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El vino que tomas tiene más alcohol, las cosechas se adelantan y otros efectos del cambio climático en las viñas
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El vino que tomas tiene más alcohol, las cosechas se adelantan y otros efectos del cambio climático en las viñas

Analizamos con un especialista cuáles son los efectos más palpables del calentamiento global, cómo está afectando a los caldos y cómo ve el futuro de este producto ante los mensajes catastrofistas

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

La cosecha de este año en Ribera del Duero se ha enfrentado a todo tipo de desafíos climáticos. Una primavera con heladas, tormentas de granizo, una sequía que no paraba de amenazar los cultivos… y, por suerte, a principios de septiembre llegaron lluvias. Aquellas precipitaciones cayeron como agua de mayo ante una situación de estrés hídrico que empezaban a experimentar los viñedos, salvando la temporada e, incluso, dejando una cosecha más abundante que el año pasado.

Hace unos días, los burgaleses terminaban la campaña de recogida de la uva de este año tan marcado por las incidencias climáticas, pero que ha acabado siendo satisfactoria. El enólogo de la ribereña Bodegas Áster, Julio Sáenz, destaca de esta temporada que “aunque no ha sido seca, sí que ha sido un año de muchísimo calor. Lo más reseñable es que no hemos tenido, que es muy típico en Ribera del Duero, esos días de frío intenso en las noches y los amaneceres en septiembre y octubre”. Para Áster, el resultado de la cosecha ha acabado siendo bueno con la recogida 400.000 kilos de uva, que se transformarán en unos 280.000 litros de vino.

placeholder Julio Sáenz. (Bodegas Áster)
Julio Sáenz. (Bodegas Áster)

El de Ribera de Duero es solo un ejemplo de cómo el cambio climático ya tiene en vilo a los vinicultores de todo el país. Hay algunos efectos que ya comienzan a notarse y otros que se esperan, no solo en Burgos, también en el resto de España. De la mano de Sáenz vamos a analizar cuáles son los efectos más palpables del calentamiento global, cómo está afectando a los vinos y cómo ve el futuro de los caldos en relación con el cambio climático. El enólogo es uno de los profesionales más destacados del sector y no solo trabaja con caldos del Duero, también es el director técnico de La Rioja Alta, un grupo que tiene varias bodegas por todo España.

Las cosechas se adelantan

El Panel Intergubernamental del Cambio Climático (perteneciente a Naciones Unidas) lleva años avisando de que el calentamiento global aumentará la presión sobre la producción alimentaria. En concreto, el informe Impactos del cambio climático en la agricultura española de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos ya señala a los viñedos como uno de los afectados por la transformación meteorológica.

Uno de los cambios más palpables de los últimos años es que estamos asistiendo a adelantos del momento de recogida de la uva. Da igual si miramos a La Rioja, Extremadura, Navarra o Burgos, las cosechas en todo España se han ido adelantando en las últimas décadas.

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“Con el cambio climático se está produciendo un adelanto en la fecha de vendimia”, explica el enólogo. Continuando con el ejemplo de Áster, “habrá habido entre siete y diez días de adelanto frente a un año normal. Nosotros solemos empezar a finales de septiembre o principios de octubre y acabar después del Pilar; pero este año hemos empezado un poco antes, hemos ido más lentos y hemos acabado dos antes del Pilar”.

Aumento del alcohol

Otra de las consecuencias del cambio climático, que estamos viendo “en los últimos 20 o 25 años”, es un aumento del alcohol en los caldos. “Si en los años 90 la media de grado alcohólico estaría rondando los 13, pues ahora estaremos rondando los 14. Ha habido un aumento de un grado alcohólico en las últimas décadas”.

El aumento de la temperatura tiene una correspondencia directa con la composición del vino, ya que eleva la concentración de azúcares como respuesta al estrés térmico que sufre la planta, lo que acaba suponiendo este mayor grado alcohólico.

Cambios en aromas y acidez

El año climático que se ha dado este año en Áster también tiene un efecto en los aromas del vino: “Posiblemente sean unos aromas mucho más cálidos y mucho más compotados, frente a los aromas más frescos que se suelen dar en un año con los días típicos de frío en los amaneceres y anocheceres de septiembre y octubre. Este año, los aromas afrutados del vino van a recordar mucho más a la fruta madura que a la fruta fresca”.

Pero lo mayor preocupación que muestra para los caldos que el grupo tiene en España es la pérdida de acidez que se está produciendo por el cambio climático, ya que “la acidez es muy importante para el envejecimiento de los vinos”. Una variación que se está observando principalmente “en las zonas bajas, en las llanuras y, sobre todo, en la zona de La Rioja Baja, porque están menos protegidos”.

placeholder Viñedos de Áster.
Viñedos de Áster.

En cambio, “en las zonas altas donde están los viñedos que utilizamos para elaborar los reservas y los grandes reservas, a día de hoy no se ve una pérdida de acidez importante, se está manteniendo”. “Las zonas altas están soportando mejor estas inclemencias del cambio climático y sobre todo los viñedos antiguos de zonas altas se están comportando muchísimo mejor. En todo lo que está situando por encima de los 500 o 600 metros sobre el nivel del mar, no se está produciendo una pérdida de acidez. Sí que se está produciendo una ganancia de grado, pero la acidez y el frescor se están manteniendo”, añade.

Eso sí, el enólogo pronostica que “si esto sigue así, poco a poco el cambio climático va a acabar afectando a todo”. “Pero yo confío en que este cambio climático afecte más a las zonas más desprotegidas, a las espalderas, a los viñedos situados en plano…”, subraya.

En cuanto a la posibilidad de corregir acidez, señala que “hay formas de corregirla, pero es imposible corregir la sensación de frescor que aporta el vino”.

¿Se va a acabar el vino?

Ante los planteamientos catastrofistas del fin de la producción del vino por culpa del cambio climático, el experto en caldos trasmite la máxima tranquilidad contra los apocalípticos: “No sé los miles y miles de años que llevarán existiendo las vides. Y seguro que han pasado cambios climáticos, épocas glaciales, épocas de sequía extrema… y la viña ha seguido subsistiendo”. “Yo creo que la viña va a seguir existiendo. Otra cosa distinta es cómo van a ser los vinos que se produzcan en los próximos años, porque evidentemente se están produciendo cambios que van a afectar a los vinos”, asegura.

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“Yo creo que no va a desaparecer, pero sí que está claro que los vinos de 20 o 30 años serán distintos a los de ahora. Como los de ahora son distintos a los vinos que había hace 30 o 40 años. O sea que los cambios forman parte de la evolución de los vinos”, resume el enólogo.

La cosecha de este año en Ribera del Duero se ha enfrentado a todo tipo de desafíos climáticos. Una primavera con heladas, tormentas de granizo, una sequía que no paraba de amenazar los cultivos… y, por suerte, a principios de septiembre llegaron lluvias. Aquellas precipitaciones cayeron como agua de mayo ante una situación de estrés hídrico que empezaban a experimentar los viñedos, salvando la temporada e, incluso, dejando una cosecha más abundante que el año pasado.

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