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Nos adentramos en las cocinas de Burger King® para descubrir sus recetas sin colorantes, conservantes ni aromas artificiales

Por EC Brands

Carne, pan, salsa, helados, vegetales… La cadena cuenta desde 2021 con un menú 100% libre de estos componentes

En un momento en el que la sociedad cada vez se interesa más por la calidad de lo que consume, y en el que la gran tendencia en alimentación es la cocina auténtica, Burger King ® ha conseguido que el 100% de su oferta esté libre de colorantes, conservantes y aromas artificiales. Para conocer de cerca esta apuesta de la marca y ver, de primera mano, cómo se preparan, paso a paso, estos menús, nos hemos adentrado en sus cocinas.

Carne, pan, salsas, vegetales, patatas, helados… No hay trampa ni cartón: todos y cada uno de los ingredientes que componen la oferta alimentaria de la compañía -salvo las bebidas o marcas de terceros- están libres de estos componentes.

Conseguirlo ha requerido tres años y un proceso de transformación que ha involucrado a todos sus proveedores, lo que les ha hecho en algunos casos, incluso, redefinir y ajustar sus recetas tradicionales.

“Nuestros más de 65 proveedores han tenido que adaptar más de 160 ingredientes para cumplir con los estándares que nos habíamos fijado. Han sido infinidad de ajustes en cada una de las fases del proceso”, explica Esther López, responsable de Calidad y Seguridad Alimentaria de Restaurant Brands Iberia, grupo que engloba las enseñas Burger King®, Tim Hortons® y Popeyes®.

“No ha sido una tarea fácil. Es un proceso que comenzamos hace años; en 2018 empezamos a introducir los primeros cambios y, en 2020, el 95% del menú ya estaba libre de colorantes, conservantes y aromas artificiales. Pero decidimos no parar ahí y hemos seguido adelante hasta llegar al 100%”.

Tomate
Lechuga
Cebolla
Rodaja de tomate
Pan
Carne
Pan
Hamburguesas

“La carne de las hamburguesas, 100% vacuno, procede de granjas españolas, y en su defecto, de europeas”.

¿Cómo conseguir el aroma y sabor tan característicos de la marca? El secreto está en su parrilla, patentada y sobre la que se cocina la carne hasta conseguir el punto idóneo.

Tomates

La huerta entra en Burger King® llenando de color la cocina. El tomate y la cebolla se cortan cada mañana en las cocinas y junto a la lechuga, todos ellos frescos, proceden de huertas de Navarra y de Murcia, se van sumando otras tendencias del momento: canónigos, rúcula, tomate seco, etc., para hacer la experiencia más sensorial y personalizada.

El pan, que llega fresco por las mañanas a los restaurantes, ha sido, y sigue siendo, uno de los grandes retos de la marca. “Supone un desafío porque es un producto que debes consumir con rapidez”. ¿Y no complica la operativa? “Así es, pero es una nota diferencial, es nuestro compromiso”.

¿Y las salsas? Con ellas sucede lo mismo: los proveedores de mayonesas y kétchup han debido readaptar sus recetas de forma que garanticen que no tienen conservantes, colorantes ni aromas procedentes de fuentes artificiales.

Patatas fritas

Terminada la hamburguesa, miramos la guarnición. Las patatas, clásicas o supreme, “tampoco llevan colorantes, conservantes ni aromas artificiales”. Al freírse, la temperatura está ajustada a la perfección para garantizar que son jugosas y crujientes.

Postre

Para el postre, es inevitable preguntarnos si es posible conseguir helados así. “Lo es. Lleva leche, nata y azúcar”. Y se hacen cada día para evitar cualquier posible riesgo de caducidad. “Así ofrecemos helados muy cremosos y recién hechos”.

Patatas fritas

La dificultad es doble: además de conseguir un menú completamente libre de colorantes, conservantes y aromas artificiales, es fundamental que el producto siga siendo fiel a Burger King®. “Ese ha sido un gran reto. Teníamos que lograr satisfacer al consumidor no solo ofreciéndole comida de calidad, sino manteniendo el sabor que nos caracteriza. De hecho, en 2020, cuando ya habíamos logrado adaptar el 95% de nuestras recetas, el consumidor no notó cambios en el sabor, el aroma ni la calidad. Esta es la mayor garantía de que hemos hecho un buen trabajo”.

“Ese ha sido un gran reto. Teníamos que lograr satisfacer al consumidor no solo ofreciéndole comida de calidad, sino manteniendo el sabor que nos caracteriza”

Junto a esta propuesta de comida auténtica, la compañía también ha ido adaptando progresivamente su carta para ofrecer opciones sin gluten a sus clientes con enfermedades celiacas. “Estamos muy orgullosos de poder poner a disposición de estos clientes un menú sin gluten. Primero diseñamos nuestra hamburguesa sin gluten; luego adaptamos tanto la Whopper® como la CheeseBurger; y más tarde ampliamos a las patatas fritas. Nuestra idea es seguir aumentando la oferta”.

Hamburguesas en la cocina

La clave, asegura, es “escuchar al cliente. Hay que estar en sintonía con la demanda del consumidor. Ellos te están diciendo lo que quieren, y tú debes ser receptivo”. En este proceso de escucha activa, una de las grandes apuestas ha sido la elaboración de opciones vegetarianas, pero con todo su sabor característico: “ha sido una propuesta que ha requerido altos componentes innovadores, y que ha tenido una excelente acogida por parte del cliente”.

El desarrollo de estas dos tendencias ha obligado a realizar cambios en las cocinas y en los procesos. Se trata de evitar la contaminación cruzada y, para ello, de las cuatro freidoras disponibles, una se dedica únicamente a las patatas sin gluten y otra a la proteína vegetal.

El recorrido por las cocinas ha terminado. Pero no acaba aquí el trabajo de la marca. “Nos hemos posicionado, y vamos a seguir adelante. Vamos a ir a más, sin pasos atrás y, sobre todo, con transparencia y credibilidad”.