La vida después de un infarto: desde que entras al hospital hasta la vuelta a una rutina activa
En los últimos años, la tasa de mortalidad por ataque cardíaco ha descendido de forma considerable. Sin embargo, recuperar la calidad de vida anterior al episodio requiere una rehabilitación integral que va mucho más allá de la medicación
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Según el Ministerio de Sanidad, en España se producen entre 50.000 y 60.000 infartos de miocardio (IAM) al año, una cifra que se estima que aumente en un 1,5% anual debido al envejecimiento de la población. Este episodio, también conocido como ataque al corazón, se produce cuando el flujo sanguíneo de una de las arterias coronarias se obstruye, provocando a su vez la necrosis de una porción del músculo cardíaco.
“El corazón es un órgano que, al igual que el resto de partes de nuestro organismo, necesita recibir oxígeno y nutrientes para hacer su función. Si en un momento dado una arteria de nuestro corazón se obstruye, esa parte del corazón se muere y se convierte en una cicatriz, que no cumple la función de bombear”, explica el doctor Juli Carballo, jefe de Cardiología y de la Unidad de Hemodinámica del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon.
Los síntomas que produce son variables, desde dolor torácico opresivo -que puede irradiarse al brazo izquierdo, a la base del cuello o a la mandíbula- hasta sensación de mareo, sudoración o náuseas, entre otros. Al tratarse de molestias comunes que también se producen por otras afecciones como la ansiedad, el dolor muscular o el reflujo, pueden llegar a confundirse y retrasar la visita al médico.
"En el 90-95% de los casos conseguimos restablecer el flujo sanguíneo"
Fue el caso de Ferrán Arboix, paciente de infarto de miocardio: “Sentía un poquito de presión en el pecho, como una angustia, pero seguí haciendo vida normal, fui al trabajo, porque no sabía qué tenía”, explica. Al ver que la molestia no se pasaba, decidió acudir al hospital. Allí le confirmaron que había sufrido un IAM. Afortunadamente, lo hizo a tiempo y es que, el diagnóstico rápido en caso de infarto de miocardio es vital, porque el pronóstico depende del tiempo que pasa desde que la arteria se ocluye hasta que los especialistas intervienen para restablecer el flujo sanguíneo. En el ámbito de la salud esto se conoce como “el tiempo es miocardio” y por eso, cuando un paciente acude a urgencias con dolor en el pecho, se le prioriza y se hace un electrocardiograma para comprobar si hay cambios.
En caso de que se confirme el diagnóstico, se identifica la arteria ocluida a través de una coronariografía -un cateterismo- y se procede a desobstruirla lo antes posible. “El cateterismo cardíaco es un procedimiento invasivo que nos permite ver en una pantalla muy grande cómo están las arterias del corazón”, explica Carballo, y añade que “ese mismo catéter sirve después para pasar por dentro una guía y un baloncito para desobstruir la arteria e implantar, en la mayoría de los casos, una especie de muelle que es el famoso stent”. Según el especialista, en el 90-95% de los casos se consigue restablecer el flujo sanguíneo de forma bastante rápida y óptima.
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Volver a casa y retomar la ‘normalidad’
Tras la intervención, se hace una ecografía y una resonancia magnética que permite localizar la extensión y la localización del infarto del paciente, para saber cómo ha quedado el corazón tras la cirugía. “Quizá lo peor es no saber cuándo se acaban los días de hospital. Se pasa entre tranquilidad, reflexión, miedo… Se van cruzando sentimientos, pero tienes muchas ganas de volver a casa”, relata Ferrán recordando su experiencia.
“Una vez el paciente es dado de alta, es importante ofrecer la posibilidad de una rehabilitación cardíaca”, señala el cardiólogo. Este proceso no consiste únicamente en acudir al gimnasio, sino en hacer actividad física supervisada por todo un equipo médico que incluye desde un cardiólogo hasta un fisioterapeuta, un psicólogo y un nutricionista. “Un programa como este, en general, acostumbra a responder, aparte de las visitas médicas, a esas inquietudes que tiene el paciente al alta: qué tipo de alimentación seguir, cuándo puedo empezar a hacer actividad física, de qué manera, hasta dónde puedo llegar…”, indica Carballo.
En este sentido, “es importante que el especialista sepa dar respuesta a esas preguntas con confianza y hacer ver al paciente que, en la inmensa mayoría de los casos, pueden retomar una vida muy parecida a la que tenían antes del evento coronario”, añade. Siempre, por supuesto, con la medicación que se requiera y los controles médicos pertinentes.
En el caso de Ferrán, aunque solía practicar otro tipo de deportes, empezó nadando. “Tienes que volver a empezar para ver hasta dónde puedes llegar, ir probando, experimentando, escuchando a tu cuerpo”, nos cuenta. Después de la natación, decidió volver a practicar lo que verdaderamente le gustaba, que era el baloncesto, el pádel y el frontón y que en la actualidad los sigue practicando: “El buen humor y el no ponerse límites de antemano creo que son dos de los requisitos para una recuperación y, como guinda, la relación con el médico, que te acompaña a que te sientas seguro”.
Según el Ministerio de Sanidad, en España se producen entre 50.000 y 60.000 infartos de miocardio (IAM) al año, una cifra que se estima que aumente en un 1,5% anual debido al envejecimiento de la población. Este episodio, también conocido como ataque al corazón, se produce cuando el flujo sanguíneo de una de las arterias coronarias se obstruye, provocando a su vez la necrosis de una porción del músculo cardíaco.