Las Redes: dónde comer mejor en San Vicente de la Barquera

San Vicente de la Barquera es una pequeña localidad de apenas 5.000 habitantes bañada por las aguas de la cornisa cantábrica. Se encuentra situada en un enclave turístico envidiable, en pleno parque natural de Oyambre, muy cerca de Comillas y Santillana del Mar en dirección a Santander o de la maravillosa villa asturiana de Llanes. La ría, sus puentes, el castillo y, al fondo, los majestuosos Picos de Europa convierten este lugar en uno de los pueblos más bonitos de España.

En este municipio del Cantábrico, tan visitado en los meses de verano, cualquiera puede perderse entre tanta oferta gastronómica. No menos de 50 restaurantes compiten por llamar la atención de sus visitantes. Todos enseñan sus cartas, mostrando sabrosos pescados y exquisitos mariscos. Todos resultan tentadores, de forma que, para los miles de turistas que en esta época frecuentan la zona, no es fácil elegir el adecuado. Pero, sin ninguna duda, en los últimos años ha surgido una alternativa que destaca con fuerza sobre todas las demás: Las Redes.

En Las Redes, la oferta es tan amplia y variada como permita la mar. Y la calidad está garantizada

Allí encontramos a Susana y José Antonio, un matrimonio que ha sabido aprovechar los duros años de la crisis para convertir este lugar en la mejor mesa de la zona. Esta pareja, junto a sus hermanos Pedro, el especialista en vinos, y Marian, al frente de la sala, han hecho de su “casa de comidas” un lugar obligado para los amantes del buen comer.

Materia prima, “productazo”, en palabras de José Antonio, motor de la casa. Eso es todo. Los pescados de la zona, del día, tratados con maestría, generalmente al horno, con un toque de brasa. Guisos exquisitos preparados por Susana, hija de Toti, quien durante muchos años regentó El Barqueño y a quien debe la pasión por los fogones. Obligatorio el arroz con almejas, los chipirones a la brasa, los callos de bacalao y la ensaladilla rusa.

Se da por hecho que en un sitio como San Vicente vamos a degustar en cualquier lugar los mejores pescados, pero no siempre es así. En las Redes, sin embargo, ningún comensal saldrá insatisfecho. La oferta es tan amplia y variada como permita la mar. Y la calidad está garantizada. No en vano, la aspiración de sus artífices es ganarse la confianza de su abundante clientela hasta el extremo de que sea el chef quien elija por nosotros.

Rodaballo, lubina, merluza, rey, San Martín, jargo, cabracho, pescados descargados en la lonja del puerto cada día. No les falta la carne espectacular de la zona que vio nacer a José Antonio: las fértiles tierras vecinas de Ucieda de Cabuérniga donde pastan las vacas y en cuyo lugar su madre regentaba el Mesón El Cazador y en el que creció su pasión por la cocina.

Pero entre carne y pescado, además de nécoras, percebes o centollos en temporada, las almejas o las ostras hacen las delicias de los comensales. Y qué decir de los boquerones marinados, el tartar de atún o de bonito, los escabeches, las rabas y los chipirones a la plancha con un toque de alioli simplemente sensacional.

Pero si hay algo exquisito en esta sencilla casa de San Vicente de la Barquera, algo que no puede faltar en ningun buen restaurante que se precie, es una buena carta de postres. Las recetas centenarias que Susana ha sabido adaptar a nuestro tiempo son excepcionales. La tarta de queso raya la perfección, y la de chocolate y el helado de galleta tres cuartos de lo mismo, sin olvidar el tiramisú.

Susana y José Antonio, tanto monta monta tanto, han conseguido crear un ambiente cálido, acogedor, familiar, sencillo. Un lugar del que nadie saldrá decepcionado. Es el típico restaurante del que te despides muy satisfecho por haber acertado entre tantas opciones tan dispares.

Este grupo familiar solo aspira a preservar el buen ambiente, la relación cordial que les une, mantener su unidad, servir cada vez mejor a sus clientes y transmitirles su felicidad. Ese es su principal afán. “Aquí no hay parafernalia, buscamos el mejor sabor con sencillez, materia prima y punto de cocción. Aparecer en el Club de Calidad nos ayudó mucho a superar estos duros años de atrás”, comenta José Antonio con humildad y agradecimiento.

Y el broche de oro lo pone Pedro, a quien no le gusta que le identifiquen con el clásico protocolo y perfil de sommelier, es un apasionado de la materia y sibarita de los blancos atlánticos. Ha reunido más de 300 referencias de caldos destacados, difíciles de encontrar en varios kilómetros a la redonda. Desde un oloroso de Jerez de 1975 -dice orgulloso- hasta un borgoña Ganevart de Jura de Francia o un Leflaive“.

Recorre España y Francia, dice, “buscando los vinos de trago largo que inviten a beber, tintos franceses de diferentes regiones”. Es un apasionado que, tras su timidez, oculta un conocimiento profundo sobre la viticultura y la gastronomía, lector incansable cuyo reto “es hacer de Las Redes el templo del producto de cercanía, intentar cada día dar lo mejor para comer sano, que es lo que la gente quiere”.