Xylella: el armagedón de nuestro aceite de oliva y nuestro vino
Es una bacteria prácticamente imposible de cultivar en laboratorio, lo que limita la investigación. Ataca a la vid, los almendros o los olivos. Puede poner en jaque a nuestros productos estrella
Qué bonito es el campo español. A todos nos gusta. Los inmensos viñedos con colinas en la lejanía de La Rioja, el infinito mar de olivos que ocupa casi la totalidad de la provincia de Jaén o los cientos de almendros de la Quinta de los Molinos, en el 'centro' de la ciudad de Madrid. Todos ellos preciosos y al mismo tiempo pesando sobre sus cabezas una sentencia de muerte que es tarea nuestra levantar. Nos referimos a la bacteria Xylella fastidiosa, una auténtica herbívora (pero no en plan bonito cual gacela, sino como una asesina de plantas), que se está extendiendo a lo largo y ancho de la Unión Europea, afectando principalmente a los países del sur y que puede poner en jaque a dos de las grandes industrias del sector primario que nos quedan: el aceite de oliva y el vino.
Tanto la propia Unión Europea, a través de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA por sus siglas en inglés), como el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación han elaborado guías, procedimientos, documentación, acciones y financiado investigación para luchar contra esta bacteria. Pero vamos por partes.
¿Qué es y cómo se propaga?
La Xylella fastidiosa es una bacteria Gram-negativa, aeróbica (necesita oxígeno para sobrevivir). Su forma de vida es situarse en el xilema (los 'tubos' por donde las plantas transportan líquidos, denominados savia). Nutriéndose de este alimento, se multiplica sin cesar en el interior del xilema hasta taponarlo por completo. Cuando esto ocurre, la hoja o cualquier parte de tejido vegetal que dependa directamente del líquido que atraviesa ese conducto muere. Esto, tarde o temprano, acaba matando la planta.
"La Xylella es una de las bacterias más peligrosas del mundo. Provoca un amplio abanico de enfermedades"
Pero su transmisión es más incontrolable si cabe. Esto se debe a que existen un sinfín de insectos que se alimentan de millones de vegetales (algunos de los cuales están infectados con la Xylella fastidiosa). La bacteria se queda 'atrapada' en el interior de los órganos de alimentación de los animales y cuando estos comen de otra planta distinta, esta vez sana, la infectan, con nefastas consecuencias.
Por qué no hacemos nada
Porque, como su maldito nombre revela, la Xylella es, sobre todo, fastidiosa. Este adjetivo hace referencia a la enormes dificultades que presenta para ser cultivada en laboratorio, lo que limita sobremanera la capacidad que tienen los investigadores para encontrar una cura. Es por esto que no existe, lo máximo a lo que se llega son medidas fitosanitarias para intentar contener su expansión. Estas son establecidas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y consisten en que cuando se detecta la 'sequedad' selectiva y muerte de determinadas hojas (síntomas iniciales de la Xylella) lo que se debe hacer es:
- "Delimitar la zona infectada en un radio de 100 m".
- "Realizar prospecciones sobre los vegetales adyacentes, eliminar todo el material vegetal infectado y aplicar tratamientos fitosanitarios".
- "En el caso de que la bacteria no pudiera erradicarse, hay una segunda estrategia de contención que tiene por objeto evitar la propagación por el resto del territorio comunitario".
Este último protocolo es el de mayor relevancia y también sobre el que pesa un mayor secretismo. Consiste en la quema de todos los vegetales que puedan ser portadores de esta bacteria en un radio de 100 metros de la planta. Dependiendo de la extensión de la plaga puede procederse a la quema de decenas o cientos de héctareas.
Por qué nos debe preocupar
Que su medio de dispersión sean los insectos es extraordinariamente peligroso. Son capaces de recorrer grandes distancias de forma rápida y se alimentan del mismo tipo de plantas, con lo que ninguna está a salvo.
Actualmente Italia, la costa mediterránea de Francia, Córcega, las islas Baleares y Alicante son los principales focos infectados, indica la EFSA. Como apunta uno de los expertos de esta organización, el doctor del 'Panel de salud de plantas' (PHP por sus siglas en inglés), Stephen Parnell: "Es vital que continuemos invirtiendo en investigación que pueda ayudarnos no solo a controlar los focos de infección, sino también a que podamos anticiparnos a ellos".
Esto es tremendamente importante. En el último informe de la EFSA se explica que "la Xylella fastidiosa es una de las bacterias más peligrosas del mundo. Provoca un amplio abanico de enfermedades a las plantas y tiene un enorme impacto económico en la agricultura y en el medioambiente. Las medidas de emergencia de la Unión Europea están ya situadas en todos los lugares en los que se ha determinado la presencia de la bacteria".
Qué bonito es el campo español. A todos nos gusta. Los inmensos viñedos con colinas en la lejanía de La Rioja, el infinito mar de olivos que ocupa casi la totalidad de la provincia de Jaén o los cientos de almendros de la Quinta de los Molinos, en el 'centro' de la ciudad de Madrid. Todos ellos preciosos y al mismo tiempo pesando sobre sus cabezas una sentencia de muerte que es tarea nuestra levantar. Nos referimos a la bacteria Xylella fastidiosa, una auténtica herbívora (pero no en plan bonito cual gacela, sino como una asesina de plantas), que se está extendiendo a lo largo y ancho de la Unión Europea, afectando principalmente a los países del sur y que puede poner en jaque a dos de las grandes industrias del sector primario que nos quedan: el aceite de oliva y el vino.