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Cómo evitar un susto en la cuenta del restaurante
  1. Gastronomía y cocina
DERECHOS DEL CONSUMIDOR

Cómo evitar un susto en la cuenta del restaurante

El temido momento del sablazo después de una comida o una cena se puede evitar. La ley exige que se indique el precio de cada ración, IVA incluido. Cuidado con los platos fuera de carta

Foto: Revisar el ticket. (iStock)
Revisar el ticket. (iStock)

Hora de pedir la cuenta. Lo primero, mirarla y comprobar que lo que se ha incluido es realmente lo que se ha pedido. Parece una obviedad, pero es sorprendente la cantidad de veces que simplemente hacemos la división, si somos varios, o pedimos el datáfono sin más y pagamos sin mirar el desglose. El primer error. No porque necesariamente quieran engañarnos, sino porque puede haberse cometido un fallo sin intención.

En principio, lo normal es que no haya sorpresas, ya que cuando elegimos, en la carta están los precios. ¿Debe estar incluido el IVA? Sí. ¿Nos pueden cobrar el cubierto? No. Ningún restaurante puede pretender que nos comamos sus recetas con las manos. El pan, si está indicado en la carta con su precio, sí se puede cobrar. En España, además, la propina no es obligatoria, por lo que no puede haber un cargo extra. Fin de la historia. Con todo, hay veces que nos puede sorprender el temido sablazo.

El mayor riesgo de que nos cobren algo que no esperamos es cuando está fuera de carta y al sugerirlo el chef no preguntemos

La principal razón para que esto ocurra es cuando pedimos platos fuera de carta sugeridos por el chef o el jefe de sala. Si están en la carta, la legislación establece que tiene que incluir el precio. La célebre leyenda S. M. (según mercado) en lugar del precio -es decir, que no esté indicado- está prohibida. No se puede incluir en un menú un plato sin su precio correspondiente. Lo explicita la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios en las modificaciones de diciembre de 2006 y noviembre de 2007.

Precios de carta con IVA incluido

En la primera queda claro que se debe incluir el precio final junto a los impuestos. Por tanto no hay cabida a una leyenda arbitaria -según mercado-, que desprotege al consumidor si le coge desprevenido: "La información sobre el precio completo, incluidos los impuestos, o presupuesto, en su caso. En toda información al consumidor sobre el precio de los bienes o servicios, incluida la publicidad, se informará del precio final completo".

Si aún así esto ocurre, lo que debemos hacer antes de pedir es preguntar por el coste total de la ración que nos van a servir, ya que el cálculo en kilos o gramos puede ser, además de un momento embarazoso, una cuestión que despachemos rápido, sin haberlo calculado bien.

Hace unos años se incendiaron las redes con la cuenta de un chiringuito en Formentera por un precio abusivo

Es la situación que genera más disgustos. Hace unos años la cuenta de un chiringuito en la exclusiva isla de Formentera en las Baleares incendió las redes y acabó en todos los medios: 337 euros por una comida que no debía costar aparentemente tanto.

Salvajes incontrolados

En el otro extremo, también hace unos años, una cuenta de 20 euros por una ración de gamba roja de Garrucha en Almería desató una batalla campal: los clientes la emprendieron a golpes con los dueños que sufrieron lesiones de gravedad. Un caso aislado de unos salvajes, ya que en esa ocasión estaba indicado en la carta.

Para estar seguros del resultado de la cuenta hay dos variables indispensables, como informan a Alimente desde la Asociación Madrileña de Empresas de Restauración: "Hay que saber lo que se pide. Cuando es un producto de temporada, como puedan ser las setas, por ejemplo, y no están en una carta confeccionada con los productos normales del establecimiento". Son casos en los que al no estar en la carta es importante que se pregunte el precio final de la ración.

La ley también exige que se informe de cualquier recargo en el precio como un suplemento por una mesa en la terraza

Otra situación es cuando productos que han entrado ese día se vendan hábilmente por parte de los dueños, sin que por ello exista ningún fraude: la cuestión no es que su precio sea ajustado o desorbitado, sino que se sepa de antemano cuánto va a costar. Lo recoge expresamente la modificación de 2007: "En el resto de los casos en que, debido a la naturaleza del bien o servicio, no pueda fijarse con exactitud el precio en la oferta comercial, deberá informarse sobre la base de cálculo que permita al consumidor o usuario comprobar el precio".

No basta con expresar el precio por kilo o gramos, sino el que se va a servir en el plato, además de cualquier otro suplemento, como pueda ser el caso de un mayor precio por estar en la terraza o cualquier otro incremento que quiera incluir el local: tiene derecho a cobrar, pero debe informarlo siempre previamente.

Hora de pedir la cuenta. Lo primero, mirarla y comprobar que lo que se ha incluido es realmente lo que se ha pedido. Parece una obviedad, pero es sorprendente la cantidad de veces que simplemente hacemos la división, si somos varios, o pedimos el datáfono sin más y pagamos sin mirar el desglose. El primer error. No porque necesariamente quieran engañarnos, sino porque puede haberse cometido un fallo sin intención.

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