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Ajo, pepino... los alimentos cuyo precio crece (desmesuradamente) del campo al súper
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precios de junio de 2019

Ajo, pepino... los alimentos cuyo precio crece (desmesuradamente) del campo al súper

El IPOD evalúa la diferencia entre el precio de un alimento en origen y en destino: hay algunos productos que multiplican su precio hasta por siete

Foto: Productos como el repollo, la lechuga o el ajo multiplican mucho su precio desde su origen
Productos como el repollo, la lechuga o el ajo multiplican mucho su precio desde su origen

Es habitual que un alimento concreto, cuyo consumo es típico en un momento del año, suba su precio de manera exponencial en ese tiempo: es lo que ocurre cada Navidad con el marisco o con el cordero. Y también que esto ocurra de manera aparentemente inesperada, cuando hay detrás algún acontecimiento meteorológico que dificulta su cultivo, como ocurrió hace algún tiempo con una serie de hortalizas, como el calabacín, que llegó a superar los cuatro euros el kilo. Lo cierto es que hay varios factores que afectan a los precios de los productos alimenticios, pero en muchas ocasiones, lo que multiplica el precio de la comida no es ningún acontecimiento, sino la larga cadena de intermediarios entre el campo y el supermercado. Precisamente por ello, los precios en origen distan mucho (muchísimo) de los precios a los que el consumidor adquiere determinados productos.

Según el último informe de la Coordinadora de Organizaciones de Agircultores y Ganadores (COAG) sobre el Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos (IPOD), de junio de 2018, existen una serie de hortalizas y frutas cuyo precio aumenta en más de un 500% desde el campo hasta que uno lo compra para cocinar. Son los casos, por ejemplo, del ajo, cuyo precio en origen es de 0,70 euros el kilo y que pasa a los 5,25 euros el kilo, multiplicando su precio original más de siete veces.

Si bien no es tan desorbitado como el precio del ajo negro, que puede llegar a costar 83 euros el kilo, es significativo que pase de los 70 céntimos en origen a los más de cinco euros que cuesta el kilo en el supermercado, un incremento del 650% durante el proceso. Los dos productos que suben más su precio en el trayecto del campo al plato son, al menos durante el mes de junio, la lechuga y el repollo: la primera, con un precio de once céntimos en origen (por unidad, no por kilo), pasa a los casi 90 céntimos, lo que supone un incremento del 709%; el segundo, protagonista de sanas ensaladas 'coleslaw', pasa de los 19 céntimos a 1,72 euros, una subida del 805%.

En el otro lado de la balanza, los que menos modifican su precio en el trayecto hacia los supermercados son productos como el aceite de oliva virgen extra (AOVE), cuyo precio varía un 91% (de los 2,24 euros el kilo a los 4,27 euros), el único de todos los alimentos analizados que experimenta una subida de precio inferior al 100%. Otro es la cereza, que pasa del 1,70 el kilo en origen a 4,25 euros el kilo en destino (+150%) o el champiñón, llegando a los 3,90 euros el kilo desde los 1,90 que cuesta en origen (+105%).

¿Y los productos animales?

No obstante, no solo las verduras, frutas y hortalizas experimentan subidas de precio en el camino hacia los supermercados. Los productos cárnicos y otros alimentos derivados de los animales, como la leche o los huevos, tampoco cuestan lo mismo en el lugar de origen que en las tiendas o mercados: el caso más grave, según el último IPOD, es el del cordero, cuyo precio original se multiplica por más de cuatro para elevar su precio en un 313%: pasa de los 2,61 euros el kilo (para un ejemplar de 25 kilos). En el otro extremo se encuentran los huevos, con un precio que pasa de 0,83 céntimos en origen (por docena) a 1,41 euros en destino, una subida del 70%.

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Le siguen, por detrás, la leche de vaca, que pasa de los 28 céntimos de euro a 75 céntimos en destino (+168%); el pollo, de 1,08 a 3,06 euros el kilo (+183%); el conejo, de 1,88 a los 5,78 euros (+207%); el cerdo, que pasa del 1,45 euros el kilo a 5,58 euros (+285%), para terminar con la ternera, de 4,02 euros el kilo a los 5,58 euros (+299%). Según la evolución interanual del IPOD, se puede comprobar que los precios de los alimentos se encarecen más entre los meses de verano (de mayo a julio) y también en los meses que rodean la navidad, entre noviembre y diciembre.

Es habitual que un alimento concreto, cuyo consumo es típico en un momento del año, suba su precio de manera exponencial en ese tiempo: es lo que ocurre cada Navidad con el marisco o con el cordero. Y también que esto ocurra de manera aparentemente inesperada, cuando hay detrás algún acontecimiento meteorológico que dificulta su cultivo, como ocurrió hace algún tiempo con una serie de hortalizas, como el calabacín, que llegó a superar los cuatro euros el kilo. Lo cierto es que hay varios factores que afectan a los precios de los productos alimenticios, pero en muchas ocasiones, lo que multiplica el precio de la comida no es ningún acontecimiento, sino la larga cadena de intermediarios entre el campo y el supermercado. Precisamente por ello, los precios en origen distan mucho (muchísimo) de los precios a los que el consumidor adquiere determinados productos.

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