¿Es realmente peligroso el consumo de microplásticos a través de la alimentación?
Aunque no hay estudios concluyentes sobre la peligrosidad del consumo de microplásticos a través de la alimentación, conviene reducir su uso, también para favorecer el medio ambiente
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Según la European Chemicals Agency (ECHA), los microplásticos son “partículas sólidas de plástico compuestas por mezclas de polímeros y aditivos funcionales” y tienen un tamaño de menos 5 mm. Lo cierto es que de un tiempo a esta parte se habla con frecuencia de la peligrosidad de esos microplásticos que, a menudo, se encuentran en los alimentos.
Buena parte de los que aparecen en alimentos provienen del mar y están presentes en el pescado que ponemos a nuestra mesa. “Los microplásticos pueden ser fácilmente consumidos por los animales marinos y, de esta forma, entrar en nuestra cadena alimentaria”, tal y como indica la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN).
A pesar de que este dato puede resultar alarmante, la AESAN aclara que esos microplásticos están presentes principalmente en el estómago y los intestinos, por lo que “generalmente son eliminados y no constituyen una importante fuente de exposición para los consumidores”.
Otra fuente de microplásticos es el propio envasado de los alimentos. Pero también los utensilios o herramientas que se emplean en la preparación de la comida. O incluso del proceso de lavado de la ropa con tejidos de nylon en los hogares o las cubiertas de los neumáticos.
¿Son perjudiciales para la salud?
Responder esta pregunta no es fácil porque, tal y como afirma Rafael Urrialde, profesor universitario y Académico de Honor de la Academia Española de Nutrición y Dietética, “los plásticos apenas se llevan usando 70 años, y mucho menos tiempo estudiando sus efectos en la salud tras ser ingeridos. Por eso es complicado saber cuáles son sus efectos a medio y largo plazo”.
Por eso, el experto refiere la importancia de la relación coste beneficio del uso de estos materiales. En ese sentido, Urrialde se refiere a que el plástico “no tiene porosidad, no genera humedad alrededor, es un material totalmente aséptico por lo que su interior no se contamina de bacterias. Además, es maleable por lo que es fácil de transportar”.
Mayor durabilidad y seguridad
Los ejemplos son muy evidentes, empezando por la leche envasada en botella de plástico o en brick puede aguantar hasta un año en perfecto estado. Es decir, “la vida útil de los alimentos se alarga si se usa ese tipo de material para envasarlo porque, por ejemplo, se evita la contaminación cruzada”.
Más que en su peligrosidad, algunos expertos se centran en la relación coste beneficio del uso de materiales plásticos
A todo ello se añade que “el plástico evita la transmisión bacteriana y fúngica y además no es fuente de crecimiento de hongos”. Una de las pruebas de su seguridad, según Urrialde es su uso en productos médicos, desde las bolsas de transfusión o de suero a las jeringas, que son siempre de plástico.
Envases de plástico
Es frecuente culpabilizar a los envoltorios alimenticios de la presencia de microplásticos en los alimentos. Sin embargo, Víctor Borras, director de Packaging Podcast y director comercial de Knauf Industries afirma que este es uno de los sectores más regulados y más vigilados por las autoridades sanitarias, la EFSA y la Unión Europea.
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Borras señala como responsable de la transferencia de este material a la comida a los propios consumidores que, a menudo, “introducen en el microondas plásticos que no son aptos para ese uso”. Es algo que sucede con algunos tápers o incluso con el film transparente, que no deben usarse para calentar comida. “A menudo, el problema no es tanto el plástico, como el uso que hacemos de él”, concluye.
Disminuir el uso de plásticos
En cualquier caso, siempre va a ser buena idea disminuir el uso de este material, no solo en la alimentación, sino en todos los sectores, para que no llegue a la comida. “Y no solo por un tema de seguridad alimentaria, sino de cuidado medioambiental”, afirma Rafael Urrialde.
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Para conseguirlo habría que tratar de consumir más alimentos frescos y menos ultraprocesados, pero también comprar en establecimientos en los que no se utiliza el sobre envoltorio plástico de alimentos, comprar a granel y usar bolsas de tela, cambiar el film transparente por tapas de silicona….
Según la European Chemicals Agency (ECHA), los microplásticos son “partículas sólidas de plástico compuestas por mezclas de polímeros y aditivos funcionales” y tienen un tamaño de menos 5 mm. Lo cierto es que de un tiempo a esta parte se habla con frecuencia de la peligrosidad de esos microplásticos que, a menudo, se encuentran en los alimentos.