La ley de eutanasia aboca al cierre el caso de Ángel Hernández por asistir a su mujer

La entrada en vigor hace varios días de la ley de la eutanasia ha provocado que la Fiscalía Provincial de Madrid retire su acusación contra Ángel Hernández, el hombre que ayudó a morir a María José Carrasco, su mujer enferma de esclerosis múltiple, y al que, por ello, se le atribuía un supuesto delito de cooperación al suicidio.

En un escrito presentado hoy ante el juzgado, el Ministerio Público aplica de forma "retroactiva" estos cambios en el Código Penal, al considerar que este caso concreto sí cumple con los requisitos que la nueva ley despenaliza y que gozan, ahora sí, de amparo legal. Así se ha pronunciado la Fiscalía tras "valorar si, en los supuestos fácticos previos a la entrada en vigor del nuevo texto legal concurrían los requisitos habilitantes para, de haber estado vigente [la ley de la eutanasia], haber activado el procedimiento de asistencia a la prestación de ayuda a morir". De esta forma, considera que la actuación de Hernández no debe tener "reproche penal" y solicitará al juez el sobreseimiento libre de la causa.

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EFE El Confidencial

"La aprobación de la ley ha supuesto el reconocimiento legal del derecho a poner fin a la vida en situaciones de padecimiento grave, crónico e imposibilitante o de enfermedad grave e incurable, pasando a proteger legalmente un derecho que antes no tenía cobertura legal", incide Fiscalía en el documento en el que retira su acusación de seis meses de cárcel —insuficientes para haber entrado, en todo caso, en prisión— contra Hernández. No obstante, el pasado octubre, los representantes del Ministerio Público ya avanzaban también que no iban a oponerse a la petición de indulto, si había condena y este se tramitaba.

Tras conocer la decisión de la Fiscalía, Hernández ha considerado "lógico" que le eximan de esa responsabilidad. En declaraciones a Europa Press, ha asegurado que, pese a todo, no le preocupaba ir a juicio, ya que nunca habría pensado "que era un delincuente". "En mi derecho a la última palabra hubiera manifestado todo lo que no he podido manifestar, exponer todo lo que hice, por qué, la situación en la que estaba mi compañera...", ha precisado.

El caso

Ángel Hernández y María José Carrasco mantenían una relación sentimental desde 1982. Seis años después, ella fue diagnosticada con esclerosis múltiple, una enfermedad degenerativa y aún incurable. Más tarde, recibió un grado elevado de invalidez que le impedía realizar, de forma autónoma, las actividades cotidianas. "Por ese motivo el Sr. Hernández solicitó una reducción de jornada laboral para atenderla —reconocía la propia Fiscalía en su escrito de octubre— y se dedicó al cuidado de su mujer".

Fue a partir de 2007 cuando Hernández comenzó a pedir "reiteradamente" a las administraciones públicas ayudas para el tratamiento de la enfermedad de su compañera. Ese mismo año, reclamó una plaza en una residencia para enfermos de esclerosis, petición denegada por la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid.

María José había manifestado de manera reiterada una "firme voluntad de poner fin a su vida"

A partir de 2014, "en pleno uso de sus facultades intelectivas y consciente de las consecuencias", la mujer exteriorizó —no solo a su marido, sino también a otras personas— su deseo de acabar con su vida. Por ello, la pareja se puso en contacto con la asociación Derecho a Morir Dignamente, la principal organización partidaria de reconocer la eutanasia en España cuando aún no estaba contemplada y de la cual recibieron asesoramiento. "A pesar del avance de la enfermedad —añadía entonces el Ministerio Público—, el nulo apoyo de las administraciones y la firme voluntad de María José de poner fin a su vida, el Sr. Hernández intentaba disuadirla o, cuando menos, retrasar el momento".

En una carta hecha pública en abril de 2019 por esta organización, Ángel volvía a reiterar que "era una constante" en su mujer "demandar ese auxilio y no habrá más remedio que proporcionarle esa ayuda para que su deseo se cumpla". Finalmente, el 3 de abril del 2019, en la casa de ambos, Ángel, "con la intención de cumplir el deseo de María José, que estaba inmovilizada en su cama", vertió pentobarbital sódico en un vaso con una pajita y se lo acercó a la boca, lo que provocaba, varios minutos después, la muerte de la enferma.