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Calle de la Ruda: más viva que nunca
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Gastronomía en madrid

Calle de la Ruda: más viva que nunca

Una cortísima calle en el centro de la capital ha pasado de ser el mercado de los pobres a tener una oferta gastronómica que nada tiene que envidiar a cualquier otra de Madrid

Foto: Restaurante Malacatín, en la calle de la Ruda.
Restaurante Malacatín, en la calle de la Ruda.

Situada entre el nacimiento del Rastro y la calle Toledo, y custodiada por el Mercado de la Cebada y la plaza de Cascorro, esta calle madrileña debe su nombre a una planta homónima, la ruda o 'Ruta Graveolens'. Se llamó así porque hasta ella llegaban las tapias de un antiguo huerto cercano de La Latina y en la parte principal de la vía se situaba un plantel de ruda. Lejos quedan ya los años en que el comercio principal de la zona vivía de vender alimentos de poca calidad. "En los comercios para pobres que ocupan casi toda la calle de la Ruda, (…) adquiría huevos chicos, rotos y viejos, puñados de garbanzos o lentejas, azúcar morena de restos de almacén…", escribía Galdós en su novela 'Misericordia', publicada en 1897. Ahora, la zona tiene vida propia y desprende alegría gracias a una oferta gastronómica variada y de calidad: un restaurante especializado en setas, otro que prepara uno de los cocidos más famosos de la ciudad, un bar de café de especialidad, una tienda de productos ecológicos, otra de cervezas artesanas... La calle de la Ruda mola, y está más viva que nunca.

El Brote

Los amantes de las setas están de celebración con la apertura de El Brote. Sí, aquel restaurante que se posicionó como referente micológico de la ciudad y que cerró en 2016 dejando el listón muy alto. Hoy, sus socios vuelven con un concepto informal y relajado, donde la máxima es trabajar con setas de calidad y lo más frescas posible. Por eso solo sirven ejemplares de temporada, garantizando que los que el cliente se va a comer en su local están recogidos el día anterior en el campo. No tienen carta y cada semana hay varias propuestas diferentes, aunque siempre disponen de trompeta de los muertos, champiñón silvestre y boletus. En esta época, la trompeta la preparan con tirabeques y berenjena asada; los boletus, salteados con manitas de cerdo deshuesadas en lingote, y los champiñones, en carpacho.

placeholder Plato de setas en El Brote.
Plato de setas en El Brote.

Un punto fuerte de la casa es que explican al cliente cómo debe comer los platos. Por ejemplo, con el de 'trufa negra con alcachofas confitadas con nabo, judías verdes blanqueadas y salsa holandesa', recomiendan oler las láminas de trufa primero y luego probar cada ingrediente por separado para apreciar los matices de sabores y texturas; al final, juntar todos en un mismo bocado. Otras buenas opciones son la 'angula de monte con yema' o el 'huevo de corral trufado'. No tienen postres ni cafés, porque quieren que sea un sitio de paso al que el cliente vaya, pruebe sus setas y continúe su camino. Y así será, porque la calidad de sus platillos compensa con creces la falta de estos servicios.

Dirección: calle de la Ruda 14. Tel 652 173 319.

Horario: de 13:30 a 16:00 y de 20:30 a 23:00 (domingos, de 12:30 a 16:30). Cierra lunes y la noche del domingo.

Precio medio: 25-30€.

Malacatín

Fundada en 1895 por Julián Díaz, esta histórica taberna regentada por la tercera generación familiar continúa trabajando con la tradición como norma gastronómica y sirviendo uno de los cocidos más afamados de la capital. El guiso es santo y seña de la casa, preparado largo, consistente y generoso, servido en tres vuelcos y elaborado con ingredientes de primera calidad cocinados según marcan los cánones. En el primer vuelco se despacha la sopa de fideos, con aceitunas y piparras en vinagre para acompañar; el segundo incluye los garbanzos de Castilla-La Mancha, el tocino de veta y el repollo al caldo de lacón, y el último, la carne, con morcilla asturiana, chorizo de León, morcillo de ternera, manitas de cerdo, gallina pelada al puchero y codillo ibérico. Pero no solo de cocido viven los feligreses de Malacatín: otros platos imprescindibles son los callos, las chuletillas de cordero o las verduras de temporada. Aun así, quien tenga el día ligero puede hacerse un hueco en la barra y optar por probar alguna tapa: huevos fritos con pisto, pringá de cocido, anchoas del Cantábrico y sartenada de setas, entre otras. La bodega incluye más de 60 etiquetas nacionales, con representación de prácticamente todas las comunidades autónomas del país.

placeholder Comedor de Malacatín.
Comedor de Malacatín.

Dirección: calle de la Ruda 5. Tel. 91 365 52 41.

Horario de cocina: de 14:00 a 16:00 y de 20:00 a 22:30. Cierra: domingos y noche de lunes y martes.

Precio medio: 30€. Precio medio barra: 20€.

Ruda Café

En La Latina hay muchas buenas opciones para tomar un café y desconectar de la marabunta de gente que invade sus calles, pero Ruda Café es la primera cafetería de especialidad que abre en la zona. El café de especialidad es aquel que obtiene 80 puntos en una escala de cero a 100, otorgados por la Specialty Coffee Association (Asociación de Cafés de Especialidad) y su equipo de catadores profesionales. El proceso de elaboración es complejo y cada eslabón de la cadena, fundamental: desde dónde se planta la semilla hasta la manera de recogerla, pasando por un tueste adecuado a manos de un buen barista. Se distingue por su excelente calidad, aroma, sabor y personalidad propia. Por eso, muchos amantes de esta bebida se han hecho clientes fijos de este rincón.

placeholder Ruda Café.
Ruda Café.

