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Riesgos en las semillas de amapola (de sándwiches y galletas): contienen opio
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Riesgos en las semillas de amapola (de sándwiches y galletas): contienen opio

Las semillas de amapola están de moda. Pues bien, la EFSA acaba de publicar un informe en el que advierte de su contenido (hasta ahora desconocido) en sustancias opioides, entre las que se encuentran la morfina y la codeína

Foto: De las amapolas se saca el opio. (iStock)
De las amapolas se saca el opio. (iStock)

De las amapolas se saca el opio, claro que las que crecen en las colinas de Afganistán son mucho más propicias a la producción de gigantescas cantidades de este narcótico que las del descampado español. Las cosechadas aquí también lo contienen, pero en concentración mucho menor. Pues bien, ahora resulta que las semillas, a las que se creía libres de esta droga (los narcóticos se encuentran en el látex -o líquido blanco de los tallos-), sí que la contienen, debido a los métodos de cosecha y a diferentes plagas.

Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, 100 g de semillas de amapola contienen una buena cantidad de ácidos grasos poliinsaturados, fibra y proteínas, casi el doble de la cantidad diaria recomendada de calcio, más de la mitad del hierro, todo el magnesio que necesitamos, además de buenas cantidades de zinc y potasio. Toda una joya nutricional. Y hay muchas más semillas de amapola en nuestra vida alimentaria de lo que puede parecer: galletas de mantequilla, pan de molde, picolines y minipicos, galletas de limón, sándwiches prefabricados, yogures, etc. Hasta ahora, que esos productos incluyesen semillas de amapola les añadía un extra saludable.

Las semillas de amapolas destinadas al uso farmacéutico también pueden acabar en nuestra comida

La alarma ha saltado debido a un nuevo informe de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés). En él se valora la cantidad de opioides contenidos en semillas de amapola. Las clasifican en dos variedades, las destinadas al uso farmaceútico, con alto contenido de morfina y las de uso alimentario (para el consumo de sus semillas y del aceite que producen). Aunque deberían estar separadas las dos, dependiendo de su propósito, la agencia advierte de que "las variedades con altos contenidos de alcaloides (opiáceos) destinadas al uso farmacéutico se usan también como producto con fines alimentarios". No es culpa de las semillas. De hecho, ellas no contienen ningún tipo de sustancia narcótica en sí mismas, pero por factores externos, como al daño por plagas o el proceso de cosecha, resultan contaminadas.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Es cierto que no es lo mismo comerse un sándwich prefabricado que estar en un fumadero de opio hongkonés en 1910. La cantidad de sustancias opiáceas presentes en las semillas que fueron sujeto de estudio eran "16,4 mg/kg en las destinadas al uso alimentario y 147 mg/kg en las destinadas al farmacológico". Ambas son concentraciones muy bajas, pero, como la propia EFSA insiste, las últimas también pueden llegar a formar parte del consumo alimentario.

Los efectos del opio, aparte de provocar dos guerras entre el Imperio británico y China (Guerras del Opio, 1839-1842 y 1856-1860) y la consiguiente cesión de Hong Kong, están muy gráficamente explicados en 'Las aventuras de Tintín. El loto azul' cuando el protagonista descubre un fumadero de este nárcotico en la ciudad de Shanghái, donde los clientes se tumban en colchones mientras usan una larga pipa para consumirlo. Sus efectos son relajación, somnolencia y eliminación del dolor. Y se deben a las sustancias narcóticas alcaloides que forman el opio: morfina, codeína, tebaína, orivapina, noscapina y papaverina. Tan potentes son sus efectos que la morfina es uno de los analgésicos de uso farmacéutico más potentes, y la heroína (derivada a su vez de la morfina) tiene un poder analgésico 7 veces superior.

"Hace falta material de referencia de los alimentos que contienen opioides alcalinos en concentraciones relevantes"

La agencia europea, aunque no ha tomado medidas para regular o limitar el consumo alimentario de semillas de amapola, sí hace recomendaciones sobre cuáles deberían ser los próximos pasos de la EFSA y la comunidad científica respecto a la investigación del contenido de opioides en las semillas de amapola: "Hace falta más información sobre su consumo en la Unión Europea. Hace falta material de referencia de los alimentos que contienen opioides alcalinos en concentraciones relevantes". Y es que siempre nos tienen que quitar todo lo bueno...

De las amapolas se saca el opio, claro que las que crecen en las colinas de Afganistán son mucho más propicias a la producción de gigantescas cantidades de este narcótico que las del descampado español. Las cosechadas aquí también lo contienen, pero en concentración mucho menor. Pues bien, ahora resulta que las semillas, a las que se creía libres de esta droga (los narcóticos se encuentran en el látex -o líquido blanco de los tallos-), sí que la contienen, debido a los métodos de cosecha y a diferentes plagas.

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