España sufre la mayor subida del aceite de oliva de toda Europa con coste en el máximo histórico

España está sufriendo el mayor incremento del precio del aceite de oliva de toda Europa. Pese a ser el primer productor de este bien básico en la cesta de la compra a nivel mundial, las familias españolas están experimentando encarecimientos récord. La falta de lluvia ha provocado este año una caída de la producción de entre el 40%-50%, haciendo saltar las alarmas de escasez de aceite y provocando una escalada de los precios desde hace semanas. Solo en el pasado noviembre, subió más del 25,9% en España, después de que en el mismo mes de 2021 ya aumentara otro 25,5%, según los datos publicados por Eurostat.

A diferencia de España, el aceite se encareció en Italia un 13,5%, en Francia un 15,7% y en Alemania un 13,3%. Incluso en Portugal el repunte es inferior: subió un 21,1% en noviembre. Esta diferencia se explica por el arraigo del aceite de oliva en la dieta mediterránea española, mientras que en otros países es más habitual utilizar mantequilla u otros productos sustitutivos. Es decir, por mucho que suba el precio, los españoles van a seguir comprando aceite, lo que genera nuevos incrementos del coste para intentar reducir la demanda y evitar que el producto se agote antes de que empiece la próxima campaña.

No obstante, el pasado mes no ha sido el periodo en que más ha subido de 2022. España viene liderando, de forma ininterrumpida, los incrementos del precio del aceite de oliva en Europa desde junio de 2021 hasta julio de 2022. En verano, hubo países más afectados, pero de nuevo los incrementos son más altos en España, solo superada en noviembre por Hungría, cuya inflación general está desbocada, por encima del 21%. El encarecimiento de este bien de primera necesidad ha llegado a superar el 40%, algo que sucedió en abril de este ejercicio. Y, en todo este tiempo, la demanda se ha reducido muy poco.

España lidera, de forma ininterrumpida, el incremento de precio del aceite de oliva en Europa desde junio de 2021 a julio de 2022

Esta situación se da con la cesta de la compra liderando la inflación en España, con incrementos de costes de más del 15%. El Gobierno está tratando de poner freno a la escalada de precios de los alimentos. De hecho, ya está barajando reducir el IVA de productos de primera necesidad, también del aceite, una medida que sondea llevar al Consejo de Ministros de la última semana del año. También baraja otras medidas, como ampliar cheques a los vulnerables o topar precios en los supermercados, algo que propuso la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, pero que desde el ala socialista del Gobierno descartan por ahora.

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Precio récord

Los incrementos continuados han llevado el precio del aceite a niveles nunca vistos previamente. Según el Boletín semanal de precios de aceite de oliva, que publica el Ministerio de Agricultura, los diferentes tipos de aceite han escalado ya hasta los 5,20 euros por kilo. Esto es un aumento del 61,1% de variación media de la campaña anterior y un 129% respecto a dos campañas atrás.

El aceite de oliva virgen extra en origen llegó a bajar de los dos euros por kilo y el resto de variedades se quedaron hace dos años en los 1,60 euros por kilo. Es decir, casi una tercera parte de lo que se paga ahora. Los precios actuales están ya claramente por encima de los alrededor de 4 euros por kilo que se llegaron a pagar en 2016, cuando se produjo la otra gran sequía precedente a la de este 2022.

La cuestión no es baladí desde el punto de vista inflacionario, ya que el aceite de oliva es un bien que presiona al alza el precio de otros productos alimenticios elaborados con aceite y que se venden en supermercados u otros establecimientos. También contribuye al aumento de costes en la hostelería y la restauración, un sector que señala tener márgenes escasos y acaba trasladando esas subidas al consumidor.

Récord de importación y exportación

La menor oferta —el Ministerio de Agricultura estima que se van a producir 780.000 toneladas—, unida a una demanda constante, está haciendo que los precios se disparen como nunca antes. Una opción para contener estas subidas sería dejar de exportar o hacerlo en menor medida, pero no es tan sencillo. Los vendedores nacionales ya tienen acuerdos firmados en otros países que deben cumplir, mientras que hay otra parte de la producción que se va a exportar porque no se quieren perder las relaciones comerciales de cara a los próximos años, cuando se espera que haya una producción normal.

De hecho, como reflejan Agricultura y el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, ha habido un aumento del 25% con respecto al año pasado. "Las exportaciones de alimentación, bebidas y tabaco aumentaron un 13,7% interanual por las mayores ventas de los subsectores de aceites y grasas (contribución de 0,6 puntos a la tasa de variación interanual de las exportaciones totales del 15,1%) sobre todo a Italia y, en menor medida, Portugal, Estados Unidos y Francia", señala el último Boletín de comercio exterior, correspondiente al mes de octubre y publicado esta semana. Esto es todo lo que atañe a alimentos y bebidas, porque Agricultura especifica que se ha producido una caída del 42% de lo exportado a Rusia y otro 29% menos a Portugal.

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Los datos son claros. Las exportaciones de aceite han aumentado a casi 4.000 millones de euros hasta septiembre, unas cifras no vistas nunca antes, dados los elevados precios. Hasta este ejercicio, las ventas de estos productos alimenticios al exterior estaban alrededor de los 3.000 millones de euros.

No obstante, se trata de mayores exportaciones por el aumento de precios. Según señala el último Boletín de comercio exterior de aceite de oliva que elabora el departamento liderado por Luis Planas, en toneladas, se ha exportado un 1% menos que el año pasado, aunque aún es un 5% más que la media de los últimos cuatro años. Mientras que en 2021 se exportaba por alrededor de 3,39 euros el kilo, este ejercicio se hace a casi cuatro euros el kilo.

Si no se puede dejar de exportar, otra carta que podría jugar España es aumentar las importaciones. Y ya lo está haciendo, como demuestra el incremento hasta octubre del 55%. Rozan los 630 millones de euros, cuando a estas alturas del año solían situarse algo por encima de los 400 millones de euros. No obstante, en cuanto a volumen, el crecimiento es del 17%, con lo que el fuerte crecimiento se debe también a los mayores precios pagados: de importar a 2,42 euros por kilo hace un año se ha pasado a 3,27 euros por kilo en septiembre de este ejercicio.

Importar no es tan sencillo, al menos si la intención es conseguir tanto aceite en el exterior como para hacer bajar los precios de forma notable. Solo Turquía y Grecia han vivido una campaña por encima de su media. Sin embargo, con el país otomano, al no formar parte de la UE, existe un tope a las importaciones. Más sencillo sería negociar con el territorio heleno, donde no hay límites, al estar dentro del espacio comunitario, pero hay que competir con otros países, como Italia, que está acostumbrada a salir a comprar aceite fuera de sus fronteras y tiene firmados acuerdos desde hace años.

También se ha acudido a comprar al norte de África, aunque la campaña tampoco ha sido muy prolífera en países como Túnez, Argelia o Marruecos. Aun así, la subida de los precios sí está reduciendo las ventas entre los ciudadanos de estos territorios, permitiendo acumular más aceite para exportar. Ahora bien, existe el mismo problema que con Turquía: no forman parte de la Unión Europea y hay un tope para las importaciones.

"Ese cupo, probablemente, se lo van a comer en uno o dos meses, porque es para todos los importadores de España", explicaba a El Confidencial el agricultor y consultor agrícola Daniel Trenado. Agricultura señala un fuerte crecimiento de las importaciones de Portugal. En Túnez, segundo país al que más compramos, han caído con respecto a otros años, pero siguen siendo mucho más que cualquier otro país del mundo.