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Asperger incómodo: ¿y si el sabio que dio nombre al síndrome fue en realidad un nazi?
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Asperger incómodo: ¿y si el sabio que dio nombre al síndrome fue en realidad un nazi?

Adelantamos a continuación algunos extractos del libro que ha conmocionado los estudios sobre el espectro autista: 'Hans Asperger, autismo y Tercer Reich' (Ned Ediciones)

Foto: Hans Asperger
Hans Asperger

"En la Heilpädagogik estábamos en estrecho contacto con niños perturbados y retrasados mentales. No se puede hacer otra cosa que reconocer el valor que tienen y quererlos. ¿Cuál es su valor? Pertenecen a una colectividad. Son indispensables para algunas tareas, pero también para el ethos de un país. Con ellos se aprende que las personas estamos comprometidas con otras personas. Es completamente inhumano (y eso se demostró con sus horrorosas consecuencias) que se constituya el concepto de «vida sin valor» y que de eso se saquen conclusiones. Y como yo nunca estuve dispuesto a sacar esas conclusiones, es decir, a notificar a la Oficina de Salud Pública a los retrasados mentales como se nos había encargado que hiciéramos, era una situación muy peligrosa para mí". (Entrevista para la ORF, radio pública austríaca, 24 de diciembre de 1974).

"Dos días antes del ingreso actuaba como una loca, hablaba de una persecución antijudía, se mostraba atemorizada en extremo, ella misma se preguntaba si estaba confundida o loca. Creyó que un conocido judío había muerto ahorcado, pero fue posible convencerla de que eso no era cierto. […] Para su edad y raza, un desarrollo sexual llamativamente atrasado". (Historial clínico de la niña Lizzy Hofbauer, 1939).

Estas palabras pertenecen a una misma persona, a Hans Asperger (1906-1980), el médico vienés conocido como el pionero de los estudios sobre el autismo, de quien se tomó el apellido para bautizar un famoso síndrome. Entre un pasaje y otro hay una inconfundible y sorprendente diferencia en el tono: en el primero, una entrevista para la radio pública austríaca de 1974, cuando su fama como médico estaba establecida, destacaba su humanidad en el trato con sus pacientes y su desacuerdo con las prácticas del nazismo. El segundo fragmento es un extracto del historial clínico de una niña judía de 12 años escrito por el mismo médico, al año siguiente de producirse la anexión de Austria al Tercer Reich: es difícil percibir en sus palabras algún rastro de empatía con la situación de la niña.

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'Asperger, autismo y Tercer Reicnh'

[Herwig Czech estudió historia en las universidades de Graz, Viena, Paris 7 y Duke (Carolina del Norte). Concluyó su doctorado en 2007 en la Universidad de Viena, con una tesis sobre la medicina en la Viena del Tercer Reich. Durante los últimos veinte años ha publicado estudios relacionados con la historia de la medicina y el nacionalsocialismo en Austria. En 1938, cinco años antes de que Leo Kanner publicara su famoso artículo sobre autismo, el pediatra austríaco Hans Asperger definió como «psicópatas autísticos» a un grupo de niños con características psíquicas distintivas. Asperger desarrolló su carrera en la Viena nazi y hacia el final de la Segunda Guerra Mundial publicó un estudio exhaustivo sobre el síndrome que descubrió. Después de su muerte, su tesis encontró reconocimiento internacional y a partir de los años 1980 su trabajo pionero fue reconocido con el epónimo «síndrome de Asperger» para dar nombre a una forma del trastorno del espectro autista de alto funcionamiento. Su nombre había entrado en la historia de la medicina teñido de connotaciones positivas. 'Hans Asperger, autismo y tercer Reich' (Ned), el libro del que aquí adelantamos su primer capítulo, ofrece una nueva visión sobre su figura]

