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¿Seguirá existiendo la leche dentro de 50 años?
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¿Seguirá existiendo la leche dentro de 50 años?

La respuesta es afirmativa y, además, se adaptará a cada consumidor quien, a través de las nuevas tecnologías, podrá elegir entre los diferentes nutrientes que necesita

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Año 2069. Lola observa a través de su ventana cómo los coches autónomos, circulando por su cuenta, van y vienen, se cruzan y se paran. Está anocheciendo y, como todas las noches, se acerca a la nevera a por leche. Su asistente virtual utiliza tecnología Blockchain para devolverle, con voz mecánica, un detallado informe sobre lo que le aporta la leche a nivel nutricional, así como información de trazabilidad del producto (datos de su origen, lugar de producción, etc.). Lola ahora ya sabe el nombre de la vaca y el recorrido y el proceso que ha seguido esa leche para llegar a su hogar. Sobre una bandeja portátil aparece el envase como por arte de magia. Cuando acaba de beber, da una palmada al aire y todas las ventanas se oscurecen. Es hora de dormir.

La historia de Lola es un relato de ciencia ficción, aunque está más cerca de la realidad de lo que pensamos. Las nuevas tecnologías han logrado favorecer cambios que habrían sido impensables 50 años atrás; al igual que las mismas traerán novedosas variaciones en nuestro modo de vivir. Y, sobre todo, en nuestra forma de alimentarnos. La leche que toma Lola provendrá, por ejemplo, de las vacas de Guillermo, que vivirán en una ganadería situada en el tejado (al estilo de las granjas flotantes que ya existen en Holanda) de la fábrica de Pascual, en Aranda de Duero.

"Debemos trabajar el bienestar del ganadero, no solamente el bienestar animal"

“Habrá vacas en 2069”. Habla Joaquín Lorenzo, director de Compras Agro de Calidad Pascual, empresa que revolucionó hace 50 años el mercado lácteo con la introducción, en España, de la uperisación y el envasado en tetra brik. Las restricciones medioambientales, los problemas de despoblación del medio rural y el escaso relevo generacional son los principales escollos con los que nos vamos a encontrar en la Unión Europea y, particularmente, en España. “Debemos trabajar el bienestar del ganadero, no solamente el bienestar animal. La automatización de las granjas, donde el software y la robótica sean protagonistas, mejorarán la productividad de la ganadería y harán la vida más fácil al ganadero. Además, debemos conseguir la autosuficiencia de las propias granjas para que puedan utilizar sus residuos para su transformación en energía, por ejemplo”, explica Joaquín Lorenzo.

Pero las vacas del futuro no producirán solo leche, sino también datos. Según la directora de I+D de Calidad Pascual, Sofía Pérez, el futuro pasa por “aplicar nuevas tecnologías de medición, recopilación y análisis de datos para el estudio y la predicción de procesos. Es decir, el mundo interconectado del 'big data', aunque esta vez para mejorar todas las fases del proceso de obtención de la leche”.

Fábricas más transparentes

Para que ese envase futurista logre llegar a Lola, el proceso de producción tendrá que verse también afectado. El objetivo pasará por acortar al mínimo esta etapa desde la vaca hasta su casa. Así lo pronostica el jefe de Producción del Complejo Industrial de Aranda de Duero de Calidad Pascual, Rodrigo Zanetti: “Los productos saldrán muy rápido de la fábrica para conseguir llegar casi inmediatamente al mercado y al consumidor. Vamos a ir a un producto 'just in time'. Leche recién ordeñada y puesta en tu nevera en cuestión de horas”. Zanetti además señala que “las vacas estarán más cerca de las fábricas, así aseguramos un producto local, de proximidad y un proceso más ágil. Por ejemplo, en el tejado de nuestro Complejo Industrial de Aranda al estilo de las Floating Farms de Holanda”.

