Así se lee una etiqueta de aceite de oliva para saber lo que estás comprando
La normativa europea sobre el etiquetado del aceite de oliva es muy rigurosa y debe incluir toda la información necesaria para que el consumidor valore qué producto debe comprar
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Su sabor y sus múltiples propiedades nutricionales hacen que el aceite de oliva sea uno de los productos básicos de la dieta mediterránea y que cada vez sea más valorado para comer de forma saludable. Por este motivo, es fundamental que los envasadores y comercializadores realicen un etiquetado correcto, para que el consumidor sepa en todo momento qué es lo que está comprando.
De manera clara e indeleble, en la botella de aceite de oliva debe figurar su categoría y su texto descriptivo. Estas son las cuatro categorías que existen:
- Aceite de Oliva Virgen Extra: “Aceite de oliva de categoría superior obtenido directamente de aceitunas y solo mediante procedimientos mecánicos”.
- Aceite de Oliva Virgen: “Aceite de oliva obtenido directamente de aceitunas y solo mediante procedimientos mecánicos”.
- Aceite de Oliva: “Aceite que contiene exclusivamente aceites de oliva que se hayan sometido a un tratamiento de refinado y de aceites de oliva obtenidos directamente de aceitunas”.
- Aceite de Orujo de Oliva: “Aceite que contiene exclusivamente aceites procedentes del producto obtenido tras la extracción de aceite de oliva y de aceites obtenidos directamente de aceitunas” o “aceite que contiene exclusivamente aceites procedentes del tratamiento de orujo de oliva y aceites obtenidos directamente de aceitunas”.
Asimismo, la normativa exige que el etiquetado debe incluir su origen de manera obligatoria en los casos del aceite de oliva virgen extra y del aceite de oliva virgen. Para el resto de las categorías no será necesario. La procedencia debe indicar el Estado miembro, a la Unión Europea o al tercer país, tanto para aceites de oliva como para mezclas.
Sellos de calidad: DOP e IGP
En cuanto a la Denominación de Origen Protegida (DOP) y la Indicación Geográfica Protegida (IGP), “son sellos de calidad distintivos de Europa, que cuentan con la garantía y protección de la Unión Europea” y que garantizan que se han “elaborado cumpliendo los máximos estándares de calidad” y que marcan además el lugar en el que se obtienen, elaboran o envasan esos aceites, tal y como afirman desde la web de Aceitesdeolivadeespana.com.
El sello DOP identifica a aquellos aceites en los que todas las fases de la producción, es decir, el cultivo, la extracción del aceite y el envasado, se realizan en una zona geográfica determinada. Por su parte, el sello IGP solo requiere que una parte de ese ciclo tenga lugar en el territorio, en concreto el cultivo y la elaboración de los aceites, no así el envasado.
El etiquetado debe incluir, entre otras cosas, la categoría, el origen, la información nutricional y la clasificación Nutriscore
Respecto a la información nutricional, esta debe aparecer en forma de tabla y expresada por cada 100 gramos o mililitros del producto. Respetando este orden, incluirá los siguientes parámetros: valor energético, grasas totales, grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal. También debe añadir la clasificación Nutriscore, que valora la salubridad y los aportes nutricionales, y está dividida en cinco categorías por colores (verde, amarillo y rojo) y letras (A, B, C, D Y E). De forma voluntaria se añadirá el grado de acidez.
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