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¿Tortilla de España? Así se cocina este plato en el resto del mundo
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¿Tortilla de España? Así se cocina este plato en el resto del mundo

Se tiende a considerar un producto puramente español. Sin embargo, son muchos los países que también incluyen este plato en su recetario tradicional como Japón, Alemania o Guatemala

Foto: Foto: iStock.
Foto: iStock.

La paella, el pulpo a la gallega, el cocido, el gazpacho, la fabada y, por supuesto, el jamón serrano. Estos son solo algunos de los platos que componen el tradicional recetario español, aplaudido en todo el mundo gracias a su variedad y a su sabor inconfundible. Sin embargo, existe un miembro de este exclusivo grupo que no merece del todo su posición. Hablamos de la tortilla de patatas. Son muchos los países a lo largo y ancho del globo que incluyen este delicioso manjar en su memoria gastronómica. De hecho, su origen se remonta a la reconquista de Perú, en el año 1514, época en la que los aztecas preparaban y vendían su propia tortilla de huevo en los mercados de Tenochtitlán. ¿Cómo ha evolucionado desde entonces?

Reina en Europa

Además de triunfar en España, la tortilla se ha convertido en un plato indispensable de la cultura europea. No hace falta irse muy lejos para comprobarlo, ¿quién no ha probado nunca la tortilla francesa? En este caso, la patata desaparece para ceder todo el protagonismo al otro ingrediente estrella, el huevo. Una simplicidad que se remonta, ni más ni menos, hasta el primer y más extenso de los imperios persas y que actúa como predecesora de la actual kuku sabzi, la tortilla de hierbas típica de la cocina iraní. Unas raíces de las que apenas queda constancia, ni siquiera en el nombre, ya que se trata de una invención de los españoles ante la escasez de patatas durante el asedio francés en 1810.

placeholder Frittata italiana. (iStock)
Frittata italiana. (iStock)

Muy cerca de allí, en Italia, elaboran la famosa frittata. A diferencia de la receta gala, su principal inspiración, el huevo está acompañado por otros ingredientes como la carne, el queso, los vegetales o las setas. Además, no solo se prepara en la sartén, el toque de gracia tiene lugar en el horno que le aporta un aspecto tostado y mucho más suculento. La forma tradicional, es decir, la 'frittata di cipolle', incluye pimiento, cebolla, queso y aceite de oliva. Sin embargo, con el paso del tiempo, las nuevas generaciones han creado sus propias versiones como la 'frittata di maccheroni', que se elabora con restos de platos de pasta.

Su origen se remonta a la reconquista de Perú, en el año 1514, época en la que los aztecas vendían su propia tortilla de huevo

Otra variedad muy popular entre los comensales es la suiza, más conocida como rösti. Su apariencia es muy similar a la tortilla española, aunque esta no lleva huevo y forma parte del desayuno. Las patatas deben estar totalmente crudas y, en vez de aceite de oliva, las mezclan con algunas grasas de origen vegetal. También destaca por la cantidad de ingredientes adicionales, entre los que destacan la panceta, las hierbas frescas o la manzana. En este aspecto, el rösti se parece mucho a la tortilla chilena, a la que se le añade desde marisco y longaniza hasta coliflor o maíz desgranado. Todo depende del gusto del consumidor.

La versión asiática

placeholder Tortilla japonesa. (iStock)
Tortilla japonesa. (iStock)

Tras el éxito cosechado en Europa, la tortilla también ha conseguido adentrarse en una cultura tan arraigada como la asiática. En China, por ejemplo, prefieren la tortilla de ostras o gambas, hecha a base de huevos, guindillas y salsa picante que recibe el nombre de fu yong. Mientras que en Japón tienen el célebre tamagoyaki, un plato compuesto de finas láminas de tortilla, al estilo francés, preparado en una sartén rectangular. Al igual que en otros países, este tiene múltiples versiones como el omuraisu o el omu-soba, que es cuando la tortilla va rellena de arroz o yakisoba, respectivamente. Aprovechando dichas raíces, la gastronomía chino-estadounidense ha creado también la tortilla foo yung, cuya receta incluye huevos batidos, verduras, trozos de jamón picados y alguna salsa.

Western omelette

Con este nombre la tortilla convencional busca su sitio en las cocinas norteamericanas. Las patatas forman parte del plato, pero como acompañamiento. Su lugar lo ocupan otros ingredientes como la salsa de tomate picante, el jamón, los pimientos verdes, la cebolla o el queso. En el mismo continente, pero a kilómetros de distancia, la tortilla sigue llamándose omelette, no importa si estamos en Argentina, Uruguay, Chile, México o Venezuela. Cada país tiene su propia versión, que refleja a la perfección su cultura.

placeholder Tortilla de tomates y queso. (iStock)
Tortilla de tomates y queso. (iStock)

Por ejemplo, en tierras mexicanas, la tortilla no puede ser más explosiva. Entre sus componentes destacan los chícharos, los champiñones, el queso Oaxaca, la cebolla roja, la naranja agria y, por supuesto, el chile habanero. En Guatemala existe la variedad omelette casero, rellena de queso, hongos, orégano, tomate, jamón, cayena o guindilla. Mientras que en Argentina adquiere un nuevo aspecto, muy similar al de los canelones italianos. No obstante, la auténtica innovación llega desde los países caribeños, donde el plátano sustituye a la patata. Una fruta muy popular en aquellos lares que, al parecer, combina a la perfección con otros alimentos como el chorizo, el tocino o el maíz.

La paella, el pulpo a la gallega, el cocido, el gazpacho, la fabada y, por supuesto, el jamón serrano. Estos son solo algunos de los platos que componen el tradicional recetario español, aplaudido en todo el mundo gracias a su variedad y a su sabor inconfundible. Sin embargo, existe un miembro de este exclusivo grupo que no merece del todo su posición. Hablamos de la tortilla de patatas. Son muchos los países a lo largo y ancho del globo que incluyen este delicioso manjar en su memoria gastronómica. De hecho, su origen se remonta a la reconquista de Perú, en el año 1514, época en la que los aztecas preparaban y vendían su propia tortilla de huevo en los mercados de Tenochtitlán. ¿Cómo ha evolucionado desde entonces?

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