Pero ¿qué pasará con esta leche? ¿Verá modificadas sus características nutricionales? “El proceso será aún más transparente, mejorando, más si cabe, las propiedades de la leche. Nos encontraremos con un consumidor más cercano al campo, y donde la fábrica no sea la protagonista. Contacto directo entre consumidor y vaca. Me imagino una fábrica mucho más ágil, con menos hierros, más flexible y conectada, donde poder ver el estatus de mi leche desde el ordeño hasta mi casa”, asegura Rodrigo Zanetti.

placeholder 'Floating farm' en Rotterdam, Holanda (Goldsmith Company)
'Floating farm' en Rotterdam, Holanda (Goldsmith Company)

Actualmente, como recuerda Zanetti, “los tratamientos térmicos que se utilizan para tratar la leche son menos agresivos que hace 30 años”. Así, se logran mantener los nutrientes intactos en la medida de lo posible. “El reto es encontrar el tratamiento del futuro con una tecnología diferente e innovadora que conserve todas las propiedades nutricionales, afecte muy poco al producto y sea respetuoso con el medioambiente”, recalca.

Nuevas tecnologías a las que habrá que añadir otras, que mejorarán el aporte nutricional de la leche, como herramientas que permitan la detección de animales enfermos u otros “que informen de las temperaturas a las que ha estado expuesto un producto hasta su consumo”, tal y como aseguran desde el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA). La digitalización de las fábricas y ganaderías dará acceso al consumidor a una gran cantidad de información en tiempo real, lo que le convertirá en el consumidor más entendido de la historia.

Leche adaptada a tu genética

Solo un 0,1% de nuestro material genético cambia de una persona a otra, haciendo a cada uno, diferente. Un pequeño porcentaje de variaciones genéticas (color de ojos, cabello, altura, personalidad, etc.), que también condiciona nuestras necesidades nutricionales. En este sentido, el producto avanzará hacia la personalización. Es decir, la leche se adaptará a cada consumidor quien, a través de las nuevas tecnologías, podrá elegir entre los diferentes nutrientes que son necesarios para su rutina diaria. “Considero que la leche evolucionará de manera que podamos cubrir las necesidades que vayan apareciendo en el nuevo consumidor y sea diseñada según su perfil genético, futuras patologías, etc.”, añade Sofía Pérez.

El futuro para la directora de I+D de Calidad Pascual pasa, además, por trabajar desde la materia prima, con la posibilidad de poder incluir micronutrientes en la dieta de las vacas “de manera que podamos obtener materias primas con un perfil nutricional mejorado”, señala. Adicionalmente no podemos olvidar la gran labor de investigación alrededor de ingredientes más allá de la leche. “En los 90 el boom eran los fitoesteroles vegetales los que le dieron a las bebidas lácteas la funcionalidad de reducir el colesterol. Una de nuestras líneas es trabajar en ingredientes naturales que puedan aportar valor y funcionalidades a los lácteos del futuro”, explica Sofía Pérez.

“Existen líneas de trabajo para colocar chips en los envases y transmitir información del contenido”

El concepto de leche cambiará en los próximos 50 años, así como el formato en el que se presentará con, por ejemplo, envases de economía circular a partir de desperdicios de otro proceso, "como las heces de la vaca", se imagina M. Cruz Córdoba, responsable de desarrollo e ingeniería de materiales E+E de Calidad Pascual. "A través de la síntesis de un componente de las heces, podemos generar polvos de un material que, mediante calentamiento, fundición y compresión en un molde, dé lugar a un envase reciclable”. Estos envases, además, nos informarán y sancionarán por mal uso. “Cuando estuve en Japón, algo que me sorprendió mucho es que todo te habla: las farolas, las escaleras mecánicas, las estanterías del supermercado, etc. Puedo imaginar un envase que te cuente cosas: avisarte de que lo has tirado al contenedor erróneo, información nutricional, etc.”, señala. En la actualidad, existen líneas de trabajo para colocar chips en los envases y transmitir información del contenido y el propio envase al teléfono móvil sin necesidad de un código QR, por ejemplo.

Trabajar con las marcas

Las innovaciones tecnológicas repercutirán también directamente en los datos que se ofrezcan al consumidor, el que podrá seleccionar qué es lo que desea leer: “No vamos a ofrecer la información al consumidor imponiéndosela, sino que participará en el desarrollo de los productos y en la forma de distribuírselos. En 2069 tendrá a su disposición la información que quiera a través realidad aumentada, por ejemplo”, apostilla Zanetti. Algo parecido a la interconexión que describió Robert Zemeckis en la película visionaria 'Regreso al futuro' (1989), en la que todos los electrodomésticos estaban conectados y el protagonista, un joven McFly, podía “hablar” con ellos para pedirles cosas. Algo parecido a nuestra Lola.

