El trucazo para conservar el café con todo su aroma: ni nevera ni bote transparente

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Cada día, miles de personas disfrutan de una taza de café sin saber que, desde el momento en que lo guardan mal, su sabor comienza a desvanecerse. Muchos hábitos cotidianos, por inercia o desconocimiento, afectan de forma directa a la calidad del producto. Una mala conservación puede echar a perder incluso un café recién tostado.

Desde Baqué Café, firma especializada en este producto, insisten en que hay cuatro factores que lo degradan: el aire, la luz, la humedad y el calor. Por eso, aconsejan evitar soluciones habituales como la nevera o los botes de cristal, ya que ambos favorecen el contacto con alguno de esos elementos. En su lugar, recomiendan conservarlo en envases herméticos, opacos y lejos de fuentes de calor.

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J. García González

Además, no es conveniente mezclar un café nuevo con restos del anterior. Esta práctica altera el resultado final y reduce la calidad de la bebida. En el caso de quienes lo compran en grano, lo más recomendable es moler solo la cantidad necesaria justo antes de prepararlo, ya que el café molido se oxida con mucha mayor rapidez.

Otra recomendación importante es ajustar la cantidad a las necesidades reales de consumo. Comprar más café del necesario y almacenarlo durante semanas expone el producto a un proceso de degradación lento pero constante. Con unos cambios muy sencillos, es posible preservar su aroma auténtico y disfrutar de todo su potencial en cada taza.