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Sostenibilidad ambiental, el 'toque' clave de un AOVE prémium
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I Fortuny Talk

Sostenibilidad ambiental, el 'toque' clave de un AOVE prémium

El respeto por el entorno y las personas es un valor en alza en el proceso productivo y una premisa para alcanzar la excelencia. Francisco Vañó, CEO de Castillo de Canena, explica cómo se aplica esta filosofía a la producción de aceites de alta gama

Foto: Francisco y Rosa Vañó. (Foto: Castillo de Canena)
Francisco y Rosa Vañó. (Foto: Castillo de Canena)

"Pensar que hemos alcanzado el éxito y quedarnos en la zona de confort es lo peor. El día que hagamos eso, estaremos muertos". Esta afirmación de Francisco Vañó, consejero delegado de Castillo de Canena, resume la filosofía de la empresa familiar de la que tomó las riendas en 2005, cuando cambió por el campo dos décadas de trabajo en banca internacional. Francisco y su hermana Rosa -directiva de marketing en multinacionales- se propusieron transformar la explotación olivarera de la familia desde el año 1780 -"dar un giro a la parte agronómica, porque es nuestro escaparate", cuenta a Alimente- y desarrollar un modelo de negocio sostenible acorde con las nuevas exigencias y para las nuevas generaciones (los hermanos son la novena generación al frente de Castillo de Canena).

"La sostenibilidad es una palabra que parece mágica, todo el mundo la esgrime, pero hay que refrendarla y validarla"

Así, los Vañó han transformado una empresa próspera en una marca excelente, integrada en el exclusivo Círculo Fortuny (una asociación sin ánimo de lucro), en el que la sostenibilidad circular –presente en toda la cadena de valor desde el medioambiente al entorno social y económico- es su motor de acción. "En estos momentos, la sostenibilidad es una palabra que parece mágica, todo el mundo la esgrime, pero hay que refrendarla y validarla", defiende el directivo. En consonancia con esta premisa indica: “En 2011 fuimos pioneros en certificar nuestra huella de carbono y en 2013, la hídrica, y todos los años nos sometemos a auditorías y controles ambientales”.

El camino hacia la excelencia

Cómo se consigue la excelencia a través de la sostenibilidad circular es el eje sobre el que girará el I Fortuny Talk, que tendrá lugar hoy y en el que participan empresas del lujo como Grupo LVMH, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Abadía Retuerta Le Domaine y Castillo de Canena, entre otras.

placeholder Olivares. (Foto: Castillo de Canena)
Olivares. (Foto: Castillo de Canena)

“La excelencia -dice Francisco Vañó- no es solo y exclusivamente crear un producto absolutamente excelso, eso es condición necesaria pero no suficiente. La excelencia es comunicar claramente, tener unos conceptos de la gobernanza de tu compañía que incluya parámetros éticos y transparentes, mantener relación con los grupos humanos, invertir en innovación y desarrollo. La conjunción de estos parámetros hace que una empresa sea excelente".

En su caso, el resultado es la producción de aceite prémium, pero con la vista puesta en "ser la mejor empresa del mundo en la producción y comercialización de aceites de alta gama".

La política de sostenibilidad emprendida en 2005 arrancó con el compromiso medioambiental, que incluye: mantener la cubierta vegetal, fomentar la biodiversidad, establecer acuerdos con organizaciones -como la Sociedad Española de Ornitología- para la preservación de especies, reforestar zonas que eran eriales y crear sus propios fertilizantes a través de sus residuos. Estos parámetros, unidos a las condiciones edafológicas y geográficas (altitud, temperaturas, etc), configuran las propiedades de su aceite, "un alimento que es muy saludable, que tiene unas características beneficiosas para las personas".

Nuevos usos

Y no se trata solo de la salud. "La cultura del aceite de oliva en nuestro país se ha hecho mucho más selectiva. El concepto de la variedad antes no se esgrimía y ahora se habla de hojiblanca, arbequina, etc", explica Francisco Vañó, que establece una comparación entre los diferentes tipos de vino y los aceites. "Ninguna es mejor que otra, son complementarias y distintas. Todo depende de la comida que se vaya a preparar. El aceite de oliva se fusiona con todo tipo de alimentos".

placeholder Foto: iStock.
Foto: iStock.

Consecuencia de ese cambio cultural es una amplitud de usos. "Estamos desterrando el aceite de oliva exclusivamente para ensaladas y tostadas, y nos damos cuenta de que tenemos infinita cantidad de tipos de aceite de oliva, con perfiles sensoriales distintos, para carnes, postres, etc. Se ha enriquecido y se han multiplicado las ocasiones de consumo".

En sus argumentos, el CEO transmite su pasión por el olivar como parte de un conjunto ambiental en el que todo cuenta y contribuye (ovejas que estercolan la tierra, insectos que polinizan, pequeños depredadores que destruyen parásitos, etc). "Todo suma y aporta", apostilla.

Tradición y modernidad

Sin embargo, el concepto de sostenibilidad no está reñido con el de modernidad, como demuestra la recién inaugurada almazara 4.0, totalmente tecnificada y en la que el seguimiento de los procesos industriales se hace de manera digital, desde el teléfono móvil, desde los kilos de aceituna que entran en el molino a la temperatura o la humedad. "Todo queda registrado automáticamente".

Hasta aquí el pasado y el presente de esta empresa centenaria. Pero ¿cómo contempla el futuro? "El objetivo es ser un referente en materia de sostenibilidad", y hacia esa meta ha dado pasos como el de ser "la primera empresa productora y comercializadora de aceite de oliva prémium que está certificada desde 2018 con la certificación SG21, de responsabilidad social corporativa", entendida no solo como la no discriminación de las personas, también "haciendo que los mochuelos vuelvan a anidar en nuestros olivares, crear un comercio justo o ser transparente en cuanto a proveedores", concluye.

"Pensar que hemos alcanzado el éxito y quedarnos en la zona de confort es lo peor. El día que hagamos eso, estaremos muertos". Esta afirmación de Francisco Vañó, consejero delegado de Castillo de Canena, resume la filosofía de la empresa familiar de la que tomó las riendas en 2005, cuando cambió por el campo dos décadas de trabajo en banca internacional. Francisco y su hermana Rosa -directiva de marketing en multinacionales- se propusieron transformar la explotación olivarera de la familia desde el año 1780 -"dar un giro a la parte agronómica, porque es nuestro escaparate", cuenta a Alimente- y desarrollar un modelo de negocio sostenible acorde con las nuevas exigencias y para las nuevas generaciones (los hermanos son la novena generación al frente de Castillo de Canena).

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