¡Comensales al tren! Guía para comer en un vagón de ferrocarril
Varios restaurantes aprovechan el aroma romántico de este medio de transporte para ofrecer una experiencia gastronómica con un encanto especial
Hubo una época en la que viajar en tren tenía ese aroma romántico tan propio de otros tiempos en los que el placer del camino radicaba precisamente en eso, en el camino. Viajar en tren era una aventura atractiva en la que el particular traqueteo de los vagones sobre la vía, el genuino sonido de las locomotoras alimentadas por la figura del fogonero, las relaciones humanas que se establecían entre los pasajeros, los bucólicos y cambiantes paisajes que se mostraban imponentes ante sus ojos durante el camino y la excitante expectativa de llegar a un destino nuevo o de vivir un esperado reencuentro con familiares y amigos convertían esta experiencia en una de las más añoradas del siglo pasado.
Lejos quedan esos tiempos de grandes viajes sobre raíles, aunque todavía queda en España alguna oportunidad de revivir aquella forma de vida. Varios bares y restaurantes que apuestan por eso de 'cualquier tiempo pasado fue mejor' han decidido reconvertir sus comedores en auténticos vagones de tren. Algunos son recreaciones y otros, auténticos coches que pertenecían a trenes reales. Aquí, algunos de los más espectaculares y populares de España.
MADRID
El Museo del Ferrocarril
Como no podía ser de otra manera, el Museo del Ferrocarril de Madrid tiene su propio restaurante-vagón de tren, Gastrorail. Se ubica en el andén central del Museo y lo forman dos coches históricos de la Compañía Internacional Wagon Lits —impulsora del Orient Express— que prestaron servicio en distintas rutas ferroviarias de España y Europa. Con un interiorismo art decó que rezuma elegancia en ambos espacios, el lujo se traslada a cualquier detalle, desde la mantelería y la vajilla de porcelana blanca hasta la autenticidad de la decoración, con antiguos maletones apilados en la entrada y algún que otro detallito que transporta al cliente a otra época, como el uniforme que visten sus camareros. Además, el andén también se ha adaptado para la ocasión con una pequeña terraza de mesitas, sillas y farolas de lo más acogedora.
Así, en este ambiente algo pomposo pero romántico a más no poder, se sirve una propuesta gastronómica diseñada por Vilaplana Catering. Esta varía según la época del año, pero mantiene la premisa de apostar por una cocina que combina tradición y nuevas tendencias. Actualmente, el menú incluye platillos para compartir, como la burrata de búfala con hierbabuena, nieve de Mahón y emulsión de aceite de oliva virgen extra o las anchoas de Santoña; principales más contundentes, como la suprema de pintada con salsa de trufa o la lubina con risotto de cereales y chipirones en tinta con lechuga de mar y algún guiso más tradicional y contundente, como los callos 'del fogonero'.
Dirección: Paseo de las Delicias 61. Tel 902 22 88 22.
Precio medio: De 40 a 50 €.
El Vagón de Beni
Benito Celestino es un romántico. Al menos eso deja caer su sueño cumplido de tener un restaurante en un vagón de tren. Y es que los pasos llevados a cabo desde 1989 para conseguir montar su vagón-restaurante no fueron precisamente sencillos, pero su pasión por los grandes viajes ferroviarios del pasado le llevaron a persistir en su intento. En 1989 adquirió un furgón de madera de 1931 que compró en los desguaces de Renfe. Durante cinco años trabajó duró para dar vida a ese convoy y, tras la previa y costosa tarea de trasladar un vagón de 35.000 kg hasta Hoyo de Manzanares, localidad de la Sierra de Madrid en la que se ubica, en 1994 comienza la andadura de su particular restaurante. La cosa no quedó ahí y años más tarde compró otro vagón de tren que data de 1980 procedente de una finca de Majadahonda, al que ahora llaman El Vagón Pequeño. Pero Beni quería más y también remodeló la terraza anexa a sus dos tesoros, con intención de conseguir un ambiente más auténtico e intentar trasladar a sus clientes a una estación escondida en la sierra de Madrid. Y lo consiguió.
Este enamorado de los trenes creó de la nada una cuca estación de tren ficticia donde las cosas del comer están a la altura del ambiente, elegante y sofisticado. Con una carta repleta de recetas tradicionales actualizadas y diseñadas a partir de la temporada, algunos de los platos más emblemáticos son el lomo de bacalao confitado con hummus de garbanzos y salsa de callos a la madrileña y el atún rojo con romescu, tomatitos y minipuerros. Pero la Sierra obliga, así que las piezas de carne y los asados son otro de sus principales reclamos: no se vaya sin probar la paletilla de cordero lechal a baja temperatura con parmentier de queso de cabra, espinacas y su jugo al tomillo.
