Los mejores trucos para descongelar el pan y que quede como recién horneado

En estos momentos, alguien está tirando a la basura un alimento en buen estado en cualquier parte del mundo. Su excusa tal vez sea que se va de vacaciones, quizás esté atiborrado en el bufé de algún hotel o restaurante y el plato está más lleno que su estómago, o a lo mejor sigue creyendo que hay cosas que ya no sirven para nada, como ese trozo de pan que sobró de la cena de ayer.

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación de España, el desperdicio alimentario en los hogares entre abril y septiembre del pasado año 2022 fue de nada más y nada menos que 586,3 millones de kilos. Fuera de ellos, el desperdicio en espacios como la hostelería durante el mismo periodo fue de 10,5 millones de kilolitros. Productos frescos como la fruta, la verdura y las hortalizas son algunos de los más maltratados, pero también la leche y sus derivados y, efectivamente, el pan.

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El Confidencial

No puede faltar en nuestras mesas, siempre con ese eco pasado de suponer un privilegio (sus ingredientes son pocos y sencillos, pero no siempre baratos), el pan ha hecho posible generaciones y generaciones de vidas, y un vocabulario popular que nos recuerda su importancia, pero que parece que olvidamos: "Las penas con pan son menos penas", dice uno de tantos dichos que protagoniza. Imagínate cuántas penas podrían ser menos penas con todo el pan que acaba en boca de nadie. ¿Cómo empezar a revertirlo?

Así hay que congelarlo

Los productos desechados no solo suponen un gasto económico, porque los vertederos ocupan espacio (y qué espacio) que requiere de mantenimiento por nuestra propia salud, sino que, además del suelo, la energía, los productos químicos y materiales necesarios a lo largo de la cadena que lleva a su total destrucción suponen, en otras palabras, un gran impacto medioambiental.

Con todo, es cierto que los datos oficiales demuestran un leve descenso de desperdicio de pan de 2019 a 2020: de 58.849.182 kilogramos el primer año a 49.564.660 el siguiente (un 15,78% menos), que es lo mismo que un leve ascenso de conciencia social. Sin embargo, cifras de tres partes siguen sin ser alentadoras… Está claro que las tortas nos vienen muy bien (no precisamente en su formato alimenticio), porque desde luego no nos falta pan sino voluntad. Si aún te estás preguntando qué podrías hacer tú, presta atención a estos trucos:

Lo primero de todo es que nada de tirar pan. Si te ha sobrado, lo mejor que puedes hacer es congelarlo, aunque según el tipo de cereal y la manera en que haya sido elaborado, su duración y método de conservación pueden variar. Desde Alimente te explicamos cómo hacerlo de manera correcta. En resumen: si la hogaza permanece en una sola pieza, la mejor manera de congelarla es dentro de una bolsa de tela, pero si está cortado, es mejor guardarlo en una bolsa de plástico. ¿Y cómo proceder a descongelarla?

Y así hay que descongelarlo

La opción más precaria (aunque también la más tradicional y, sobre todo, la más natural) es dejando el pan al aire para que se descongele poco a poco. Sin embargo, de esta forma, la descongelación llevará más tiempo que si cuentas con un horno o un microondas, las otras dos opciones. Para una baguette, por ejemplo, o un pan rebanado, debes dejar pasar una media de 30 minutos, habiéndolo colocado sobre un paño limpio.

Para el caso de descongelarlo con horno, solo necesitarán unos 15 minutos. Empieza por precalentar la máquina a 200 °C. Cuando empiece a coger temperatura, coloca la baguette en la bandeja de horno o directamente en la rejilla y hornéala durante aproximadamente 5 minutos. A continuación, apaga el horno y deja el pan dentro durante 5 minutos. Sácala tan pronto como veas que se pone crujiente; pero, eso sí, déjala reposar otros 5 minutos antes de darle un bocado.

Si prefieres la forma más rápida, escoge el microondas. No quedará tan crujiente como en el horno o con la descongelación natural, pero depende del uso que quieras darle, incluso puede ser el mejor estado. Primero envuélvelo en un paño limpio y algo húmedo, o en su defecto en una servilleta de papel, colócalo sobre un plato y mételo en el microondas. Bastarán 15 segundos a máxima potencia para que esté listo. Eso sí, como cada microondas es un mundo, si al sacarlo compruebas que aún no está del todo a tu gusto (o sigue algo congelado) vuelve a ponerlo otros 15 segundos.

Además, rebanar tu pan previamente a congelarlo siempre te garantiza tostadas inmediatas. Basta con sacar esas rebanadas del congelador e introducirlas en la tostadora... O si lo prefieres, ten en cuenta que en esta época del año un buen salmorejo nunca está de más. ¿Y qué es lo que necesita un buen salmorejo? Exacto, pan duro, por lo que ese pan que lleva un par de días por tu cocina es perfecto para mezclarlo con unos tomates, aceite y ajo. ¿Cómo podría acabar algo así en la basura?