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La verdad incómoda detrás del chocolate que tomas
  1. Consumo
Explotación infantil y esclavitud moderna

La verdad incómoda detrás del chocolate que tomas

Más de dos millones de niños trabajan en condiciones peligrosas en la industria del cacao solo en Ghana y Costa de Marfil

Foto: Foto de archivo. (EFE)
Foto de archivo. (EFE)

En África Occidental hay más de 1,5 millones de niños extrayendo ilegalmente cacao para la producción mundial de chocolate, según el ‘Barómetro del cacao 2020’. Una situación de esclavitud moderna bastante desconocida, pero que afecta a la mayoría de marcas de chocolate que llegan a nuestra boca.

El cultivo de cacao con el que se elabora la mayoría del chocolate que se consume en el mundo viene principalmente de Costa de Marfil y Ghana. Exactamente, el 60% del cacao mundial se produce en África Occidental por 2,5 millones de familias de agricultores. Según el citado informe, la producción mundial de cacao se ha duplicado en los últimos 30 años, procediendo su mayoría de cuatro países de la zona: los dos ya mencionados, Camerún y Nigeria.

A pesar de estas cifras tan rentables para los grandes productores, son pocos los beneficios que llegan a los agricultores de la parte inferior de la cadena de suministro. Los recolectores siguen recibiendo un salario que los lleva a la pobreza, lo cual es la causa principal del trabajo infantil ilegal y la esclavitud moderna que aflige a estas regiones, obligando a muchos niños a trabajar ilegalmente en estas plantaciones. En concreto, más de dos millones de menores trabajan en condiciones peligrosas en la industria de producción de cacao solo en Ghana y Costa de Marfil, según un reciente estudio de la Universidad de Tulane (EEUU).

Aunque desconocido para el público general, el problema es tan grande que en 2001 se llegó al acuerdo internacional ‘Protocolo Harkin-Engel’. Pero queda mucho por hacer y cumplir.

placeholder Foto de archivo de cacao. (EFE)
Foto de archivo de cacao. (EFE)

El problema principal es que existe un puñado de productores de chocolate líquido en el mundo que luego distribuyen a las marcas que llegan a los lineales del supermercado; y la mayoría de estas compran cacao que implica esclavitud moderna. “Unas 10 compañías producen un 90% del chocolate en el mundo”, explica a El Confidencial Ynzo van Zanten, responsable de comunicación de Tony’s Chocolonely, un proyecto mundial que trata de erradicar la esclavitud en los campos de recolección de cacao, demostrando que es posible hacer un chocolate competitivo en el mercado sin explotación.

Ynzo apunta a algunas marcas más conocidas en España como Nestlé y Ferrero como parte del problema. Según asegura el denominado Choco Evangelist del proyecto, estas marcas compran sus chocolates a una de estas grandes empresas que crean el chocolate líquido.

Para poner un ejemplo, Ynzo se refiere a una demanda colectiva de este año contra la empresa de procesado de cacao y fabricante de chocolate Barry Callebaut. Ocho antiguos niños esclavos de Malí denunciaron que la compañía ayudó e instigó a su esclavitud en las plantaciones de cacao de Costa de Marfil. La demanda acusaba a Barry Callebaut (junto con Nestlé, Cargill, Mars, Incorporated, Olam International, The Hershey Company y Mondelez International) de participar a sabiendas en trabajos forzados. Los demandantes pedían daños y perjuicios por enriquecimiento injusto, supervisión negligente e imposición intencionada de angustia emocional.

El Confidencial se ha puesto en contacto con Nestlé para preguntar por esta situación y ha sido derivado a un plan de la empresa que tiene entre sus objetivos “la lucha contra el trabajo infantil”. También hemos contactado con el grupo Ferrero, pero “no localizan esa información”.

“Si hablas con alguien de tu familia, te matamos”

Soy Kam Sami Flix. Tengo 16 años. Trabajé en una plantación de cacao de 1999 a 2003. No me pagaron. Me vi obligado a trabajar”, cuenta –en un documental sobre el origen del proyecto Tony’s Chocolonely– un joven que confiesa haber vivido en sus propias carnes la esclavitud en una planta de cacao.

Según dice Ynzo, “hay niños de 8, 9 y 10 años que están trabajando con pesticidas, maquinaria, machetes y que llevan bolsas de cacao de un peso de 64 kilos a la espalda”. Todo ello sin cobrar, trabajando fuera de sus familias y sin ir a la escuela.

