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Las 'colmenas' de productores aumentan un 290% sus entregas a domicilio por el Covid-19
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Las 'colmenas' de productores aumentan un 290% sus entregas a domicilio por el Covid-19

En mitad de esta pandemia, el comercio justo, capaz de mantener y remunerar adecuadamente a los pequeños productores, ha aumentado las entregas en nuestra propia casa, lo que es un beneficio para los más vulnerables

Foto: Foto: iStock.
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No cabe la menor duda de que el coronavirus va a ser un duro golpe para nosotros, tanto económica como socialmente. Por suerte o por desgracia, todas las crisis de la humanidad han beneficiado a alguien. Por poner un ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial, España, que no participó en el conflicto, comerció con ambos bandos, enriqueciéndose. Ahora, con nuestro país prácticamente cerrado, una pregunta está en el aire: ¿qué va a ser de los pequeños productores?

Desde hace años hemos hablado de los productos de proximidad, el kilómetro cero, la agricultura biológica... pero ahora, con la inmensa mayor parte de la población comprando en grandes superficies y con algunos de los mecanismos de producción en pausa, su futuro en los próximos meses no está completamente claro.

La demanda ha aumentado un 290%: "Hemos pasado de 45 pedidos a la semana a 90"

En una situación de normalidad, la vida del pequeño productor no es un camino de rosas. Por una parte tiene, como es lógico, que adaptarse al mercado y ajustar los precios a este, lo que no siempre juega en su favor. Por otra, en la mayor parte de las ocasiones se ven obligados a lidiar con las grandes superficies, cuyo poder de negociación es inmenso y que deja a los pequeños productores en una situación de indefensión. Por ello, desde hace ya algunos años, algunos se han empezado a agrupar en las conocidas 'colmenas'. Se trata de comunidades de consumo en los barrios que ofrecen un servicio de alimentación local basándose en los pequeños productores situados cerca de los consumidores. Pero si mantener una seguridad frente al coronavirus en un gran supermercado supone un reto, hacerlo a pequeña escala por gente carente de recursos para enfrentarse a esta crisis supone toda una odisea.

Para lograrlo, algunas colmenas han empezado a repartir directamente a domicilio. Esto evita la presencia de intermediarios: la comida del productor a tu mesa, directamente. Los beneficios de esto, en tiempos de normalidad, son altos, dado que ecológicamente es más beneficioso para el medio ambiente. Cuantos más pasos en el proceso se recorten, menos combustibles fósiles o energía es malgastada.

La cosa curiosa es que ahora, durante el coronavirus, las colmenas que siguen abiertas (el 61% de ellas) han visto sus ventas multiplicadas. Esto se debe a que el 70% han empezado a repartir directamente a domicilio, no a través de mercados de pequeños productores. De hecho, en la última semana, han aumentado sus ventas a domicilio un 290%. "Hemos pasado de 45 pedidos a la semana a 90", explica Laura Pedrero, representante de la madrileña colmena El Bosque.

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Detrás de la idea de las colmenas yace la siguiente máxima: el productor gana el 80% del precio que el consumidor final paga. Esto supone un beneficio para todos. Por una parte, como hemos dicho antes, es mejor para el medio ambiente al eliminar intermediarios; por otra, el precio final es menor y, además, el productor recibe una recompensa más justa.

Por supuesto, no todo son buenas noticias. Como explica Carlos Suárez, de Nuestras Huertas: "Ahora el reto será poder abarcar toda esta demanda, ya que seguimos siendo pequeños productores con una capacidad a pequeña escala. De hecho, nuestra huerta se quedó sin producto para algunas colmenas". A pesar de todo, este aumento en la demanda ha sido de gran utilidad para ellos dado que gran parte de su producto estaba destinado a colegios y restaurantes que ahora están cerrados. Que la población general también entre en la demanda puede ayudar a mantenerlos a flote durante esta crisis.

Ante el coronavirus

Las rapidísima expansión de esta enfermedad deja claro que se contagia de forma increíblemente sencilla. Los últimos datos de su expansión en la ciudad de Wuhan, foco de la infección, muestran que el distanciamiento social absoluto tiene resultados efectivos para reducir la inclinación de la famosa curva, necesaria para no colapsar el sistema de salud. Para los más vulnerables (ancianos o pacientes de patologías previas), el simple hecho de acudir a un supermercado les pone en riesgo. La opción de recibir en su propio domicilio la compra semanal y que esta, además, sea de origen biológico, solo juega en su beneficio.

De todos modos, si esta es la vía que decidimos seguir, deberemos tener en cuenta las reglas de higiene que forman parte del protocolo de protección frente al Covid-19: lavarse las manos al menos 20 segundos, permanecer a más de metro y medio de distancia de los demás (incluso del repartidor), llevar mascarilla si estamos enfermos o si formamos parte del grupo de población de riesgo, evitar tocarnos la cara con las manos... Asimismo, lavar concienzudamente (y con guantes a ser posible) los productos que vayamos a consumir y cocinarlos a conciencia, además de evitar a toda costa la contaminación cruzada.

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A. H.

Las semanas (o meses) que nos esperan prometen ser uno de los tiempos más duros que nos va a tocar vivir. Proteger a los más vulnerables es una tarea que deberíamos llevar a cabo en tiempos de normalidad y ahora más que nunca, ya sean ancianos, enfermos o pequeños agricultores.

Cómo encontrarlas

A ser un concepto relativamente nuevo, su difusión es todavía pequeña. Es por esto que desde ¡La Colmena que dice Sí! ofrecen un mapa con todas las colmenas que siguen abiertas y su contacto, para que podamos acceder a la más cercana a nosotros en cualquier momento e incluso empezar la nuestra propia si así lo deseamos. Llegan buenos tiempos para los pequeños productores (y consumidores).

No cabe la menor duda de que el coronavirus va a ser un duro golpe para nosotros, tanto económica como socialmente. Por suerte o por desgracia, todas las crisis de la humanidad han beneficiado a alguien. Por poner un ejemplo, durante la Primera Guerra Mundial, España, que no participó en el conflicto, comerció con ambos bandos, enriqueciéndose. Ahora, con nuestro país prácticamente cerrado, una pregunta está en el aire: ¿qué va a ser de los pequeños productores?

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