Los adultos no deberían tomar leche y otros falsos mitos
Nos dejamos guiar por las modas, también en la dieta. Estamos sustituyendo los alimentos de siempre por los 'superalimentos' de tendencia
El consumo de leche ha decrecido en los últimos años a pesar de que es la principal fuente de calcio en la dieta. Una de las causas son los mensajes sin base científica que dicen que la leche engorda, sube el colesterol o no es buena para los adultos una vez que se supera el periodo de lactancia.
El boom de las bebidas vegetales y las nuevas tendencias alimenticias han hecho que nuestra nevera se parezca cada vez más a un armario. Lo que se llevaba el verano pasado ahora está pasado de moda y lo mismo ocurre con los alimentos. Ahora la pauta la marcan los ‘superalimentos’ como kale, quinoa o chía. Todo muy exótico. ¿Dónde coloca eso a la leche, un producto básico que lleva con nosotros desde que nacemos? En el cajón de los ‘oldies’. Error, porque por muchas modas que vayan y vengan, “la leche es uno de los alimentos más completos que existen a nivel de nutrientes”, como nos confirma el vicepresidente del Colegio de Nutricionistas de Madrid, Guillermo Rodríguez.
Pocos alimentos pueden competir con la cantidad y calidad del calcio que se puede encontrar en la leche
“Somos los únicos mamíferos que seguimos tomando leche más allá del periodo de lactancia, es cierto, (también somos los únicos que tomamos otros alimentos) pero no hay ninguna evidencia científica que diga que tomar leche con 20, 30 o 40 años sea malo para el organismo”, subraya este nutricionista. Y más teniendo en cuenta la cantidad de nutrientes que aporta y las ventajas directas para la salud. Por citar alguna, su influencia directa en la reducción de fracturas óseas y en la prevención de la osteoporosis, sobre todo en el caso de mujeres de más de 50 años.
También se ha dicho que la leche engorda. “Como todos los alimentos, porque nos aporta calorías”, apunta Rodríguez. Pero la proporción de calorías que aporta en relación a la cantidad de nutrientes que tiene es muy positiva. En un vaso de leche encontramos hidratos, potasio, fósforo, calcio -pocos alimentos pueden competir con la cantidad y calidad del calcio de la leche-, y una interesante lista de vitaminas, entre ellas A, B1, B3, B6, B12, C, D, E, H y K, según el informe ‘La leche como vehículo para la salud de la población’.
Quizá por eso no extraña que Rodríguez lo tenga tan claro a la hora de incluir la leche en una dieta, incluso cuando de lo que se trata es de perder peso. “Entre mis pacientes recomiendo leche entera, porque al contener grasa es más saciante”, señala, y porque “un café son unos 100 ml de leche” que en proporción, es bastante poco. Volviendo a la capacidad saciante de la leche, insiste en que “si solo consumes cosas ‘light’ y bajas en grasas, al final del día acabarás comiéndote lo que sea”. Y lo que sea pueden ser alimentos tan poco recomendables como unas patatas fritas o bollería industrial.
Decir que la leche tiene azúcar es otra obviedad que, mal entendida, puede llegar a generar confusión e, incluso, demonización. Pero ni todos los azúcares son iguales, ni todos los alimentos tienen la misma cantidad. “La leche contiene 4 gramos de azúcar -lactosa- por cada 100 mililitros, y el azúcar que está presente es de manera natural, es decir, que no es añadido. Tiene beneficios para nuestra salud y se metaboliza en el organismo de forma diferente al azúcar común”, apunta otro experto en la materia, el coordinador científico del Instituto Puleva de Nutrición, Federico Lara. Y pone otro ejemplo que contribuye a defender la presencia del azúcar natural en la leche: “La leche materna contiene el doble de lactosa que la leche de vaca, lo que favorece el desarrollo cerebral del recién nacido”.
Otro de los rumores con más aceptación entre la sociedad es el que dice que la leche sienta mal, en general, y la lactosa en particular. Y no es una afirmación del todo correcta. Si no somos intolerantes a la lactosa, "no podemos empezar a quitarnos nutrientes ni alimentos porque sí", apunta Rodríguez. "Es como si de repente nos quitásemos la Vitamina C”.
“Entre mis pacientes recomiendo leche entera, porque al contener grasa es más saciante”
Y que la leche es uno de los grandes enemigos del colesterol ya es un rumor que viene de lejos. “Sobre todo durante las últimas décadas, nos hemos criado en una sociedad en la que había muchos lácteos, sí, pero con muchos azúcares refinados, añadidos, cereales y demás. Y claro, eso es una bomba de relojería” que ha pasado factura a la reputación de la leche y su influencia sobre el colesterol, según el nutricionista, cuando no es, ni de lejos, la principal fuente de colesterol de nuestra dieta. Si tenemos en cuenta que la mayoría de los rumores son falsos y que las ventajas sobre la salud de la población derivadas de un consumo continuado de leche están comprobados, ¿qué sentido tiene retirarla de la dieta?
El consumo de leche ha decrecido en los últimos años a pesar de que es la principal fuente de calcio en la dieta. Una de las causas son los mensajes sin base científica que dicen que la leche engorda, sube el colesterol o no es buena para los adultos una vez que se supera el periodo de lactancia.