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¿Has comprado ya las uvas para Nochevieja? Así puedes conservarlas mucho más tiempo
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¿Has comprado ya las uvas para Nochevieja? Así puedes conservarlas mucho más tiempo

Para mantener sus propiedades, su sabor y forma son necesarios varios pasos, aunque lo ideal es no tenerlas más de dos semanas en la nevera

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Fruto de la vid, arbusto trepador de la familia de las vitáceas. Se trata de un fruto en baya redonda, pequeña y jugosa, que crece formando racimos, de unos pocos hasta más de cien frutos agrupados. Comenta la Fundación Española de Nutrición (FEN): “Originaria del Cáucaso y Asia occidental, se supone que ya era recolectada en el Paleolítico. Los egipcios conocían la vid, pero los griegos y los romanos fueron dos de las civilizaciones que desarrollaron en gran medida la viticultura e introdujeron la vid en sus colonias. Fueron los colonos españoles los que introdujeron la vid en América del Norte, desde donde se extendió por todo el continente; pero el intento fracasó a consecuencia de los ataques de parásitos y las enfermedades. Y a finales del siglo XIX, la explotación de la vid en Europa sufrió un gran golpe tras la contaminación por un insecto americano llamado filoxera”.

Foto: Foto: Unsplash/@davidkhlr.

En 30 años se propagó la plaga por todos los viñedos y estos estuvieron a punto de desaparecer, lo que obligó a adoptar las vides americanas resistentes a la plaga como patrones de la vid europea, y se obtuvieron variedades resistentes, fruto de la hibridación de ambos tipos de plantas. Hoy en día, la vid se cultiva en las regiones cálidas de todo el mundo. Existen unas 3.000 variedades, que se pueden clasificar en dos grandes grupos: uvas de mesa o viníferas.

Su composición puede variar ligeramente según se trate de uvas blancas o negras. En general, su aporte en hidratos de carbono es mayor que en otras frutas, por eso proporcionan mucha energía. Son hidratos de carbono de fácil asimilación como la glucosa, la fructosa, sacarosa, dextrosa y levulosa. Las uvas son ricas en compuestos fenólicos, destacando los estilbenos (resveratrol) y los flavonoides. Algunos autores indican que tanto la uva negra como el vino tinto poseen una mayor cantidad de fitonutrientes que las otras variedades.

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Foto: Unsplash.

Están llenas de vitaminas y antioxidantes, y seguro que te has preguntado cómo conseguir que sus propiedades se mantengan una vez que las tenemos en casa. O probablemente habrás necesitado una ocasión, como la que se aproxima (Nochevieja), para mantener más tiempo las uvas frescas para el día de su consumición sin que pierdan su forma y sabor. Pues hay diferentes trucos para mantener las uvas frescas y sabrosas durante varios días después de comprarlas:

"El moho es un signo de podredumbre y podría esparcirse rápidamente entre las uvas saludables que queden en tu racimo. Si ves algo, tíralas"

  • Mantén las uvas sin lavarlas en su empaque original. Están diseñados con el equilibrio correcto de ventilación y cobertura para mantener la fruta fresca el mayor tiempo posible. No laves las uvas antes de guardarlas, pues el agua hará que les aparezca moho más rápidamente. Simplemente guárdalas como vinieron. Puedes conservar las uvas en una bolsa plástica cerrada, pero no se ventilarán tan bien y se arruinarán más rápidamente.
  • Desecha las uvas que se estén deteriorando. Revisa el racimo de uvas que compres y busca uvas que se estén cayendo, poniendo marrones o que se estén enmoheciendo. Si hay alguna con estas características en el racimo, sácalas y deséchalas. Estas pueden afectar las uvas que están alrededor. Lo ideal es que los racimos que compres no tengan uvas arruinándose, pero sucede, y la mejor manera de enfrentar esta situación es no dejar que afecten al resto.
  • Pon la bolsa de uvas en un cajón de alta humedad en tu refrigerador. Están mejor si se guardan a 0 °C (32 °F) a entre 90 y 95% de humedad. Entonces, aguantan más en un cajón que tenga mucha humedad. Si no tienes uno, puedes guardar las uvas en la parte posterior del refrigerador, donde normalmente está más frío.
  • Manténlas lejos de alimentos con olor fuerte dentro del refrigerador. Son muy susceptibles a la absorción de olores y las bolsas tienen agujeros que permiten una ventilación adecuada. Mantenlas alejadas de alimentos que tengan olores fuertes, como las cebollas y los puerros, que pueden pasarles su aroma y alterar su sabor. Otra alternativa es tenerlas cerca de alimentos con olores fuertes que te parezca que podrían agregarles un sabor interesante, como diferentes variedades de frutas (maracuyá, fruta del árbol del pan) a modo de experimento divertido en la mezcla de sabores de fruta.
placeholder Foto: Unsplash/@bkaraivanov.
Foto: Unsplash/@bkaraivanov.
  • Congela las uvas para usarlas en batidos, vino o como una merienda fría. Las uvas congeladas son excelentes cubitos para el vino en el verano y pueden conservar su sabor por unas cuantas semanas en el congelador. Enjuaga tus uvas en agua fría, sécalas a toques y despréndelas de los tallos. Luego, ponlas en una bandeja para hornear cubierta de papel encerado para evitar que las uvas se amontonen.
  • No intentes deshelar las uvas después de congelarlas, pues tendrán un sabor pastoso. Más bien, échalas a un batido, úsalas en cubos de hielo o cómelas también. Y recuerda no tenerlas más de dos semanas en el frigorífico.

Servir las uvas. Y para finalmente degustarlas, saca y lava las uvas dentro de 5 a 10 días de guardarlas. Lávalas para eliminar bacterias y pesticidas de la fruta que pueden ser nocivos para tu salud.

¡Feliz 2023!

Fruto de la vid, arbusto trepador de la familia de las vitáceas. Se trata de un fruto en baya redonda, pequeña y jugosa, que crece formando racimos, de unos pocos hasta más de cien frutos agrupados. Comenta la Fundación Española de Nutrición (FEN): “Originaria del Cáucaso y Asia occidental, se supone que ya era recolectada en el Paleolítico. Los egipcios conocían la vid, pero los griegos y los romanos fueron dos de las civilizaciones que desarrollaron en gran medida la viticultura e introdujeron la vid en sus colonias. Fueron los colonos españoles los que introdujeron la vid en América del Norte, desde donde se extendió por todo el continente; pero el intento fracasó a consecuencia de los ataques de parásitos y las enfermedades. Y a finales del siglo XIX, la explotación de la vid en Europa sufrió un gran golpe tras la contaminación por un insecto americano llamado filoxera”.

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