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Las hojas de piña recicladas pueden mantener los alimentos frescos
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también las aguas residuales limpias

Las hojas de piña recicladas pueden mantener los alimentos frescos

Alargarían la vida útil de alimentos frescos como las frutas o las verduras durante un mínimo de dos semanas, por lo que se evitarían millones de toneladas de desperdicios anuales

Foto: Los científicos de la Universidad Nacional de Singapur han patentado su descubrimiento. (YouTube)
Los científicos de la Universidad Nacional de Singapur han patentado su descubrimiento. (YouTube)

Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS, por sus siglas en inglés) ha descubierto un nuevo método que prolonga la vida útil de los alimentos perecederos. Se trata de un hallazgo que podría ayudar a reducir el número de alimentos que se estropean cada año alargando su vida útil y evitando, de paso, grandes cantidades de desechos.

La base de este descubrimiento es la hoja de la piña, pero tratada químicamente. Los científicos convirtieron esta parte de la fruta, que normalmente se tira a la basura, en un aerogel que conserva otras frutas y verduras. Pero no es la única utilidad que han encontrado: también puede usarse para limpiar productos químicos tóxicos de las aguas residuales.

Antes de llegar a este descubrimiento, los investigadores de la NUS habían trabajado con otro tipo de desechos como los posos de café o residuos de caña de azúcar. Sin embargo, ha sido la hoja de la piña la que ha proporcionado el punto de partida más prometedor, tal y como asegura a 'New Atlas' el director del equipo de investigación, el profesor Duong Hai-Min.

Muchas aplicaciones

Hai-Min explica que "estos eco-aerogeles hechos de fibras de hojas de piña son muy versátiles. Son eficaces como absorbentes de aceite y para el aislamiento térmico y acústico. También hemos demostrado sus posibles aplicaciones en la conservación de alimentos y el tratamiento de aguas residuales. Este es un gran paso hacia la agricultura sostenible y la gestión de residuos, y proporciona una fuente adicional de ingresos para los agricultores".

Foto:  (iStock)

El proceso se desarrolla de la siguiente manera: primero se trituran las fibras de la hoja de piña y se mezclan en agua con pequeñas cantidades de productos químicos no tóxicos. Esta mezcla debe permanecer un tiempo a temperatura ambiente, antes de congelarla y después se liofiliza para crear un aerogel, que luego se trata con polvo de carbón activado. Este último paso es clave ya que permite que el aerogel absorba el gas etileno, la hormona que impulsa el proceso de maduración en frutas y verduras.

El profesor Phan-Thien, autor principal del estudio, señala que "grandes cantidades de productos frescos se descartan debido a instalaciones inadecuadas de almacenamiento y procesamiento posteriores a la cosecha, así como a sistemas de transporte ineficientes o interrumpidos. Reducir el deterioro puede contribuir en gran medida a reducir el desperdicio".

Al recubrir el aerogel con dietilentriamina se convierte en un filtro para las aguas residuales cuatro veces más potente que otras soluciones

El científico afirma que sus experimentos han permitido "retrasar el proceso de descomposición en, al menos, 14 días". La razón es que el aerogel ecológico modificado "puede absorber seis veces más etileno que los absorbentes comerciales de permanganato de potasio y etileno. Este también es un método más seguro, en comparación con el uso convencional de agentes oxidantes fuertes, y más eficiente que los aerosoles químicos no tóxicos, para la conservación de alimentos".

El profesor Duong subraya que "el proceso de tratamiento es sencillo, más económico y no genera residuos secundarios". Los investigadores ya han presentado una patente para el nuevo aerogel y están convencidos de que podría ofrecer una solución barata tanto para la conservación de los alimentos como en el tratamiento de aguas residuales a un costo muy reducido, de entre 15 y 30 euros por metro cuadrado.

Un equipo de investigadores de la Universidad Nacional de Singapur (NUS, por sus siglas en inglés) ha descubierto un nuevo método que prolonga la vida útil de los alimentos perecederos. Se trata de un hallazgo que podría ayudar a reducir el número de alimentos que se estropean cada año alargando su vida útil y evitando, de paso, grandes cantidades de desechos.

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