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Cómo tomar el té en verano (y los trucos para hacerlo bien y fresquito)
  1. Consumo
Secretos para esta bebida refrescante

Cómo tomar el té en verano (y los trucos para hacerlo bien y fresquito)

Fue un avispado norteamericano, Richard Blechynden, quien con ocasión de la Feria Mundial de 1904, en San Luis (Misuri), se percató de que el té frío resultaba muy sabroso. Y desde entonces hasta ahora

Foto: Vasos llenos de té helado. (iStock)
Vasos llenos de té helado. (iStock)

Así, este norteamericano se percató de que el té caliente resultaba un mal reclamo en aquel día de septiembre que había amanecido tan caluroso. Para su sorpresa, se dio cuenta de que añadiendo hielo, la bebida resultaba bastante agradable. De esta manera, consiguió que su ocurrencia se convirtiera en todo un éxito a juzgar por las ventas que obtuvo durante esa jornada. No obstante, se considera que Blechynden se limitó a popularizar la ocurrencia, pues existen evidencias de que el té helado existía incluso antes de 1890.

Poderosas razones para que nos encante el té

Al se le otorgan numerosas propiedades antioxidantes y estimulantes. Esta bebida posee un aminoácido, la L-teamida, con propiedades relajantes. Además, su consumo habitual redunda en una mejor atención, memoria y capacidad intelectual. A esto se añade que una taza de té cuenta con vitamina C. Otro beneficio lo aportan los flavonoides con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias, antialérgicas y antibacterianas.

Asimismo, no hay que olvidar los taninos, cuyo poder antioxidante protege las células de los radicales libres y el riesgo de padecer enfermedades degenerativas.

Múltiples sabores

El té bien fresco se ha hecho un digno hueco entre las bebidas veraniegas. Incluso para desayunar en verano es perfecto. Aunque es cierto que en países de gran tradición por esta bebida se sigue consumiendo caliente a pesar del calor, en nuestro país preferimos consumirlo fresco e incluso helado cuando el sol más aprieta. Además, la infinidad de variedades nos permiten ir variando sabores.

Lo cierto es que respecto al té helado, Ricardo Manzanilla, responsable de Shinzen, una tienda de té que trabaja especialmente con proveedores japoneses, nos comenta que “no hay normas ni reglas y lo mejor que podemos hacer es dar rienda suelta a la creatividad e ir probando diferentes posibilidades y sabores”. Tiene, asimismo, el atractivo de que lo puedes servir como cóctel con cava, frutas, ron o ginebra.

Pocas bebidas permiten hidratarse sanamente al tiempo que proporcionan beneficiosos antioxidantes

Además, Manzanilla asegura que “cualquier té, bien sea puro o aromatizado, es perfecto para tomar frío”. Y nos apunta cuál es el más consumido entre los japoneses cuando llegan los calores: “El consumo helado de té verde japonés puro en verano, ya sea un sencha o matcha, es más que habitual y te lo sirven en una jarra helada sin tan siquiera pedirlo, como obsequio de la casa”.

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Trucos para un té de verano

Desde Shinzen también apuntan unas valiosas pautas para preparar un té refrescante y rebosante de sabor. Uno de los encantos de los tés fríos es que la bebida se puede preparar por maceración, aunque por supuesto podemos seguir optando por la infusión en la que es preciso calentar el agua. En concreto, cuando preparamos un té en caliente, el proceso es más rápido y la extracción de polifenoles, así como antioxidantes y teína, resulta más completa. En cambio, el agua fría, aunque el proceso es más lento, le confiere gran intensidad. A esto se añade que muchos principios activos amargos, como los taninos, no son solubles en agua fría. Por lo tanto, obtendremos una bebida suave y perfecta para los tés helados.

Por supuesto, requiere una buena previsión, pues necesita una maceración de unas doce horas. Para ello se pueden aprovechar las horas nocturnas de cara a completar el proceso:

  • En primer lugar es necesaria una jarra grande de cristal que proporcionará el placer de poder observar los colores de cada una de las variedades. Para mayor comodidad, este recipiente puede llevar incorporado el filtro.
  • Echar entre 5 y 7 cucharadas (de postre) del té o de la infusión que hayamos escogido. Un truco es incorporar unas hojitas de menta, canela en rama, unas rodajas de lima, vanilla, unas fresas… Lo que nos apetezca y nos agrade.
placeholder Té con hielo.
Té con hielo.
  • Debemos llenarla de agua y guardarla en la nevera. Es importante que preparemos un té más concentrado de lo normal, puesto que posteriormente le añadiremos los hielos deseados y no es recomendable que su sabor quede aguado.
  • En cuanto al endulzante, podemos agregarle miel, estevia, azúcar, panela o... nada. También a gusto del consumidor.

No debemos olvidar que el té, una vez que lo preparemos, debemos consumirlo en un plazo máximo de 24 horas. En cambio, si optamos por calentarlo, lo dejaremos enfriar a temperatura ambiente, y cuando esté ya frío, lo verteremos en la jarra de cristal y a la nevera. De ese modo ya está todo listo para empezar a hidratarse a costa de esta tradicional infusión.

Así, este norteamericano se percató de que el té caliente resultaba un mal reclamo en aquel día de septiembre que había amanecido tan caluroso. Para su sorpresa, se dio cuenta de que añadiendo hielo, la bebida resultaba bastante agradable. De esta manera, consiguió que su ocurrencia se convirtiera en todo un éxito a juzgar por las ventas que obtuvo durante esa jornada. No obstante, se considera que Blechynden se limitó a popularizar la ocurrencia, pues existen evidencias de que el té helado existía incluso antes de 1890.

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