En las grandes películas del género de ciencia ficción, se suelen observar importantes cambios en la robótica: inteligencia artificial al servicio de la humanidad, drones como método de distribución, realidad aumentada… Todo ello para garantizar que la calidad de vida de las personas mejore. Zanetti y Pérez comparten que las nuevas tecnologías abrazarán, progresivamente, todo el proceso. “Solo hay que observar algunos proyectos donde solo son necesarios un móvil y una cesta para poder hacer la compra, gracias a tecnologías RFID o identificación por radiofrecuencia o drones que te llevan la compra a casa”, señala Pérez.

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Child is dressed in an astronaut costume. Child sees a sprout in a glass case. The concept of environmental protection.; Shutterstock ID 390162952; Purchase Order: -

Según el experto en el comportamiento del consumidor de Kantar, Joan Riera, “seguramente este será el cambio más profundo que viviremos en los mercados de gran consumo”. En estos, “la tecnología y el abaratamiento de los costes logísticos permitirán mucha más comodidad a la hora de realizar la compra”. Sin duda, el producto guardará una calidad casi intocable, tendrá más cercanía a los puntos de venta o incluso la compra “vendrá a nuestra casa en lugar de tener que ir a buscarla a la tienda”, señala Riera.

Probablemente, también el modelo de vida de la sociedad de Lola sea mucho más vertiginoso que el actual y el envejecimiento de la población dará pie a cubrir nuevas necesidades. “Será un consumidor más individual y atareado. La mayor concentración de población en grandes urbes moldeará el estilo de vida de nuestro consumidor”, admite Riera.

"La leche es una de las materias primas con más alto valor nutricional"

El consumidor del futuro, ejemplificado en nuestra Lola, “trabajará de la mano de las marcas" -explica la responsable de Investigación de Mercados de Calidad Pascual, Emma Barrios- "Sus opiniones serán tenidas en cuenta para la definición de los lanzamientos de nuevos productos y servicios”. También habrá nacido con gran conciencia medioambiental, “por lo que la sostenibilidad será un requisito esencial de cualquier producto y servicio que compre o consuma”, explica.

Ya podemos imaginar cómo serán las fábricas del futuro, el transporte, las tecnologías… Y lo que está claro es que ya se están sentando las bases para que esto sea una realidad. Como concluye Sofía Pérez, “hace 50 años Pascual revolucionó el mundo lácteo español y queremos volver a hacerlo hoy y en 2069. Ya estamos trabajando para seguir abanderando la innovación del sector. Dentro de medio siglo los lácteos irán mucho más allá de la leche líquida. La leche es una de las materias primas con más alto valor nutricional, de la cual se pueden extraer inimaginables productos y subproductos de un gran valor añadido”, concluye Sofía Pérez.

Seguro que muchos estarán preocupados por el hecho de que una pastilla sustituya a los alimentos tradicionales en el día a día. Pero que no cunda el pánico. Nadie podrá hacer desaparecer la leche del desayuno o de antes de dormir de Lola. Ya sea 2019 o 2069, las buenas tradiciones no cambiarán.

Año 2069. Lola observa a través de su ventana cómo los coches autónomos, circulando por su cuenta, van y vienen, se cruzan y se paran. Está anocheciendo y, como todas las noches, se acerca a la nevera a por leche. Su asistente virtual utiliza tecnología Blockchain para devolverle, con voz mecánica, un detallado informe sobre lo que le aporta la leche a nivel nutricional, así como información de trazabilidad del producto (datos de su origen, lugar de producción, etc.). Lola ahora ya sabe el nombre de la vaca y el recorrido y el proceso que ha seguido esa leche para llegar a su hogar. Sobre una bandeja portátil aparece el envase como por arte de magia. Cuando acaba de beber, da una palmada al aire y todas las ventanas se oscurecen. Es hora de dormir.

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