imposible, debemos intentar anticiparnos.
P. ¿Se va a conseguir frenar la resistencia a los fármacos contra el cáncer o aumentará?
R. Hay una buena analogía con la resistencia bacteriana a los medicamentos y con los tratamientos antivirales, por ejemplo, para el VIH. Entonces, continuará siendo un reto, pero también es probable que hagamos progresos muy reales. Con la resistencia bacteriana, a menudo se trata de combinar fármacos para prevenirla y lo mismo ocurrió durante el aprendizaje de terapias para el VIH.
A medida que aumente nuestra comprensión de los mecanismos de los procesos básicos del cáncer, nuestra capacidad para atacarlo, sobre todo mediante combinaciones, seguirá mejorando.
P. ¿Se llegará a conocer el funcionamiento de las células tumorales en el futuro?
R. Creo que ya hemos aprendido muchas cosas, sin embargo, hay otras que aún no comprendemos del todo. La biología es muy compleja, pero creo que nos encontramos en un momento sin precedentes en cuanto a nuestra capacidad para interrogar al cáncer de múltiples maneras. Una de ellas es a través de la tecnología, que ha avanzado rápidamente. Nuestra comprensión también se está poniendo al día y ahora tenemos la capacidad de aprender con las personas que participan en ensayos clínicos, no solo en las placas o ratones.
Además, ahora tenemos la oportunidad de empezar a desarrollar nuevas formas más eficaces para tratar a los pacientes con cáncer. Por ejemplo, en el caso de algunos fármacos, sí hemos observado cuándo se volvían resistentes para así prevenir ese escenario. Preveo que esa tendencia continuará a medida que mejoremos cada vez más la calidad de vida de la gente que vive con cáncer.
P. ¿El cáncer estará tan controlado en el futuro como lo están ahora las infecciones?
R. Esa es, sin duda, mi esperanza, y creo firmemente que es una posibilidad real. Así como nunca erradicaremos por completo las enfermedades infecciosas, probablemente nos enfrentemos a una situación similar con el cáncer. Sin embargo, hoy en día muchas personas pueden vivir con la mayoría de las enfermedades infecciosas. Anticipamos que ocurrirá algo muy similar con el cáncer. De hecho, ya existen ciertos tipos de cáncer que han demostrado ser especialmente difíciles de tratar, y son precisamente estos los que exigen que logremos avances significativos en beneficio de los pacientes.
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P. ¿Dejará de ser letal el glioblastoma?
R. Eso espero. Creo que es un problema muy difícil, pero muchas personas, incluidos mis compañeros y yo, estamos trabajando muy duro para desarrollar tratamientos nuevos que sean más eficaces.
P. ¿Cómo puede afectar el cambio político de Estados Unidos a la investigación contra el cáncer?
R. La investigación del cáncer es increíblemente importante porque es lo que más teme la mayoría de la gente. Con razón, porque hay muy pocos a los que no les haya afectado, ya sea con un familiar o en primera persona. Es algo que debería preocupar a todo el mundo y la investigación ha sido fundamental para desarrollar nuevas formas de diagnosticarlo y tratarlo.
Queda mucho camino por recorrer, pero tengo la profunda esperanza de que la gente reconozca lo valioso que es este trabajo, que los pacientes y sus familias hablen sobre lo que significa realmente el cáncer para ellos. En definitiva, creo que lo más importante es reconocer la magnitud del problema, seguir trabajando activamente y darnos cuenta de que investigadores, científicos, médicos y pacientes estamos unidos en esto. Esa es nuestra esperanza, que los gobiernos del mundo comprendan lo crucial que es realmente este trabajo: el cáncer es una cuestión global y debemos trabajar juntos para solventarlo.
P. ¿Se puede cuantificar la exposición a factores de riesgo?
R. Para algunas cosas se puede cuantificar, en cambio, en otras, no es tan fácil. Por ejemplo, ciertas familias tienen riesgo de padecer cáncer por los genes, como las mutaciones BRCA. Se puede cuantificar, hasta cierto punto, la amenaza que suponen ciertas exposiciones, como el tabaco. En otros factores anticipamos que hay un riesgo, solo que aún no hemos aprendido a cuantificarlo. Igualmente, todos deberíamos tener en cuenta la alimentación, el ejercicio o la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH).
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P. ¿Por qué algunas veces tarda tanto en mostrar síntomas el cáncer?
R. La biología del cáncer es compleja, y muy raramente está causada por un solo acontecimiento genético. El tiempo que tardan en producirse puede variar enormemente, depende del tipo de cáncer. Estamos aprendiendo más sobre cuándo empieza realmente y es un área de investigación muy activa, igual que intentar identificar precozmente las señales de alarma que indican que una persona está en riesgo de desarrollarlo.
P. ¿Por qué algunas mutaciones genéticas provocan cáncer y otras no?
R. Todo depende de la función de las proteínas codificadas por los genes que han sufrido mutaciones. Los genes clásicos que presentan mutaciones recurrentes en múltiples tipos de cáncer son seleccionados evolutivamente porque confieren una ventaja significativa a las células tumorales en crecimiento. Entre estos se encuentran clases funcionales como los genes supresores de tumores —por ejemplo, TP53, un regulador clave del ciclo celular que actúa como guardián genómico y que se encuentra mutado con frecuencia en numerosos cánceres—, así como los oncogenes, que pueden estar mutados o amplificados en muchos cánceres.
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P. ¿Cuál es su perspectiva de los avances en investigación de aquí a 50 años?
R. Creo que estamos en un momento de oportunidades sin precedentes, las tecnologías son increíbles y los conocimientos fundamentales aumentan a un ritmo vertiginoso. Es una responsabilidad colectiva reconocer que el cáncer es una preferencia absoluta. Si aspiramos a hacer realidad la promesa de reducir la carga del cáncer, detectarlo precozmente, prevenirlo o mejorar la calidad de vida de los pacientes, tenemos que convertirlo en la primera prioridad.
P. ¿Por qué son importantes las instituciones como la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer a la que pertenece?
R. Es una organización increíblemente importante porque reúne a investigadores del cáncer, defensores de los pacientes, médicos, personas que trabajan en el mundo académico o farmacéuticas. Su objetivo es poner de relieve los avances y ayudar a comunicarlos. Quiero señalar también al Instituto Nacional de Salud (NIH) porque ha sido una fuerza muy importante para ayudarnos a comprender y desarrollar terapias para el cáncer. Además, estoy muy agradecido a las aportaciones del Cancer Research UK y el programa Cancer Grand Challenges.
Este jueves la Fundación CRIS contra el cáncer celebraba el II Simposio CRIS Frontiers in Cancer Biomarker, una jornada dedicada a los avances en investigación oncológica e innovación científica.