El ‘Barómetro del cacao’ recoge que la gran mayoría de los pequeños trabajan en las peores formas de trabajo infantil, realizan tareas peligrosas como transportar cargas pesadas, usan herramientas peligrosas, están expuestos a plaguicidas o trabajan con fuego para limpiar la maleza. El informe también describe un aumento del 15% al 50% en el número de menores expuestos a plaguicidas, lo que es un motivo de preocupación especialmente grave. Además, más de 40% de los niños dijeron sentirse muy cansados o incluso agotados debido al trabajo infantil. Igualmente, un tercio de los menores sufría mucho dolor, un cuarto se sentía muy enfermo y uno de cada diez niños tuvo que recibir tratamiento en un centro médico.

"Hay niños de 8, 9 y 10 años que están trabajando con pesticidas, machetes y que llevan bolsas de cacao de 64 kilos a la espalda"

Otra investigación reciente recogió alrededor de 16.000 casos de trabajo infantil forzoso y otros 14.000 de trabajo forzoso de adultos en el sector del cacao en Ghana y Costa de Marfil durante un periodo de cinco años. “Aunque estas cifras son solo una fracción del número total de niños trabajadores, la naturaleza forzosa de este trabajo lo convierte en una preocupación particularmente grave”, indica el informe.

Otro de los testimonios es el de Kam Kohi Herman, que revela que cuando era más joven se vio obligado a trabajar en una de estas plantaciones: “No tuve la libertad de salir del lugar”.

Por su parte, otro joven relata cómo le coaccionaban para seguir en la explotación de cacao: “Si te vemos hablando con alguien de tu familia, te matamos o te golpeamos y te hacemos cambiar de lugar”.

Ynzo aclara que, aunque la cara visible de este drama sean los pequeños, “en esas explotaciones también hay adultos, no solo se realiza esa explotación infantil sobre niños”.

Hasta los propios gobiernos africanos consideran esta forma de trabajo ilegal pero, según afirma el Choco Evangelist, es un problema muy grande y difícil de solucionar por las grandes distancias que impiden el control de todas las explotaciones. Tampoco debemos olvidar la corrupción que pueda existir en estos países.

Chocolate sin esclavitud

En el año 2005, el periodista holandés Teun van de Keuken (Tony) fundó una marca de chocolate, que esconde un gran proyecto para crear una industria del cacao más justa. Tras conocer la dura realidad detrás de la industria del cacao sintió que debía hacer algo por cambiarla y creó Tony’s Chocolonely, un chocolate que acaba de llegar a España. Su misión es muy clara, pero no por ello fácil, conseguir que el chocolate 100% de libre de esclavos sea la norma en la industria del cacao.

Ante esta situación global, Tony’s quiere conseguir que todos podamos disfrutar de un dulce placer sin esclavitud. “Con un chocolate increíblemente sabroso, predicamos con el ejemplo para mostrar al mundo que el chocolate puede hacerse de una manera más justa para todos”, señala Ynzo.

El objetivo es demostrar a todas las marcas que es posible hacer productos económicamente competitivos sin necesidad de esclavitud

El proyecto ha diseñado su cadena de producción en código abierto que han llamado Tony’s Open Chain, fundamentada en cinco pilares clave: trazabilidad del cacao, pagar un precio más alto, agricultores empoderados, ir por el largo plazo y mejorar la calidad y la productividad. Todo ello con el objetivo de contribuir a un comercio justo: sistema de trazabilidad de las semillas de cacao, asegurando así que estas no provienen de plantaciones donde exista mano de obra esclava o infantil ilegal; pagan precios más elevados (por encima del mercado) a los agricultores, ayudándoles a ser más autónomos a largo plazo fomentando la creación de cooperativas, con miras a mejorar la productividad y generar menor dependencia del cacao.

Además, la compañía mantiene contacto directo con sus proveedores y con la comunidad en Costa de Marfil y Ghana. La empresa cuenta con la certificación Fairtrade y BCorp (fue la primera empresa chocolatera de Europa en obtenerla) y dona el 1% de sus ingresos netos a su Fundación Chocolonely, que apoya proyectos para erradicar la esclavitud en la cadena del cacao.

Ynzo concluye que el objetivo principal de este proyecto no es crear la marca, sino demostrar –para que sigan su estela– a las empresas tradicionales de chocolates que es posible hacer productos económicamente competitivos sin necesidad de recurrir a la esclavitud moderna. “Cuando Albert Heijn, uno de los supermercados más grandes de Holanda, comenzó a elaborar su chocolate sin recurrir a explotaciones con esclavitud tan solo subieron 8 céntimos la tableta”, ejemplifica.

En África Occidental hay más de 1,5 millones de niños extrayendo ilegalmente cacao para la producción mundial de chocolate, según el ‘Barómetro del cacao 2020’. Una situación de esclavitud moderna bastante desconocida, pero que afecta a la mayoría de marcas de chocolate que llegan a nuestra boca.

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