Las campanas de cocina que de verdad evitan malos humos
Un mal extractor trae numerosas consecuencias: transferencia de sabores, malos olores en la casa y en el cocinero. Elegir bien la campana no es una cuestión baladí. ¿Cómo? Este es el decálogo para una elección acertada
¿Nueva cocina? ¿Reformas? ¿No tienes todos los electrodomésticos? ¿Vas a cambiar la campana extractora? No te fijes solo en la estética, es más importante la potencia. Y si acompañan funcionalidad y precio, ¡bingo!
En general, hay campanas extractoras de humos y vapores (y por tanto, de olores), y campanas de circulación; hay campanas para encastrar y otras que no se encastran. Las hay empotradas o integradas en un armario, pero también acopladas en el techo; las hay de pared o para la isla; de visera, inclinadas, telescópicas, rectangulares y piramidales. Existen las de toda la vida con estilo sencillo o más modernas, y otras muy decorativas… Alimente te ofrece un curso rápido.
Decálogo para elegir la campana extractora más adecuada a cada cocina:
1.- El tamaño sí importa. La medida dependerá de la placa de la cocina. Las más habituales son las de 60 y 90 cm de ancho, pero puedes plantearte que abarque más superficie, sobre todo en las de isla, para la plancha, la freidora, etc. Hay campanas de hasta 120 cm.
2.- El espacio que ocupa cada modelo también importa.
3.- La salida, fundamental para la recirculación. Lo ideal es que sean campanas de evacuación exterior para que el aire y los gases que se extraen mediante el ventilador salgan fuera de la cocina por un conducto. Por su parte, en las campanas de recirculación, el aire y los gases pasan a un filtro de carbono activo, pero regresan a la cocina depurados en parte. Lo bueno de estas es que el funcionamiento en recirculación es más eficiente desde el punto de vista energético, ya que no se pierde el calor de la cocina en invierno ni el frío en verano.
Los modos de aspiración pueden combinarse en un mismo modelo.
Cálculo de la capacidad de extracción. Para el sistema de evacuación debe de ser el volumen de la cocina multiplicado por 10. Para el de reciclaje, el volumen de la cocina multiplicado por 20.
4.- La potencia es básica. Se trata de conseguir extraer humos y olores, y que en tu cocina se respire un aire renovado de entre 6 y 12 veces el volumen de la estancia a la hora. En este sentido, por ejemplo, para una cocina de 15 m2, con una altura de 2,7 m, la campana debe renovar entre 6 y 12 veces el volumen de 40,5 m3 a la hora; es decir, 40,5 x 12=486 m3/h. Necesitaremos una campana con una capacidad de extracción mínima de 486 m3/h a máxima velocidad.
5.- ¿Y el ruido? Las campanas con sistema de reciclaje son más ruidosas que las campanas de evacuación. A velocidad mínima, las más silenciosas operan a 35 dB, la media se encuentra en 45 dB a velocidad mínima y en 55-60 dB a velocidad de aspiración máxima.
6.- Ambiente sano. La misión de una campana extractora es evacuar los vapores, grasas y olores que se generan al cocinar; es, en definitiva, crear un ambiente sano y purificar el aire.
7.- Decorar. Además de cumplir con su misión, nuestra campana puede desempeñar una función decorativa.
8.- Iluminar. La campana puede ser también un nuevo punto de iluminación en la cocina, sobre esta y la encimera o sobre la isla.
9.- No olvidar los filtros. Las campanas de evacuación incorporan un filtro de malla de aluminio que viene de serie y que hay que limpiar periódicamente. Entretanto, las de recirculación usan un filtro de carbón activado que debe limpiarse también periódicamente y que tiene una vida útil limitada, es desechable, por lo que hay que cambiarlo cuando corresponda.
10.- El precio. Las campanas están en un rango de precios que va de unos 50 euros hasta más de 1.500 euros en función de la marca y sus características.
¿Nueva cocina? ¿Reformas? ¿No tienes todos los electrodomésticos? ¿Vas a cambiar la campana extractora? No te fijes solo en la estética, es más importante la potencia. Y si acompañan funcionalidad y precio, ¡bingo!