Gracias a unos simpáticos camareros que guían al cliente en su elección, se puede elegir entre varios orígenes de temporada y el método de preparación deseado ('espresso', de filtro, infusionado en frío…). Para los que sirven con leche, la utilizan fresca, sin lactosa o vegetal. Algunos son curiosos, como el 'latte arequipe', con un aderezo de dulce de leche; otros, imprescindibles, como el 'cappuccino', con un toquecito de canela o cacao. También tienen zumos naturales, yogur y tostadas de masa madre para los desayunos, además de una carta de tés y repostería casera.

Dirección: calle de la Ruda 11. Tel. 91 832 19 30.

Horario: todos los días de 8:00 a 20:00.

Precio del café: de 1,40 a 2,20€.

Slow Market

Olga y Arancha son dos amigas que comulgan con el concepto 'slow food', movimiento fundado en Italia en 1989 que promueve los productos naturales y recetas locales, además de valorar los verdaderos placeres de la vida y volver a conectar con la naturaleza. Por eso montaron esta tiendecita de productos ecológicos, con la intención de acercar a los vecinos del barrio alimentos de proximidad y naturales. En su coqueto local de La Latina se pueden comprar vinos y aceites ecológicos, sidras y licores artesanales de alambique, probióticos naturales como kombucha y demás alimentos ecosostenibles. Los golosos podrán perderse un rato entre sus chocolates puros y de kilómetro cero, o comprar alguna de las mermeladas y mieles artesanas. También tienen patés vegetales, frutos secos, una gran variedad de infusiones y, de vez en cuando, algún superalimento.

placeholder Slow Market.
Slow Market.

Además de cuidar lo que comemos, sus socias apuestan por buscar un equilibrio entre cuerpo, mente y alma a través de las reuniones de yoga, meditación y Reiki que organizan semanalmente. No solo venden artículos de alimentación: también trabajan con otros objetos que siguen la misma línea del negocio, como productos de cosmética eco-certificado o accesorios fabricados con materiales reciclados.

Dirección: calle de la Ruda 8. Tel. 91 064 75 76.

Horario: de 10:30 a 14:30 y de 17:00 a 20:30 (sábados y domingos, de 11:00 a 15:00). Cierra lunes y la tarde de sábados y de domingos.

La Tienda de la Cerveza

Los amantes del lúpulo tienen que hacer una parada obligatoria en La Tienda de la Cerveza. Puede que cuando la conozcan no quieran volver a salir de este vergel de birras artesanas nacionales e internacionales. Con más de 350 etiquetas en el catálogo, la mayoría son de producción IPA (Indian Pale Ale), una cerveza artesana de alta fermentación preparada con maltas de color claro. De etiquetas españolas hay más de 60 referencias diferentes disponibles, entre las que destacan algunas tan curiosas y difíciles de encontrar en Madrid como la vasca Laugar Punkarra —calificada como una IPA de temporada— o la catalana Pirata Viakrucis, de estilo americano. Pero esto es solo la aguja del pajar. Las botellas vienen de todas las partes del globo: América, Bélgica, Alemania, Dinamarca, Austria, Escocia, Noruega, Canadá... Si hay que elegir una joya de la corona, quizá sea la sección 'vintage', que incluye auténticas maravillas como la Westvleteren, una belga producida históricamente en los monasterios trapenses y elaborada actualmente en pequeñas cantidades semanales, que alcanza los 50 euros la botella de 33cl. También se puede comprar material para fabricar tu propia cerveza en casa y formar parte de los eventos que suelen organizar sus propietarios, como catas y talleres de elaboración casera.

placeholder La Tienda de la Cerveza, con más de 350 referencias.
La Tienda de la Cerveza, con más de 350 referencias.

Dirección: calle de la Ruda 12. Teléfono: 91 014 83 39.

Horario: de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 21:00 (domingos, de 11:00 a 15:30). Cierra la tarde del domingo.

Situada entre el nacimiento del Rastro y la calle Toledo, y custodiada por el Mercado de la Cebada y la plaza de Cascorro, esta calle madrileña debe su nombre a una planta homónima, la ruda o 'Ruta Graveolens'. Se llamó así porque hasta ella llegaban las tapias de un antiguo huerto cercano de La Latina y en la parte principal de la vía se situaba un plantel de ruda. Lejos quedan ya los años en que el comercio principal de la zona vivía de vender alimentos de poca calidad. "En los comercios para pobres que ocupan casi toda la calle de la Ruda, (…) adquiría huevos chicos, rotos y viejos, puñados de garbanzos o lentejas, azúcar morena de restos de almacén…", escribía Galdós en su novela 'Misericordia', publicada en 1897. Ahora, la zona tiene vida propia y desprende alegría gracias a una oferta gastronómica variada y de calidad: un restaurante especializado en setas, otro que prepara uno de los cocidos más famosos de la ciudad, un bar de café de especialidad, una tienda de productos ecológicos, otra de cervezas artesanas... La calle de la Ruda mola, y está más viva que nunca.

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