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El ojo de dragón, un fruto exótico que empieza a cultivarse en Málaga
  1. Consumo
muy nutritivo

El ojo de dragón, un fruto exótico que empieza a cultivarse en Málaga

La región de la Axarquía, tan exótica, cultiva una fruta asiática. Es el longan, al que tanto aprecio tiene la ciudadanía china y que en breve dejará de tener secretos para nosotros

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

Hasta hace muy poco, el antojo por comer longan únicamente era posible importándolo desde países asiáticos como Tailandia. Sin embargo, ya contamos con árboles de longan creciendo vigorosos en Málaga, una provincia que lleva décadas empeñada en traerse lo mejorcito de la fruta exótica (ya lo hizo con el mango en 1985) y ahora repite la hazaña con el longan y el litchi.

Cuando rebanes esta fruta tendrás la sensación de haber seccionado el globo ocular de un dragón. Tanto es así que esta fruta también es conocida como ojo de dragón. No hace falta tener mucha imaginación para percatarse del tremendo parecido con un ojo que nos mira desde el banco de la cocina pues en su interior hallamos la semilla de un color marrón oscuro brillante con una mancha blanca en el centro.

La comarca de la Axarquía es hoy en día la única en Europa donde se cultiva esta fruta asiática

Lo cierto es que la Axarquía es una comarca privilegiada capaz de obrar estos pequeños milagros exóticos en nuestra orografía, a pesar de que el longan es una fruta asiática y, por lo tanto, aclimatada a aquellos lares. A día de hoy, la Axarquía es la única región de toda Europa donde es posible el cultivo de longan. Aunque algunos expertos creen que también sería posible su crecimiento en la isla de Sicilia (Italia). Cabe recordar que la costa tropical que discurre entre la costa de Granada y Málaga alberga unas condiciones geoclimáticas y ambientales idóneas para el cultivo de muchas frutas de carácter tropical, aunque es preciso previamente indagar qué variedades pueden adaptarse a estos suelos. De este menester se encarga el prestigioso Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea (ISHM) que trabaja en la finca La Mayora y conviene hacerle caso porque sabe qué es lo que lleva entre manos.

Sin su consejo es probable que cualquier propósito de emprender un nuevo cultivo tropical en la zona esté abocado al fracaso. Al menos así sucedió con el litchi pues hace unos cuantos años los productores se lanzaron a cultivarlo sin haber estudiado debidamente cuál era la variedad más indicada para ello. La tentativa fracasó. Lo cierto es que el ISHM fue el responsable de la exitosa implantación del mango y el aguacate en la zona que ahora comemos con gusto y sin remordimientos medioambientales.

placeholder El fruto de Vietnam. (iStock)
El fruto de Vietnam. (iStock)

¿Y en qué beneficia el cultivo del longan en España al consumidor? Pues obviamente en que nos llevaremos a casa una fruta fresca, acabada de cosechar prácticamente de un día para otro y que, por lo tanto, nos ofrece un mejor sabor. Además, dicha fruta resiste muy mal el transporte, se deteriora con rapidez, de modo que son habas contadas los establecimientos en España donde la ofrecen. Pierde, por lo tanto, su fragancia y sabor. Tanto es así que también suele consumirse en conserva o seco. Sin embargo, en la Axarquía nos ponen a tiro de piedra el antojo de comer esta estrambótica fruta.

Los árboles de longan son mejores, la fruta puede aguantar en las ramas sin que pierda calidad

Resulta evidente que el cambio climático ha propiciado la llegada de estos nuevos cultivos cuyos frutos hace tan solo medio siglo era imposible que fructificasen. Por lo tanto, se nos acaban los pretextos para no lanzarnos a su consumo pues, sin duda alguna, si la acogida en los mercados es buena –seguramente lo será por la creciente población asiática en Europa que acostumbra a consumirlo–, el longan irá acaparando nuevos terrenos de cultivo.

A diferencia del litchi, los árboles de longan son mucho más productivos, un aspecto que interesa mucho a los productores. La fruta puede aguantar en el árbol sin recolectar y sin que ello comprometa su calidad. Pero ¿por qué habríamos de empezar a comer longan si es una fruta tan ajena a nuestra dieta? Quizás no nos convirtamos en devotos de esta fruta exótica como ocurre en China, donde es la segunda fruta más importada, con 603.000 toneladas anuales, según informan en Exotic Fruit Box, pero tenemos poderosos argumentos nutricionales (además del criterio de la proximidad) para concederle una oportunidad.

Vitamina C en abundancia

El Dimocarpus longan, pues ese es su nombre completo, es una fruta deliciosa que presenta cierto regusto ácido pero con tonos dulces. Algunos dirían al probarlo que guarda ciertas semejanzas con el mango. Esta fruta destaca por sus grandes cantidades de vitaminas A y C, además de minerales como el fósforo, el hierro, el cobre, el potasio, el zinc o el magnesio. También hallamos una importante presencia de hierro, cuyo aporte resulta crucial para evitar las anemias, a las que son tan proclives, por ejemplo, las embarazadas. La fibra tampoco falta en esta fruta, de modo que su consumo habitual puede venir de perlas para personas propensas al estreñimiento.

En cuanto a su uso, su versatilidad nos permite disfrutarlo en ensaladas dulces y saladas. "También se puede usar para combinar platos de arroz y de verduras. Por otra parte, es relativamente fácil de enlatar y forma parte de la composición de zumos, frutas y licores", explican en la web de la empresa Exotic Fruit Box.

Hasta hace muy poco, el antojo por comer longan únicamente era posible importándolo desde países asiáticos como Tailandia. Sin embargo, ya contamos con árboles de longan creciendo vigorosos en Málaga, una provincia que lleva décadas empeñada en traerse lo mejorcito de la fruta exótica (ya lo hizo con el mango en 1985) y ahora repite la hazaña con el longan y el litchi.

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