Leches de bienestar animal, pastoreo o ecológica: ¿en qué se diferencian?
Las marcas de leche han oído a los consumidores y apuestan cada vez más por el respeto al medio ambiente, pero no todos los sellos que encuentra en sus 'bricks' son iguales
Cada vez estamos más preocupados por lo que comemos, pero también por cómo se ha procesado esa materia prima desde el origen. Los productos ecológicos han dejado de ser una moda para ser una opción más en la cesta de la compra. Según el último estudio del Ministerio de Agricultura, el consumo de estos productos subió un 12,5% en 2016. Es su tercer año consecutivo con incremento de dos dígitos. Y entre los 'bios' que más se compran, están la leche y sus derivados.
Pero, cuando vamos al supermercado a hacer la compra, nos encontramos en los lineales con varias opciones: leche ecológica, leche de pastoreo y leche de bienestar animal. ¿Son realmente lo mismo? Lo primero que te va a llamar la atención es el sello que certifica unas y otras. La leche ecológica está certificada por la Unión Europea y es igual de exigente para el resto de los 27 países de la UE. Europa lleva regulando estos productos desde 1993 y la actual normativa lleva vigente desde 2007.
Por su parte, las leche de bienestar animal y de pastoreo son relativamente nuevas y llevan un sello privado, bien de las propias marcas o bien de Aenor (Asociación Española de Normalización y Certificación). El 'brick' que compres puede ser de pastoreo, de bienestar animal o incorporar una doble certificación. Sin embargo, su implantación se basa en un sistema de buenas prácticas, que en muchas ocasiones certifican lo que ya está regulado por ley en una leche convencional, más que centrarse en exigencias normativas.
Para que una leche sea considerada ecológica, los animales tienen que consumir alimentos 100% orgánicos
Como consecuencia, la siguiente diferencia tiene que ver con los requisitos. Para poder vender leche ecológica, los ganaderos deben cumplir con una normativa muy exigente. Los animales tienen que consumir alimentos 100% orgánicos —pastos y pienso certificados como ecológicos—. Los pastos que consumen deben ser, además, de la propia explotación y deben tener libre acceso a ellos. Solo puede haber dos vacas por hectárea —para evitar la erosión del suelo— y el tratamiento antibiótico está limitado a tres al año por animal, sin contar vacunas y desparasitación. “Si la vaca necesita un cuarto tratamiento, hay que sacar al animal de la explotación y su leche no puede venderse como ecológica durante los próximos seis meses”, explica Manuel Cancio, director técnico del Consejo Regulador de Agricultura Ecológica de Galicia (Craega). Además, el tiempo que una vaca queda descartada para vender su leche si ha tenido que ser tratada con antibióticos siempre es el doble en el ámbito ecológico que en el convencional.
Un ganadero tarda dos años en convertir su explotación convencional en ecológica; es el tiempo estimado para adaptar sus pastos, que tienen que estar libres de herbicidas e insecticidas, cumplir las normas de abonado y ser certificados como ecológicos. Convertir su explotación en ecológica ofrece a los ganaderos una oportunidad para ser más sostenibles en el futuro y una apuesta definitiva por nuevas fórmulas que dan un valor añadido respecto a otros ganaderos de leche convencional. En definitiva, mejorar la rentabilidad de sus explotaciones.
“El consumo en España de leche ecológica está creciendo, hay demanda y es hacia donde se dirige el mercado. Hace 10 años, solo la podíamos encontrar en tiendas especializadas, pero ahora están en cualquier supermercado”, apunta Cancio, que también destaca que los ganaderos reciben más euros por litro de leche ecológica que convencional.
Y no por el precio, también tiene que ver con la salud de los animales. “Una vaca de una ganadería convencional tiene como máximo dos partos, pero una ecológica puede llegar a tener hasta 10", explican desde el Consejo Regulador, lo que permite que la vaca tenga un ciclo vital normal y más natural.
En cuanto a la leche de pastoreo, su sello garantiza que las vacas pastan al aire libre de forma regular, pero el sistema se apoya en el autocontrol de la explotación. Sus pilares fundamentales tienen que ver con el control del manejo y la alimentación de los animales: controlar la accesibilidad a los pastos, el tiempo que pasan en ellos, las raciones... Para conseguir un sello de leche de bienestar animal, se deben cumplir los cuatro principios del protocolo Welfare Quality: buen alojamiento, buena alimentación, buena salud y comportamiento apropiado.
“Las leches que no son ecológicas no son un engaño, pero es verdad que es un intento por subirse a lo ecológico sin cumplir las exigencias de Europa”, explica Carlos Palacios, profesor de la Universidad de Salamanca y miembro de Agriecol, Red de Investigación en Agricultura, Ganadería y Selvicultura ecológica. ”Estas certificaciones privadas dicen que las vacas tienen su espacio y están bien, pero se certifica de manera interna”, recuerda.
Desde Ecologistas en Acción, hablan directamente de 'marketing'. “No existe una regulación común de la leche de pastoreo, por ejemplo, y cuando ves en el lineal los 'bricks' con fotos de vacas pastando, tiendes a pensar que esa leche es ecológica pero es todo 'marketing', para generar confusión", apunta Elisa Oteros, del Área de Agroecología, Soberanía Alimentaria y Mundo Rural de Ecologistas en Acción.
Menos cantidad, más calidad
Desde Agricol, han comprobado que la calidad de la leche de una vaca ecológica es mejor que la convencional. “Una vaca convencional da unos 35-40 litros de leche al día, pero una ecológica solo produce entre 16 y 20. Al reducir la producción, la calidad es mejor”, apunta Palacios.
Un estudio de la Universidad de Newcastle realizado por un grupo de expertos determinó que la leche ecológica tiene un 50% más de omega 3 que la leche convencional. Estos ácidos grasos están relacionados con la reducción de enfermedades cardiovasculares, mejora del desarrollo y función neurológica y una mejor función inmune.
El estudio mostró que los perfiles de grasa más deseables en la leche orgánica estaban estrechamente relacionados con el pastoreo al aire libre y una baja alimentación de concentrados en la dieta diaria, como prescriben las normas de la agricultura ecológica.
Cada vez estamos más preocupados por lo que comemos, pero también por cómo se ha procesado esa materia prima desde el origen. Los productos ecológicos han dejado de ser una moda para ser una opción más en la cesta de la compra. Según el último estudio del Ministerio de Agricultura, el consumo de estos productos subió un 12,5% en 2016. Es su tercer año consecutivo con incremento de dos dígitos. Y entre los 'bios' que más se compran, están la leche y sus derivados.