Las claves para elegir los mejores plátanos del supermercado
Al ser una fruta tan del día a día solemos prestar a los plátanos muy poca atención. Bastan, sin embargo, unas pocas indicaciones para escoger los que más nos convengan según nuestros hábitos de consumo
A diferencia de las cerezas, las uvas o las fresas, no existe una temporada específica en la que los plátanos se encuentren en su mejor estado. La clave, por tanto, para meter el mejor racimo en nuestra cesta recae exclusivamente en la buena selección que hagamos de ellos en la frutería o en el supermercado.
Destacada fuente de potasio, los plátanos nos proveen de un nutriente fundamental para el buen funcionamiento del sistema nervioso. La utilidad más célebre de este mineral es la de a evitar la aparición de calambres, motivo por el que solemos ver a ciertos deportistas, como los tenistas, tomado una pieza de esta fruta durante los descansos.
Las motas marrones no son un indicador ni del sabor ni de la calidad del producto
Color, tamaño, señales en la piel... son muchas las recomendaciones que se ofrecen para distinguir los plátanos más sabrosos. ¿Dónde residen las auténticas claves? Desde Alimente te ofrecemos una breve guía para dejar de lado lugares comunes y centrarnos en aquellos signos que sí merece la pena destacar.
¿Tienen que ser de Canarias?
La frase parece indiscutible: Canarias es sinónimo de buenos plátanos. ¿Una afirmación realmente fundamentada? En primer lugar cabe aclarar que, independientemente de su origen, el 99% de esta fruta pertenece a una única variedad: la Cavendish. Sin eludir la polémica que implica cuestionar un producto con buena reputación, algunos especialistas, como el profesor de biotecnología José María Mulet, se atreven a poner en entredicho esta idea.
Tanto en su libro '¿Que es comer sano?' como en algunos de sus artículos, Mulet cuenta cómo a pesar de que Canarias ha sido siempre el principal proveedor de plátanos de la península, el producto entró en una fuerte crisis comercial en los noventa por la entrada en el mercado del banano de Latinoamérica.
Los consumidores empezaron a preferirlos por el impoluto color de su piel. Tal fenómeno se debe a que en estas explotaciones se exportaba solo el 30% de los plátanos que se producían, eligiéndose exclusivamente aquellos que eran estéticamente más vistosos. Un derroche que se podía llevar a cabo por el bajo coste de la mano de obra y las malas condiciones laborales de los recolectores.
Fuera de estas cuestiones, desde un punto de vista nutricional, el experto asegura en su libro que "una campaña de publicidad y un cocinero mediático son los responsables de que asociemos las manchas negras con el plátano de Canarias y con una mayor calidad del producto. Lo cierto es que las manchas no inciden en el sabor ni en la calidad del producto, pero nadie está a salvo del bombardeo publicitario". Con todo, el profesor de biotecnología reconoce que a diferencia del importado, el plátano de Canarias pasa más tiempo en la planta, acumulando más azúcares y obteniendo un color más intenso.
Escoger en el mercado
Los signos externos son la mejor guía que para reconocer un óptimo racimo. El proceso de selección debe responder, eso sí, a una clara necesidad: ¿cuándo vamos a consumir los plátanos?.
Si se van a tomar en el mismo día o en la jornada posterior hay que optar por aquellos que presenten un color amarillo uniforme, sin apenas tonalidades verdes en los bordes. Hay que considerar, eso sí, que cuando ya han madurado, los plátanos se deterioran más rápidamente que otras frutas.
Los plátanos duran más tiempo si se mantienen en racimos en vez de por separado
Si, por el contrario, vamos a llevarlos a nuestra mesa dentro de varios días, se aconseja que no estén nunca totalmente verdes, aunque dicho color tiene que tener una mayor presencia. Pasado ese tiempo y conservados a temperatura ambiente, adquirirán solos el esperado punto de madurez. Si vamos, por consiguiente, a llevar a cabo una única compra durante la semana y queremos disponer de plátanos para muchos días, lo mejor es comprar varios racimos pequeños, cada uno con una maduración distinta, en vez de un único ramillete de múltiples unidades. Resulta también conveniente evitar aquellos racimos que presenten tonos apagados. Dicha coloración puede ser un indicador de que la fruta ha estado almacenada a una temperatura inadecuada, modificandose el normal proceso de desarrollo y afectando a sus cualidades organolépticas.
Cómo guardarlos
Una vez en casa, la duda que a todo el mundo le asalta es inmediata: ¿debo dejar los plátanos en el frutero o en la nevera? Como sucede con casi todas las frutas y verduras, el frío tiene siempre implicaciones negativas para el sabor y la textura. Si no disponemos, sin embargo, de una cocina fresca y bien ventilada ponerlos en el electrodoméstico puede resultar a veces más conveniente.
En todo caso, ya sea a temperatura ambiente o en el frigorífico, existe un truco que nos permitirá alargar la vida de los plátanos y que tarden más tiempo en ponerse negros si optamos por la nevera. La maduración del plátano empieza por el pedúnculo, por lo que si los conservamos en racimos aguantarán más tiempo que cortados individualmente. Si además protegemos los rabitos cubriéndolos con un poco de film transparente lograremos que duren todavía algunos días más. Un truco sin duda más conveniente que la antigua costumbre de envolverlos en papel de periódico, una práctica que puede ocasionar que las tintas contaminen la fruta.
A diferencia de las cerezas, las uvas o las fresas, no existe una temporada específica en la que los plátanos se encuentren en su mejor estado. La clave, por tanto, para meter el mejor racimo en nuestra cesta recae exclusivamente en la buena selección que hagamos de ellos en la frutería o en el supermercado.
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