Granjas submarinas: el futuro de la alimentación
Un pescador diseña un sistema de acuicultura con especies que producen múltiples recursos y regeran al mismo tiempo los hábitats
"Con una granja del tamaño del estado de Washington, podría alimentar a todo el mundo. Con una del tamaño de Maine, sustituir todo el combustible de los Estados Unidos". Uniformado con su camisa a cuadros, pantalones vaqueros y una gorra con el logo de un equipo de fútbol americano, Bren Smith presume con orgullo de su invento marino, fruto de 15 años de investigación. En cada charla, vídeo o artículo sobre su persona, este peculiar emprendedor asegura que, a pesar de sus logros, él no hace otra cosa que seguir desempeñando su profesión de siempre: "No soy más que un humilde pescador".
Personaje real o producto de un elaborado trabajo de imagen, en Bren Smith se conjugan las palabras de un intelectual con la apariencia de un 'redneck'. 'The New York Times', 'National Geographic', 'The Guardian'... Todas las cabeceras de referencia le han dedicado algún espacio entre sus páginas. ¿Su mérito? Acuicultura multitrófica integrada. "Es un término alienante, yo prefiero llamarla cultivación marítima 3D ['3D ocean farming'], hay que crear también la jerga de la profesión".
Ahí estaba yo, trabajando en uno de los sistemas más insostenibles al servicio de una comida de ínfima calidad
Fuera de la cuestión terminológica, la revista 'Time' considera que el desarrollo de Bren Smith es uno de los 25 mejores inventos de 2017. Vistas desde la superficie, las granjas decepcionan: apenas un conjunto de sucias boyas a modo de mojones para señalizar la linde. "Eso es bueno, nuestros océanos deberían ser un lugar salvaje e impoluto", defiende Smith en una conferencia. En las profundidades, todo un rancho oceánico del tamaño de 10 campos de fútbol, productivo, sostenible y provechoso para el hábitat marino que lo circunda.
De la idea al mundo real
No obstante, Smith dice llevar muchas culpas a cuestas. Cual San Agustín de la profesión pesquera, el inventor cuenta los pecados cometidos mar adentro antes de su conversión: "Trabajé en el punto álgido de la industrialización de los océanos. Nos llevábamos por delante ecosistemas enteros con nuestras redes de arrastre. Disponíamos cada año de mejor tecnología para capturar cada vez menos peces en las zonas más profundas. Personalmente, he enviado toneladas de peces muertos de descarte de vuelta al agua. No era solo que estuviéramos saqueando el océano, sino que la mayor parte de nuestras capturas iba a parar a los restaurantes de comida rápida. Así que ahí estaba yo, un joven pescador trabajando en uno de los sistemas más insostenibles del planeta al servicio de una comida de ínfima calidad".
El colapso de la pesca de bacalao en Nueva Inglaterra le llevó a buscar otras formas de sustento. La acuicultura parecía el futuro, pero el paso de los huracanes Irene y Sandy vino a asestarle un segundo golpe que arruinó sus cultivos de ostras y le hizo caer en la bancarrota. La traumática experiencia le obligó a replantearse de nuevo su profesión. Era necesario un sistema más sólido, que pudiera superar una catástrofe y que comprendiera, además, más variedad de especies.
Tres metas aparecían en el horizonte: producir comida de buena calidad a kilómetro cero, reinterpretar la figura del pescador del futuro como un granjero que restablece el ecosistema y fundar una nueva economía marina sostenible. Tras muchas pruebas de ensayo y error, Bren Smith pudo diseñar un completo mecanismo biológico.
Todo lo que la granja necesita lo recibe del sol y del mar. La velocidad de crecimiento de los cultivos es además muy rápida
El resultado consiste en un sistema de estructuras metálicas ancladas en los fondos que sirven de base para soportar la fuerza de las peores tormentas. Líneas submarinas colgadas sostienen cultivos de alga kelp. Intercaladas entre ellas, redes de linterna albergan vieiras y mejillones. Por último, en el suelo marino varias jaulas cobijan ostras y almejas: “El sector está obsesionado con producir un único alimento en un único lugar. Nosotros manejamos cuatro tipos de crustáceos y un tipo de alga. Recolectamos también sal. Si un producto falla una temporada, existen otros que te permiten salvar el año”.
Ventajas y más ventajas
Comida, biodiésel, forraje para ganado y sustancias para fármacos y cosméticos sin desperdicio de agua, sin empleo de fertilizantes, plaguicidas, herbicidas ni sobreexplotación de tierras. Todo lo que la granja necesita lo recibe del sol y del océano. Para más virtudes, la velocidad de crecimiento de los cultivos es particularmente rápida.
Las instalaciones tienen, por otro lado, una serie de importantes ventajas para el ecosistema. Las ostras filtran entre 100 y 200 litros de agua al día, eliminando el nitrógeno de los océanos (el exceso de nitrógeno es una importante causa de zonas muertas), y entre 50 y 100 especies animales se ven atraídas por las granjas. Por otro lado, el kelp absorbe cinco veces más dióxido de carbono que una planta, todo un trasunto de una secuoya en el mar.
Detrás del proyecto existe también una causa social. El invento está libre de derechos y patentes, y un individuo con unas mínimas habilidades, unas pocas hectáreas cerca de la costa, un barco y 30.000 dólares puede crear su propia granja. Según Smith, incluso a pequeña escala el negocio es capaz de crear entre dos y tres puestos de trabajo a tiempo completo y entre siete y 10 puestos temporales.
"Con una granja del tamaño del estado de Washington, podría alimentar a todo el mundo. Con una del tamaño de Maine, sustituir todo el combustible de los Estados Unidos". Uniformado con su camisa a cuadros, pantalones vaqueros y una gorra con el logo de un equipo de fútbol americano, Bren Smith presume con orgullo de su invento marino, fruto de 15 años de investigación. En cada charla, vídeo o artículo sobre su persona, este peculiar emprendedor asegura que, a pesar de sus logros, él no hace otra cosa que seguir desempeñando su profesión de siempre: "No soy más que un humilde pescador".
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