Dirección: Calle San Macario 6 (Hoyo de Manzanares). Tel 91 856 68 12.
Precio medio: 45 €.
The Passenger
Para muchos de los visitantes de este garito ferroviario sus instalaciones recuerdan al mítico Orient Express. Y aunque quizá la comparación sea algo osada, lo cierto es que su planta superior recrea con mucho acierto un elegante vagón de tren de principios del siglo XX, con paredes de madera oscura, cómodos asientos de cuero y amplios ventanales simulados por tres pantallas sincronizadas sobre las que se proyectan imágenes grabadas por trenes reales en movimiento. Así, tomar una cerveza o una copa en The Passenger mientras se observan paisajes urbanos y naturales de países como Rusia o Japón es una realidad.
No tiene comida, por lo que la carta de bebidas es la jefa absoluta del viaje. Desde algún vinito y una sección breve de buenas cervezas, la copa se llena con etiquetas de primera calidad. Sus dueños apuestan por incluir whiskies de renombre (Caol ila, Macallans o Benromachs), rones de calidad (Plantation o Diplomático), mezcales (Los Danzantes y Alipús) y alguno de sus tequilas favoritos (Don Julio y Corralejo). La música ambiente varía en función del momento del día, con notas más tranquilas a medio día y un ritmo más acelerado al anochecer.
Dirección: Calle Pez 16. Tel 91 169 49 76.
Precio combinados: De 7 a 15 €.
GRANADA
Al-Ándalus Expreso
El tren Al Ándalus Expreso fue construido a petición de la monarquía británica en 1929 para trasladarse desde el norte de Francia hasta la Costa Azul en la época estival, prestando este servicio hasta 1939. Dos años más tarde, en 1941 fue adquirido por Renfe para prestar servicios de largo recorrido por todo el territorio nacional hasta 1982, año en que se constituyó la empresa Al Ándalus Expreso. Desde entonces, se trata de un hotel-tren de lujo que actualmente se encuentra en funcionamiento y figura entre los de máximo lujo a nivel mundial. Hasta aquí su maravillosa historia, imprescindible para comprender la autenticidad que invade cada uno de sus rincones y la inevitable sensación de transportarse a los grandes viajes ferroviarios del pasado.
Actualmente recorre Andalucía durante cinco días y cuatro noches, visitando las estaciones de Sevilla, Córdoba, Granada y Bobadilla. Su composición está formada por catorce coches a los que se han asignado nombres de ciudades y monumentos andaluces, con capacidad para unos 74 viajeros. El vagón-restaurante responde al nombre de Gibralfaro y está revestido en madera nogal con molduras macizas y marquetería francesa, siendo necesario el trabajo de un experto ebanista durante 8 meses. La decoración se inspira en la Belle Époque, cuna del charlestón y del glamour europeo; y para comer, la propuesta se basa, en general, en platos típicos andaluces, como el remojón granadino, las habitas con jamón o el flamenquín cordobés. También ofrece otros platos más contundentes, como el bacalao gratinado, el milhojas de secreto ibérico o la carrillada de ternera estofada.
Dirección: Carretera de La Malahá, 5,5. Tel 95 858 26 65.
Precio medio: 25 €.
SEGOVIA
La Postal
La magia que desprende Segovia, con su imponente acueducto y su magnético Alcázar como principales reclamos, es abrumadora. Si ya de por sí la ciudad es de cuento (recordemos que la factoría Disney se inspiró en el Alcázar para dar vida al castillo de Blancanieves), a ello hay que sumarle que cuenta con La Postal, un restaurante ubicado en el barrio de Zamarramala y que cuenta con un auténtico vagón de tren antiguo restaurado que ofrece unas vistas panorámicas de la villa que tiran para atrás, además de su inmenso comedor con capacidad para 200 personas. Comer en su vagón restaurado de los años 50 es un placer, por no hablar del magnetismo que produce saber que está inspirado en los innumerables viajes que realizó Antonio Machado a Madrid para visitar a su amada Pilar Valderrama, popularmente conocida como Guiomar. El famoso escritor da nombre al carruaje ya que, según cuentan los lugareños, aprovechó este trayecto para escribir parte de su obra.
