Cómo evitar la paradoja de los frescos: cuando compramos menos y desperdiciamos más
Es un derroche que afecta a todos, desde los supermercados y las panaderías a los hogares, pero existen algunas soluciones
Mientras nos adentramos en un periodo de recesión provocado por la pandemia del covid, las economías domésticas se resienten y, como resultado, la cesta de la compra mengua. Se compra menos, especialmente en el caso de los productos frescos como la carne y el resto de perecederos, según datos publicados desde mediados de junio. Sin embargo, a pesar de que gastamos menos, desperdiciamos más. Un estudio afirma que en 8 de cada 10 hogares se desperdicia comida y, de ellos, el 70% pertenecen a la categoría de los frescos.
El efecto del desperdicio tiene aún más implicaciones. Afecta también a los supermercados, a las panaderías, las fruterías, los restaurantes y hoteles. Nuestro poder adquisitivo mengua, pero nuestra gestión de los consumibles no. Los supermercados, por ejemplo, llevan años gestionando cómo dar salida a los productos que están a punto de caducar.
Según la Comisión Europea, el 42% del desperdicio es de los hogares, el 39% de la producción, el 14% de la hostelería/restauración y el 5% del retail
Programas que incluyen colocarlos en las grandes colectividades, ya sean cárceles de nuestro sistema penitenciario, colegios, ejército, además del Banco Mundial de Alimentos. Pero son, principalmente, productos como yogures, conservas, envasados con la firma 'consumir preferentemente'. Los frescos como la carne, el pescado, las verduras o las frutas son otra historia.
Aún así, según la Comisión Europea, el 42% del desperdicio se genera en los hogares y un 39% en la producción. El 14% restante corresponde al sector de la hostelería y la restauración y el 5% restante a la distribución/retail. Por tanto, los hogares son el eslabón de la cadena donde más se desperdicia. Una paradoja a la que se le puede poner remedio.
A golpe de app
Para evitar este desperdicio, absurdo, más aún en época de necesidad, se han creado algunas iniciativas como la de la empresa To Good To Go, que ha ideado un sistema para redirigir todos esos productos a punto de acabar en la basura con el objetivo de que se puedan aprovechar. Alimente ha hablado con Carlos García Padilla, de To Good to Go, que explica cómo funciona una propuesta que está creciendo exponencialmente:
"Funciona a través de una aplicación que hemos desarrollado para ayudar tanto al comercio como a los consumidores, además de supermercados, panaderías, fruterías, pescaderías, en definitiva, todos los comercios dedicados a la alimentación que al final del día pueden tener un excedente de comida que está en perfecto estado".
Básicamente, se trata de conectar al usuario con estos comercios para que a última hora del día los que están suscritos puedan dar salida a los productos que tendrían que tirar si no a la basura. Lógicamente, como es imposible saber durante el horario comercial qué productos serán los que se queden en los estantes y vitrinas, lo que se ofrecen son packs sorpresa, como señalan desde la empresa. Son siempre productos frescos, cruasanes o pan de hogaza unos días y pasteles de crema y baguettes otros.
Una app avisa al usuario de los productos frescos que a última hora las tiendas de alimentación ofrecen rebajados para no tirarlos a la basura
El usuario que ha bajado la aplicación y que le ubica para mostrarle los establecimientos cercanos decide si acudir a ellos para adquirirlos, en perfecto estado y con una rebaja importante. ¿Qué se consigue? To Good to Go aplica una comisión como intermediario; los supermercados, carnicerías, fruterías dan salida a sus productos con un precio rebajado, y los clientes ahorran adquiriendo alimentos en perfecto estado que unas horas antes habrían costado más.
'First in, first out'
En apenas un mes, según sus datos, han pasado de 300 establecimientos colaboradores a 4.500: Carrefour, Alcampo, Sodexo... Entre ellos también Accor, un grupo hotelero que, tal y como explica a Alimente, "recibe a más de 120 millones de clientes y sirve más de 200 millones de comidas cada año, por lo que la lucha para erradicar el despilfarro es desde hace años una de nuestras principales prioridades en materia de RSC", y añaden que se han fijado como objetivo para el año que viene la reducción del desperdicio en un 30% en sus más de 5.000 hoteles a nivel global.
