Esto es lo que ocurre cuando congelamos el pan: así afecta a nuestro cuerpo, según una ingeniera en alimentos
Congelar el pan es una práctica común en muchos hogares, pero ¿realmente afecta a su valor nutricional? Descubre lo que sucede con el pan cuando lo congelamos y cómo influye en nuestra salud
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Congelar el pan es una práctica común en muchos hogares, especialmente para evitar el desperdicio y prolongar su vida útil. Sin embargo, ¿realmente esta técnica ofrece beneficios para la salud? Algunas voces en el mundo de la nutrición sugieren que congelar el pan podría tener efectos positivos en su digestión. La clave está en el almidón presente en el pan y cómo cambia cuando se congela.
Según expertos en alimentación, al congelar el pan, las moléculas de almidón forman un almidón resistente a la digestión. Este proceso convierte a este almidón en una fibra dietética que no puede ser descompuesta por nuestras enzimas digestivas. En lugar de ser absorbido en el intestino delgado, este almidón resistente llega al intestino grueso, donde puede actuar como un prebiótico, alimentando las bacterias beneficiosas que allí habitan.
Además, este cambio en la estructura del almidón podría tener un impacto positivo en la microbiota intestinal, favoreciendo una mejor salud digestiva. No obstante, no es necesario que congeles todo el pan, ya que los beneficios se obtienen cuando el pan se cocina primero, luego se congela y finalmente se calienta o tuesta antes de consumirlo. Esta secuencia asegura que se mantengan las propiedades que mejoran su digestibilidad.
¿Cómo congelar el pan y aprovechar sus beneficios?
La mexicana Mariana Zapién, ingeniera en alimentos y popular influencer gastronómica, ha explicado en sus redes sociales cómo llevar a cabo este proceso correctamente. En su publicación, Zapién aclara que la forma más eficiente de congelar el pan es cortarlo en porciones del tamaño que se planea consumir. “Al congelar el pan, propiciamos la retrogradación del almidón naturalmente presente en él. Esto quiere decir que las moléculas se reorganizan y cristalizan de manera que forman un almidón resistente a la digestión”, comenta.
Al cristalizarse las moléculas del almidón se convierten en fibra dietética y logran pasar al intestino grueso y actuar como prebiótico
Zapién también subraya que este proceso no es exclusivo del pan. Alimentos ricos en almidón “como la pasta, el arroz, las papas o la avena” pueden beneficiarse igualmente de la congelación. Según la experta, estos cambios pueden tener un impacto positivo en la salud metabólica, aunque hay que tener en cuenta que congelar el pan no cambia su contenido en carbohidratos ni grasas.
Además, aclara que “no es necesario” hacer de la congelación una regla estricta, sino que se trata de una “buena estrategia para cuidar de tu microbiota, consumir más fibra y disminuir un poco el índice glucémico de estos alimentos”, como comenta en su video. Es una opción que puede formar parte de una dieta equilibrada sin necesidad de alterar por completo los hábitos alimenticios.
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Congelar el pan es una práctica común en muchos hogares, especialmente para evitar el desperdicio y prolongar su vida útil. Sin embargo, ¿realmente esta técnica ofrece beneficios para la salud? Algunas voces en el mundo de la nutrición sugieren que congelar el pan podría tener efectos positivos en su digestión. La clave está en el almidón presente en el pan y cómo cambia cuando se congela.