En los años 1980 existían pocas pruebas documentales sobre la relación de Asperger con el fascismo. El conocimiento sobre los hechos de su vida y su carrera era limitado y, con el tiempo, se fue fortaleciendo un relato acerca de un Asperger como oponente activo del nazismo, que el mismo médico contribuyó a construir. En aquel momento, el hecho de que los años decisivos de la carrera de Asperger hubieran transcurrido en la Viena fascista de los años 1940 fue motivo de alguna discreta controversia que nunca llegó a tomar cuerpo: su figura quedó asociada a la de un defensor de los niños, también durante el nazismo. Es algo que no deja de ser sorprendente, puesto que su exitosa carrera en la Viena controlada por los nazis debería haber planteado de inmediato interrogantes acerca de su potencial implicación política o profesional con el nacionalsocialismo. Hasta casi nuestros días, las investigaciones sobre este tema habían tendido a pasar por alto cualquier implicación por parte de Asperger y se llegó a postular, incluso, que había adoptado una posición de resistencia activa contra el nazismo. Sin embargo, con pocas excepciones, estos juicios se basan en un limitado número de fuentes: unos pocos pasajes de las publicaciones de Asperger durante la era nazi, especialmente una conferencia de 1938 que contiene las primeras referencias a «psicópatas autísticos» y su tesis posdoctoral, además de afirmaciones posteriores a 1945 del propio Asperger o de personas cercanas a él y, sobre todo, la entrevista radiofónica autoexculpatoria que concedió en 1974 a la Radiodifusión Austríaca. Finalmente, gracias a nuestro trabajo de investigación que empezamos a partir de 2008, descubrimos y revisamos nuevos y numerosos documentos que cuestionaban seriamente importantes aspectos de su trabajo, incluyendo sus posibles vínculos con el nacionalsocialismo y las políticas homicidas de higiene racial.

Hemos evaluado y deconstruido este relato beatífico del médico vienés basándonos en una amplia gama de documentos de archivo

El principal objetivo de este libro es presentar a los lectores un examen crítico de la vida del médico, de sus posiciones políticas y de su carrera antes y durante el período nazi en Austria: una nueva lectura de la carrera de Asperger más cercana a la verdad. Hemos evaluado y deconstruido este relato beatífico del médico vienés basándonos en una amplia gama de publicaciones y documentos de archivo de esos años trágicos del fascismo previamente inexplorados —incluso los expedientes laborales de Asperger, los casos de los pacientes menores de edad escritos por Asperger y sus colegas desde 1928 a 1944, y los informes clínicos redactados por él personalmente—. Durante mucho tiempo se creyó que todos estos documentos habían sido destruidos en la Segunda Guerra Mundial pero no fue así. Hoy los tenemos a nuestra disposición y arrojan nueva luz sobre el destino de los pequeños pacientes de Asperger durante el período nazi.

El cuadro que emerge es el de un hombre que consiguió dar impulso a su carrera bajo el régimen nazi, manteniendo una actitud política e ideológica ambigua. Esto no se debió únicamente a las oportunidades que se crearon para los profesionales como Asperger tras la expulsión de los médicos judíos a partir de las turbulencias políticas tras la anexión de Austria a la Alemania nazi en 1938: Asperger consiguió adaptarse al régimen nazi y fue recompensado con oportunidades profesionales por sus afirmaciones de lealtad, se unió a diversas organizaciones afiliadas al Partido Nacionalsocialista aunque no al propio partido, legitimó públicamente las políticas de higiene racial, incluyendo las esterilizaciones forzosas y, en diversas ocasiones, cooperó activamente con el programa de «eutanasia» infantil. El lenguaje que empleó para diagnosticar a sus pacientes a menudo resultaba particularmente duro —incluso si lo comparamos con informes escritos por el equipo de Spiegelgrund, la infame institución vienesa dedicada al programa de «eutanasia» infantil—, desmintiendo la idea de que intentó proteger a los niños bajo su cuidado mejorando sus diagnósticos.

Como van a poder leer en estas páginas, a pesar de la fama internacional de Hans Asperger como uno de los pioneros en la historia del autismo, el relato de Asperger como opuesto al nacionalsocialismo y como un valiente defensor de sus pacientes frente al exterminio de personas con discapacidades mentales y otras medidas de higiene racial no se sostiene frente a los datos de la historia. Lo que de ellos emerge es un papel mucho más oscuro y problemático desempeñado por este especialista pediátrico, que hizo concesiones políticas a la ideología nazi. El uso futuro de su nombre para referirse al síndrome epónimo debería reflejar el turbio contexto de sus orígenes en la Viena del Tercer Reich.

"En la Heilpädagogik estábamos en estrecho contacto con niños perturbados y retrasados mentales. No se puede hacer otra cosa que reconocer el valor que tienen y quererlos. ¿Cuál es su valor? Pertenecen a una colectividad. Son indispensables para algunas tareas, pero también para el ethos de un país. Con ellos se aprende que las personas estamos comprometidas con otras personas. Es completamente inhumano (y eso se demostró con sus horrorosas consecuencias) que se constituya el concepto de «vida sin valor» y que de eso se saquen conclusiones. Y como yo nunca estuve dispuesto a sacar esas conclusiones, es decir, a notificar a la Oficina de Salud Pública a los retrasados mentales como se nos había encargado que hiciéramos, era una situación muy peligrosa para mí". (Entrevista para la ORF, radio pública austríaca, 24 de diciembre de 1974).

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