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Es mejor el hielo comprado que el de casa, salvo si utilizas este truco
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Bebidas seguras

Es mejor el hielo comprado que el de casa, salvo si utilizas este truco

Es el ingrediente por excelencia para enfriar cualquier bebida (y otros alimentos) y resulta necesario y socorrido cuando sube el mercurio en los termómetros. Pero... ¿cuál va bien para nuestra salud y nuestra cartera?

Foto: El hielo es clave en las bebidas veraniegas.
El hielo es clave en las bebidas veraniegas.

Revaloriza el sabor de algunos refrescos, da el toque de gracia a un buen gin-tonic, es el compañero indiscutible de un cubalibre, da alegría a un tinto de verano o aporta el frescor que necesitamos durante la época estival: el hielo es un ingrediente clave y no, como muchos creen, un complemento más. En España lo sabemos bien, pues cada español consume diez kilos de hielo al año, lo que nos sitúa, según la Asociación Nacional de Fabricantes de Hielo Alimentario, "muy por encima de los países occidentales, a excepción de Estados Unidos, que es el principal consumidor a nivel mundial".

Aunque el consumo de cubitos de hielo es habitual durante todo el año, en la época estival, con el incremento de las temperaturas en los termómetros, este se multiplica. Hay quien se decanta por comprarlo en el supermercado y están quienes prefieren elaborarlo en casa. Pero ¿qué decisión es la más acertada?

¿Cubitos de hielo embolsados? Sí

Es un hecho. Hay invitados en casa y tras servir la segunda ronda de bebidas, se acaban las reservas de hielo casero. O puede ocurrir que preparemos una generosa y refrescante jarra de tinto de verano y en el trayecto de la cocina al jardín el hielo se haya deshecho, arruinando la mezcla y, de paso, las ganas de tomarlo. Y es que ningún aparato casero tiene la capacidad de fabricar mucha cantidad de hielo, ni tampoco de hacerlo con la misma resistencia que los que se adquieren en los supermercados, en las gasolineras o en establecimientos especializados. Por este motivo, para salir del paso, para disfrutar como Dios manda de un cóctel o de un preparado casero o por comodidad, optamos por comprar cubitos de hielo en formato bolsa. ¿Es buena idea? Según la OCU, sí.

Esta organización llevó a cabo un análisis de más de una veintena de bolsas de hielo compradas en establecimientos de Madrid y Alicante y no detectó problemas de higiene o seguridad en ninguna de ellas. Incluso, aunque muchos congeladores contenían bolsas rotas y otros tantos no mostraban la higiene que debieran, ninguna tenía hielos que contuvieran restos elevados de microbios o microorganismos perjudiciales para la salud. Al contrario, comprobaron, tras el fundido del glaseado externo, que los hielos estaban limpios y no presentaban sabores extraños.

Es más, todas la marcas investigadas habían fabricado el hielo con agua blanda (contiene cantidades mínimas de sales y, por tanto, son más idóneas para la fabricación de hielo y la conservación de su sabor original) y con un nivel de pH bastante aceptable. A esto se añade que su gran tamaño –unos 42 mm de lado– y la ausencia de burbujas en su interior los hace más resistentes, es decir aguantan más tiempo sin descongelarse que los caseros.

… ¿y el hielo casero?

Los cubitos de hielo domésticos se hacen, como los comprados, con agua del grifo, a diferencia de los industriales, los cuales se desmineralizan para restarle dureza y hacerlos más aptos para el consumo. Además, estos se secan con un chorro de aire frío para garantizar que no se peguen en las bolsas. En cambio, los que se hacen en casa no son sometidos a ningún tipo de proceso. Y justo ahí es donde está el quid de la cuestión.

Cada español consume diez kilos de hielo, una cifra muy superior a la media de los países occidentales

En casa, para evitar sustos, hay que prestar especial atención a varios aspectos. El primero, la calidad del agua. Es importante asegurarse de que es potable, pues cuando esta es deficiente puede contener virus, bacterias y patógenos, compuestos orgánicos y sustancias químicas que no eliminan cuando se congelan. Por tanto, no solo constituyen un riesgo para la salud personal, sino que, además, comprometen la calidad del producto.

placeholder Hielo. (iStock)
Hielo. (iStock)


Aunque el hielo no está dentro de la lista de alimentos con especial riesgo sanitario, no está de más tener cierta precaución y seguir algunas normas a la hora de manipularlo. Por ejemplo, mantener la higiene de los recipientes. Y, dicho sea de paso, si se quiere conseguir un hielo en condiciones, es aconsejable usar moldes grandes de silicona. La razón es que permiten desmoldar los cubitos más rápidamente y el proceso es menos agresivo para estos. Tampoco es recomendable usar moldes que se hayan empleado en otros menesteres. Como tampoco es conveniente colocarlos dentro del congelador junto a carnes y pescados, pues absorberán su sabor, sino en una zona aparte. Y no, no es recomendable un gin-tonic o un tinto de verano con sabor a merluza.

Cubitos de hielo en casa como el de los bares

La mayor parte de las veces, el hielo que se hace en casa no se asemeja al que incluyen las bebidas que se sirven en los bares, el cual suele durar más tiempo y no deja las bebidas aguadas. Los entendidos dicen que para conseguir un cubito de hielo macizo, duro, transparente y muy frío es recomendable llenar las cubiteras con agua previamente hervida. La razón es que durante este proceso se elimina el oxígeno y, por tanto, las impurezas derivadas durante el proceso de congelación. Otro aspecto fundamental es el tiempo. Para crear un buen hielo, hay que tener paciencia o, lo que es lo mismo, dejar que se vaya haciendo a baja potencia. De este modo, el cubito tendrá una composición interna mucho mejor y más resistente.

Revaloriza el sabor de algunos refrescos, da el toque de gracia a un buen gin-tonic, es el compañero indiscutible de un cubalibre, da alegría a un tinto de verano o aporta el frescor que necesitamos durante la época estival: el hielo es un ingrediente clave y no, como muchos creen, un complemento más. En España lo sabemos bien, pues cada español consume diez kilos de hielo al año, lo que nos sitúa, según la Asociación Nacional de Fabricantes de Hielo Alimentario, "muy por encima de los países occidentales, a excepción de Estados Unidos, que es el principal consumidor a nivel mundial".

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