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Trucos para conseguir que las frutas y las verduras duren más
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INVESTIGACIÓN Y RESPONSABILIDAD

Trucos para conseguir que las frutas y las verduras duren más

La industria alimentaria está avanzando en soluciones para proteger los alimentos desde su origen para evitar el desperdicio de comida

Foto: Luchar contra el desperdicio de alimentos comienza con su recogida. (iStock)
Luchar contra el desperdicio de alimentos comienza con su recogida. (iStock)

Según la ONU, cada año se desperdician en el mundo más de 900 millones de toneladas de alimentos, una cantidad ingente de comida que supone el 17% del total disponible. Esa estadística significa que cada persona desperdicia unos 120 kilos de víveres y la mayoría del problema está en los hogares. Por eso, saber cómo alargar la vida de los alimentos es fundamental.

Uno de los problemas al que nos enfrentamos es el uso de plásticos y químicos. La sociedad moderna trata de eliminar los plásticos del día a día, aunque un estudio suizo publicado en el año 2022 demostró que los beneficios climáticos de envolver frutas, verduras u hortalizas en plástico eran cinco veces mayores que los impactos climáticos negativos derivados de ese empaque. Pero como las leyes tratan de evitar el uso de plásticos, ¿cómo podemos proteger los alimentos?

La industria alimentaria está avanzando en ese proceso, buscando soluciones al problema. Una de las que más dinero está recibiendo en investigación es encontrar un material protector que se pueda consumir con los alimentos. Es decir, que, en origen, el agricultor o empresario pueda bañar su producción de tomates, pepinos o naranjas con una capa que las preserve del contacto con el aire para que alarguen su vida.

Soluciones desde el primer momento

Así, a la cera de abeja o la parafina que se utilizaba el siglo pasado han seguido otros materiales mucho más modernos como una proteína llamada fibroína de seda o el quitosano, también conocido como chitosán, un biopolímero que se encarga de defender a los alimentos de infecciones o agresiones externas. También hay gelatina de pescado, proteína de soja, celulosa y un largo etcétera, porque la investigación no deja de crecer.

placeholder Hay que cuidar los alimentos desde su recogida (EFE/Miguel Gutiérrez)
Hay que cuidar los alimentos desde su recogida (EFE/Miguel Gutiérrez)

Esas capas protectoras se pueden aplicar de diferentes maneras (inmersión, rociado, etc) y forman una membrana que protege a los alimentos, ya que se reduce la transferencia de gas y vapor de agua, así como la pérdida de aroma. Un estudio reciente que recoge Science Direct revela que proteger fresas con chitosán y proteína de suero es capaz de alargar un 60% la vida útil de esta fruta, mientras que una capa de chitosán y algas verdes puede hacer que un tomate esté en perfectas condiciones hasta 30 días después de haberse recogido.

David McClements, científico de la Universidad de Massachusetts, explica a la BBC que la industria alimentaria está fijándose ahora en nanomateriales para utilizarlos como recubrimientos comestibles: "Si consigues que las partículas sean más pequeñas, se puede mejorar el rendimiento funcional de las películas y recubrimientos comestibles, por ejemplo, al aumentar su resistencia y sus propiedades de barrera".

La industria investiga, pero las personas debemos consumir con responsabilidad

Pero no son la única solución. Algunas empresas se han centrado en virus que matan las bacterias, denominados bacteriófagos, y están probándolos en frutas y verduras. Gerrit Keizer, director general de Micreos, una de las compañías que siguen esa línea de investigación, señala que los bacteriófagos matan las bacterias "al disolver o atacar su pared celular, un poco como una aguja que perfora un globo". Se trata de un método relativamente barato y que, en pocos años, podría estar en todos los supermercados del mundo.

Pero mientras todas estas soluciones se desarrollan, las personas podemos tomar algunas medidas para evitar el desperdicio de alimentos. La más importante es planificar un menú semanal y hacer la compra necesaria para realizarlo. Además, hay que guardar la comida con criterio, dejando a la vista los alimentos que van a estropearse primero, y congelar aquello que no vayamos a consumir antes de que se estropee.

Según la ONU, cada año se desperdician en el mundo más de 900 millones de toneladas de alimentos, una cantidad ingente de comida que supone el 17% del total disponible. Esa estadística significa que cada persona desperdicia unos 120 kilos de víveres y la mayoría del problema está en los hogares. Por eso, saber cómo alargar la vida de los alimentos es fundamental.

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