Así, con una vista única de Segovia, el comensal podrá disfrutar de una cocina tradicional de la zona basada en platos típicos, como el cochinillo o el cordero asados en horno de leña o los judiones de La Granja con matanza y la imprescindible sopa de ajos. Pero también hay alguna referencia más vanguardista, gracias a su nuevo chef Joni Barroso, quien se formó en varios restaurantes con estrella Michelin como Echaurren, en La Rioja o Montia, en Madrid. Algunas de sus novedosas propuestas son el huevo a baja temperatura con brandada de bacalao y alcachofa crujiente; el bacalao gratinado con alioli de ajo negro y crema de piquillos y el capón en pepitoria con cigalas y boniato.
Dirección: Calle Sacramento 22. Tel 92 112 03 29.
Precio medio: 35-40 €.
BURGOS
El Vagón
En un auténtico vagón suizo de 1946 y situado en unas vías específicamente construidas para él, se aloja este restaurante burgués que apuesta por una gastronomía fundamentada en recetas de Castilla y León y del País Vasco. Pertenece al hotel Ciudad de Miranda y su decoración evoca a un coche de época, con todos los engranajes originales incluidos en su interior y seis mesitas de cuatro comensales cada una ideales para una cena romántica. Solo abre para la época estival por lo que se puede ir hasta finales de septiembre o hasta que el tiempo aguante.
Su cocina bebe de recetas tradicionales de la zona pero con un toque de modernidad. No faltan platos como el cordero asado en horno de leña o la merluza langostada, con salsa de marisco y huevo cocido; aunque la casa recomienda con cierto interés los platos más pensados para compartir, como la ensaladilla rusa o los espárragos de Navarra. Otros títulos interesantes son los langostinos a la plancha y el pulpo a las brasas con patata rota. Además, ofrece un menú degustación por 41 € que incluye siete pases. Este contiene propuestas curiosas como el crocanti de trufa y panceta ahumada con hongos y crema de apionabo o la galleta de quicos con foie, pollo y especias.
Dirección: Calle Estación 80. Tel 94 737 70 07.
Precio medio: 35 €.
MURCIA
El Patio IV
Tras el éxito de los restaurantes El Patio I y El Patio II en la playa de Los Alcázares, en el verano del año 1999 se abrió el cuarto Patio (no pregunten por el tercero porque nunca existió). El local se divide en zona de barra, ideal para desayunar, tapear o comer; un comedor con unas grandes cristaleras que conectan con la terraza al aire libre y Los Vagones, un espacio formado por dos coches de mercancías antiguos rehabilitados para la ocasión.
Con una decoración sencillita que recuerda a otras épocas más austeras, en sus mesitas se puede disfrutar de una gran variedad de tapas murcianas y de la especialidad de la casa, la paella a la leña de sarmiento. Buenos vinos de Jumilla, Rioja y Ribera del Duero.
Dirección: Isla Tabarca s/n. Tel 96 858 22 71.
Precio medio: 27 €.
JAÉN
La Cantina de la Estación
El matrimonio formado por Montse de la Torre y Antonio Cristonfani es originario de Linares Baeza, localidad por donde pasaba antiguamente el tren Al-Ándalus Expreso. Al hacer su entrada en la estación, tiempo atrás, esta pareja se quedaba fascinada por la imponente figura del convoy y, desde entones, tuvieron en mente el sueño de replicar aquella imagen en su restaurante jienense. El local se divide en tres espacios, con una zona de barra al principio que simula la silueta de una locomotora y donde se puede empezar tomando un aperitivo, para pasar a una zona más informal de mesitas bajas donde compartir unas tapas con los amigos.
Para finalizar, al fondo del pasillo se encuentra el comedor, un espacio que recrea uno de los vagones de tren del Al-Ándalus, construido en madera y con todo tipo de detalles realistas que transportan al pasajero al mítico ferrocarril español. Para comer, platos y raciones típicas de Úbeda y un menú gastronómico más actualizado que va de los 36 a los 42 €.
Dirección: Cuesta Rodadera 1 (Úbeda). Tel 687 777 230.
Precio medio: 35 €.
Hubo una época en la que viajar en tren tenía ese aroma romántico tan propio de otros tiempos en los que el placer del camino radicaba precisamente en eso, en el camino. Viajar en tren era una aventura atractiva en la que el particular traqueteo de los vagones sobre la vía, el genuino sonido de las locomotoras alimentadas por la figura del fogonero, las relaciones humanas que se establecían entre los pasajeros, los bucólicos y cambiantes paisajes que se mostraban imponentes ante sus ojos durante el camino y la excitante expectativa de llegar a un destino nuevo o de vivir un esperado reencuentro con familiares y amigos convertían esta experiencia en una de las más añoradas del siglo pasado.
- Calle de la Ruda: más viva que nunca Laura Bolea
- Cuatro restaurantes donde comer rico en un centro comercial Laura Bolea
- Mercado de la Paz, ayer y hoy Laura Bolea