Debajo de esta iniciativa reside un problema que habría que corregir con campañas al estilo de lo que se planteó contra el tabaco y la seguridad vial
Debajo de esta iniciativa reside, sin embargo, un problema de base que habría que corregir con campañas de concienciación al estilo de lo que se ha hecho con el tabaco o la seguridad vial, indica Carlos. En un mundo ideal, los vendedores y productores de alimentos ajustarían su producción para no crear excedentes, pero no es una tarea fácil y los consumidores deberían seguir una máxima de cualquier gestión empresarial que se enseña en las facultades de ADE, 'first in, first out'.
Es decir, lo primero que entra y que es perecedero en un corto plazo, por ejemplo la carne, debería ser lo primero que se consume y seguir de esta forma para evitar malgastar dinero. Tiene aún más implicaciones. Los excedentes cuestan dinero, transportes, emisiones de CO2, gestión de residuos, una cadena bastante amplia de desgaste de recursos.
Frutas congeladas
En el ámbito del hogar, una buena solución, como ya ha publicado Alimente en otras ocasiones, es el recurso a los congelados. Obviamente en la propia nevera, pero también adquiriéndolos directamente ultracongelados por empresas que garantizan unas mejores cualidades organolépticas del producto que si se hiciera manualmente. Pescados, carnes y algunas verduras son ideales y llevan funcionando muchos años.
Más de diez años de desarrollo e innovación han servido para un congelado especial que resulta óptimo para las frutas: no pierden sus cualidades
De hecho, es un mercado que tras el covid está en alza, pero hay algunas excepciones: las frutas, cuyo proceso de congelación para no perder sus cualidades nutritivas más interesantes como las vitaminas ha sido tradicionalmente un reto. Alimente se ha puesto en contacto con NiceTech, una empresa española nacida en Cataluña y con sede en Andorra, que ya ha expandido su área geográfica a varios continentes. Después de algo más de diez años de desarrollo e innovación han logrado un congelado especial que resulta óptimo para las frutas: no pierden sus cualidades, según informan sus propios responsables a Alimente.
¿Qué podemos hacer? La propuesta de To Good to Go es más que interesante, al menos para paliar los gastos derivados de los excedentes y para generar también algún beneficio al consumidor, que puede adquirir productos a un menor precio. Los supermercados como Mercadona ya aplicaron descuentos de última hora en sus productos frescos cuando se acercaba la hora del cierre. No es solo la cuestión moral, hay poderosas razones económicas para todos detrás.
Soluciones obvias que requieren disciplina: elaborar menús para toda la semana y pegarlo en la nevera que abres cuando te entra hambre
Desde el punto de vista casero, hay soluciones obvias que en la práctica requieren algo de diligencia y disciplina, como por ejemplo elaborar menús para toda la semana y pegarlo en la misma nevera que abres cuando te entra hambre. Un menú que prioriza la salida de los frescos que van a caducar antes. ¿Te apetece una ensalada de pollo? Perfecto, pero los filetes de ternera caducan antes, así que eso sería lo que habría que consumir.
Contra el absurdo
Es también una forma de controlar lo que se come y facilita llevar una dieta equilibrada. Por supuesto, es necesario también organizar la compra y congelar lo que se sabe que no se puede consumir antes de que caduque. Hay formas más correctas de hacerlo, como se ha explicado en Alimente.
Lo que evidencian, en definitiva, los datos del MAPA, la Comisión Europea y la consultora Nielsen, tal y como hemos publicado, son preocupantes. El hecho de que haya decaído un tanto el consumo de frescos a partir del covid arrastra a una dieta menos equilibrada. Puede que sean tiempos más difíciles, pero lo que es absurdo es que además los desperdiciemos después. Les cuesta a los hogares, a las grandes superficies, a los supermercados, a los comercios tradicionales, al mismo medioambiente.
Mientras nos adentramos en un periodo de recesión provocado por la pandemia del covid, las economías domésticas se resienten y, como resultado, la cesta de la compra mengua. Se compra menos, especialmente en el caso de los productos frescos como la carne y el resto de perecederos, según datos publicados desde mediados de junio. Sin embargo, a pesar de que gastamos menos, desperdiciamos más. Un estudio afirma que en 8 de cada 10 hogares se desperdicia comida y, de ellos, el 70% pertenecen a la categoría de los frescos.